La presidenta de Brasil suma un nuevo tropiezo. El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ha aceptado una de las 18 peticiones de "impeachment" presentadas contra Dilma Rousseff.
La solicitud parte de las cuentas presentadas por su Gobierno para 2014. Según el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), los balances ‘pecaban’ de haber sido maquillados. Por lo tanto, el organismo decidió no aceptarlas, algo que sólo ha pasado dos veces en los 80 años de historia del TCU.
Según el Tribunal, las irregularidades afectarían a unos 1.000 millones de euros. Para intentar salir del paso, el ministro Augusto Nardes has señalado que "los actos fueron practicados para evidenciar una situación fiscal incompatible con la realidad" ya que en 2014 se vivió un "desgobierno fiscal".
De esta forma, la presidenta habría cometido un "delito de responsabilidad", lo que podría derivar en su destitución, algo que la oposición y gran parte de los ciudadanos brasileños piden desde hace tiempo por la situación económica y social que vive el país.
Cuenta atrás
A partir de ahora, la comisión tendrá que dilucidar si la presidenta sigue o no en el cargo. Para que no continue con su mandato dos tercios del Parlamento deberían votar a favor.
El proceso está enturbiado porque Cunha se ha visto salpicado por la trama de corrupción que se descubrió en Petrobras. En concreto, hace poco saltaba a la luz que tiene varias cuentas en el extranjero nutridas por los sobornos de la petrolera. Además, no es la primera ocasión en que maniobra en contra de la presidenta.
Profunda recesión
Rousseff también debe hacer frente a la mala situación económica del país. Este martes se conocía que la recesión se agrava ya que el PIB se contrajo un 1,7% durante el tercer trimestre del año.
Los últimos datos que se han conocido indican que la economía del país se contrajo un 1,7% entre julio y septiembre de 2015, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
hemeroteca