A bordo del vuelo del A321 siniestrado explotó una bomba de potencia equivalente a un kilo de TNT, ha anunciado los servicios de seguridad rusos. El siniestro sucedió el pasado 31 de octubre. Fallecieron 234 personas en su mayoría ciudadanos rusos. El Estado Islámico, al día siguiente, dijo que había derribado la aeronave. Las autoridades rusas desde el primer día se resistían a admitir que podía haber sido un atentado terrorista.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho que "cualquier persona que intente ayudar a los criminales debe ser consciente de que las consecuencias recaerán enteramente sobre sus hombros", recalcó el presidente ruso.
Putin ha ordenado además intensificar la operación antiterrorista llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Rusia en el territorio sirio, informa TASS, la agencia rusa de noticias.
El presidente ruso reclamó en la reunión del G-20 una coalición internacional para atacar al Estado Islámico en Siria. Y además acusó a algunos de los miembros de financiar a los yihadistas. Rusia es uno de los principales actores en Siria e Irak defendiendo al régimen de Bashar Al Asad.
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