Hace escasos días, las autoridades chinas dieron a conocer la actualización de los datos del Consejo Nacional de Deuda, un informe que ha mostrado como la deuda de los gobiernos regionales y locales creció en más de un tercio entre junio de 2013 y finales de 2014. Así, ha pasado de ser 17,9 billones de yuanes a situarse en los 24 billones (3,7 billones de dólares). Cifra que supone un 38% del PIB.
La agencia de calificación crediticia se muestra preocupada principalmente porque deja a las distintas regiones "más expuestas a la desaceleración de la economía y al debilitamiento de los ingresos, en un contexto de caída en la venta de tierras".
Entre enero y julio de 2015, la ralentización del PIB en el gigante asiático redujo el crecimiento de los ingresos presupuestarios de los gobiernos locales y regionales al 9%, desde el 11% del mismo periodo del año pasado.
"Siete provincias experimentaron una caída de los ingresos, 18 vieron como se incrementaban a tasas de un sólo dígito y solo seis lograron aumentos de dos dígitos", destaca la firma. Y añade que, las ventas de tierra cayeron un 38% en los siete primeros meses del año, frente al 3% del mismo periodo de 2014 y al repunte del 45% de 2013.
El objetivo de crecimiento, en duda
Se preguntan los inversores no sólo cuál es el impacto del hundimiento de la Bolsa china en su economía, sino sobre todo si este derrumbe es una señal de advertencia sobre algo que nos estamos perdiendo respecto al crecimiento del gigante asiático.
Las autoridades chinas han reiterado su objetivo de que el PIB repunte un 7% este año, pero la mayor parte de los expertos dudan que vaya a alcanzar esta meta. Es el caso de los analistas de Barclays, que prevén un ascenso del 6,8% en 2015 y del 6,6% en 2016, y advierten de "riesgos a la baja" para estas estimaciones.
Tras conocerse la caída del PMI manufacturero en agosto a mínimos de tres años y por debajo del nivel de expansión (49,7) afirmaba que este dato confirmaba "que la economía aún no se apoya sobre una base sólida, por lo que esperamos un crecimiento plano para el resto de 2015".
Asimismo, advertían de los lastres que suponen el exceso de capacidad en muchas industrias, de oferta en el mercado inmobiliario y, al igual que Moody’s, el elevado endeudamiento (especialmente en el caso de los gobiernos locales).
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