El líder socialista, Pedro Sánchez, recibió el pasado miércoles el rechazo del Congreso con 219 votos en contra por 130 a favor, los de su partido y los Ciudadanos, muy lejos de la mayoría absoluta de 176 escaños necesarios. Los portavoces de los grupos parlamentarios que le negaron el apoyo han sido taxativos e inflexibles para permitir que salga adelante su propuesta de Gobierno en esta segunda votación, en la que necesitaría una mayoría simple, un solo voto más a favor que en contra.
La mayoría de portavoces que han comparecido en el Congreso han señalado que tanto el Partido Popular como el PSOE han comenzado su campaña electoral de cara a una nueva convocatoria de elecciones que tendrán lugar el próximo 27 de junio.
Mariano Rajoy ha comenzado su discurso afirmando: "Votaremos no a su investidura". El portavoz de los populares ha explicado que nada de lo que explica Sánchez guarda relación con lo que España se merece y necesita. Para Rajoy, el candidato a presidente es una farsa, ya que no cuenta con los apoyos suficientes, y lo que está haciendo es hacerles perder el tiempo. Por su parte, Pablo Iglésias, que ha comenzado su discurso con un tono cómico, ha vuelto a tender la mano a Pedro Sánchez, " a partir de esta noche nos podemos poner a trabajar para que haya un gobierno a la valenciana" ha dicho Iglesias, que ha añadido: "Pongámonos a trabajar". Por su parte, Albert Rivera ha resaltado la necesidad de cambio que tiene España y ha pedido tanto a PP como a Podemos que se abstengan en la votación: "Pido a Rajoy e Iglesias que dejen de destruir y comiencen a construir". Entre las pocas sorpresas de la jornada, Coalición Canaria que ha decidido votar sí a la investidura tras abstenerse en la primera votación.
El dirigente socialista se verá abocado a un nuevo fracaso en la votación de este viernes. La sesión de investidura ha vuelto a servir para escenificar la distancia sideral que separa a los partidos políticos y el enfrentamiento entre las formaciones que comparten el mismo espectro ideológico. El pasado miércoles Sánchez y Rivera se presentaron con acuerdo suficientemente amplio para tender la mano a derecha e izquierda. Sánchez tendió la mano a Podemos y Rivera, al PP. Hoy ha sido Iglesias quien ha tendido la mano a Sánchez para volver a sentarse a negociar un Gobierno de izquierdas.
Los diputados han sido convocados a las 19.30 para comenzar la segunda sesión de la investidura. El candidato socialista ha tenido 10 minutos para pedir de nuevo el voto y el resto de portavoces han contado con 5 minutos cada uno para exponer las razones de su voto. Y no ha habido cambios en las posiciones. En el debate de la primera sesión predominó discursos broncos con reproches recíprocos entre PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. En el de hoy, mucho más corto, el debate ha sido más comedido, aunque desde la tribuna no se han formalizado nuevas ofertas de Gobierno. La votación está prevista para que se realice alrededor de la 21.00 de la noche.
Lo único que ha cambiado con la investidura de Sánchez es que las formaciones ya trabajan con la presión de la convocatoria de unas nuevas elecciones. Desde el miércoles tienen de plazo para llegar a un acuerdo. El PSOE sigue siendo la clave para la formación de Gobierno, por Sánchez pasa todas las posibilidades aritméticas para evitar los comicios y el resto de partidos ya han emplazado al socialista a iniciar negociaciones después de frustrar su investidura, incluso el PP lo ha anunciado para intentar forjar una gran coalición.
Dudas para una nueva investidura
Nunca en la historia democrática se ha necesitado más de una investidura para conformar Gobierno. Con el 3 de marzo como fecha límite, ahora se abre un territorio inexplorado que no está muy bien descrito por la Constitución. "Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores", reza el artículo 99 de la Carta Magna para referirse a que el Rey de nuevo abrirá una nueva ronda de contactos con los grupos parlamentarios, pero la ley no obliga a hacerlo. Deja abierta la posibilidad de que Felipe VI no tome la iniciativa hasta que no despeje el panorama político. Puede esperar a que alguno de los candidatos se vea con posibilidades de formar Gobierno.
Tampoco queda limitada el número de sesiones investiduras que se pueden celebrar dentro del plazo de dos meses desde la primera. Rajoy ya ha anunciado que someterá su candidatura a una investidura cuando fracase Sánchez, pero no está claro que sea de manera inmediata. El popular ya declinó la propuesta del Rey argumentado que no reunía los apoyos suficientes, algo que todavía se mantiene.
No es de extrañar que se piense en una investidura a la catalana. Artur Mas fue rechazado en la primera convocatoria y cuando se daba por hecho unas nuevas elecciones, el último día antes de terminar el plazo, la CUP cedió para apoyar a Carlos Puigdemont como presidente de la Generalitat. En la política nacional, es difícil pensar que se apure al límite, teniendo en cuenta que el trámite del Rey de reunirse con todos los diputados puede llevar un par de días.
hemeroteca