1. El freno de la deflación, puerta para los inversores más arriesgados. La recuperación del nivel de precios, uno de los objetivos que persigue el BCE, es positiva para aquellos inversores más arriesgados.
2. La bajada de la prima de riesgo abrirá el grifo del crédito, aunque es un proceso lento y no inmediato. Tiene un efecto en la financiación de los bancos, cuando estos emiten bonos, y si las entidades financieras logran dinero prestado más barato y en mayor cantidad, también pueden prestarlo más barato para que las empresas inviertan y los hogares consuman. No obstante, debemos estar atentos a los criterios de riesgo que los bancos vayan a plantear para la concesión de esos créditos.
3. La caída del euro, ventaja competitiva para las empresas. Tras la actuación del BCE, lo normal es que el euro tienda a la paridad con el dólar por lo que invertir en dólares puede ser una buena oportunidad aprovechando la caída de la moneda comunitaria.
4. Un respiro para las hipotecas referenciada al Euribor. Pueden verse beneficiados por una reducción en las cuotas. Lo contrario para todos aquellos que tengan contratada una hipoteca multidivisa, que pueden ver aumentado su cuota de mensual. Puede ser conveniente cambiarla en función de la divisa contratada o de las divisas de la cesta, y del condicionado de la hipoteca, se debería analizar las alternativas posibles.
5. ¿Invertir en deuda corporativa? Cabe esperar una reducción de la rentabilidad de la deuda soberana en euros. La deuda corporativa en la divisa comunitaria puede ser una alternativa de rentabilidad, siempre atentos al rating de las empresas y a los títulos de high yield.
6. Ahora más que nunca es fundamental el asesoramiento profesional. El escenario de tipos bajos y rentabilidad escasa de depósitos se prolongará durante mucho tiempo y las opciones para obtener una suculenta rentabilidad pasarán por asumir algunos riesgos. La primera regla que debemos tener en cuenta es que no existe el producto perfecto. La segunda, que siempre hay que atender al perfil inversor de cada uno. Y la tercera y fundamental: no debemos invertir en aquello que no entendamos. Por eso, en el escenario actual, el asesoramiento profesional es más importante que nunca.
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