El camino hacia la sostenibilidad y la concienciación para integrarla en nuestro día a día, atraviesa también la gestión empresarial. El papel que juegan las empresas en la sociedad es fundamental y por tanto, se convierten en piedra angular a la hora de liderar la transición hacia un mundo más verde y descarbonizado. Ignacio Babé, […]
Dirigentes Digital
| 19 jun 2023
El camino hacia la sostenibilidad y la concienciación para integrarla en nuestro día a día, atraviesa también la gestión empresarial. El papel que juegan las empresas en la sociedad es fundamental y por tanto, se convierten en piedra angular a la hora de liderar la transición hacia un mundo más verde y descarbonizado. Ignacio Babé, director general del Club Excelencia en Gestión; Susana Fábregas, directora de Socios y Sostenibilidad del Club Excelencia en Gestión y Jaime de Jaraíz, presidente y CEO de LG Electronics Iberia, se reúnen con DIRIGENTES para debatir sobre cómo construir organizaciones sostenibles, el papel de la tecnología para lograrlo y las barreras que se encuentran los líderes empresariales a la hora de ejecutar sus planes.
Las personas y su implicación son vitales a la hora de integrar la sostenibilidad en las empresas porque, tal como sostiene Ignacio Babé, “no hay posibilidad de hacer una política de sostenibilidad independientemente del resto del sistema de gestión, y añade: “Si no consigues una cultura de personas totalmente involucradas en avanzar en sostenibilidad, los planes se van a quedar en Green Washing”. Para Jaime de Jaraíz, el papel dinamizador de las compañías en la sociedad es el que impulsará el cambio, ya que, afirma, “si la economía funciona, la sociedad también”
Respecto a la necesidad de recurrir a la regulación para alcanzar los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por la ONU), el presidente y CEO de LG Electronics Iberia tiene claro que “obligará a las empresas a trabajar de una forma determinada”. Pero cree que, antes de que la ley actúe, las organizaciones comprometidas ya habrán dado un paso adelante, “no solo para reducir, sino para regenerar” los recursos del planeta. De hecho, destaca la labor de la empresa para encajar la humanidad en el planeta como solución clave, porque aspectos como “el testimonio de los científicos o las acciones de las personas de forma individual, no son suficientes ante la falta de tiempo de la que disponemos”.
Por el contrario, Babé prefiere apostar por la tecnología antes que por la regulación para regenerar el medio ambiente y sostiene “que no hay que tenerle miedo”. Y al igual que el director general del Club Excelencia en Gestión, Jaime de Jaraíz defiende la innovación para ayudar a la naturaleza, aunque, opina, la transición debe hacerse “de forma ordenada, con un tiempo de adaptación para todos”. Asimismo, está convencido de que la tecnología será la que nos salve. En todo caso, la base para construir empresas sostenibles pasa por la educación y la concienciación. Así lo defiende Susana Fábregas, que aboga por la importancia de que los nuevos profesionales estén comprometidos.
Por eso, el Club Excelencia en Gestión apuesta por compañías excelentes, innovadoras y sostenibles, “que hagan las cosas bien, como realmente se deben hacer”. Aun así, para Jaime de Jaraíz, la educación es fundamental, pero no suficiente, y apela a las empresas: “Si comienzan a tomar parte, serán capaces de movilizar a la sociedad y si esta se mueve, los gobiernos también lo harán, pero no ocurrirá a la inversa”.
Los recursos del plantea cada vez son más escasos, cuenta de Jaraíz, profesional comprometido con la sostenibilidad. Cada año hay 67 millones de personas más en el mundo, lo que equivale a un país como Alemania. Y para mantener el mismo nivel de consumoque hemos disfrutado hasta ahora, son necesarios los medios de tres planetas como la Tierra. De ahí que sea preciso cambiar nuestras dinámicas “lo antes posible y de forma contundente”. Pero en ocasiones esto no es fácil por los obstáculos que encuentran las organizaciones cuando deciden dar el salto hacia la sos – tenibilidad. Los profesionales comentan que la falta de cultura y de visibilidad suponen un riesgo para ejecutar los planes de desarrollo sostenible. Babé destaca que los CEO deben ser “CEO-activistas”, y apostar por acciones que deben ser “drásticas”. Además, cree que las empresas deben asumir los ODS y “hacerlo ya” porque la prisa, dice, “no es por capricho, sino para poder seguir avanzando”. Y añade Susana Fábregas el impulso de “tener un click para que la gente sepa la urgencia que tenemos Obstáculos a derribar La visibilidad se posiciona como uno de los grandes problemas a resolver por los directivos.
Las grandes multinacionales cuentan con la ventaja de tener una visión mayor que la de una pyme. Por eso, dice Jaime de Jaraíz, “hay empresas muy importantes a las que escuchar para tomar las mejores decisiones para todos”, y añade: “Es bueno escuchar a empresas o personas que ya hayan percibido los problemas”. También es imprescindible una buena comunicación y mirar “tanto a corto, como a largo plazo”, sostiene Susana Fábregas. La base para que las compañías puedan, no solo trazar un plan de sostenibilidad, sino ejecutarlo, pasa por un buen funcionamiento de las mismas.
Al final, “si una organización no gana dinero, no puede hacer otras cosas”, afirma Ignacio Babé. En la misma línea se pronuncia el directivo de LG, que defiende que lo primero para una empresa debe ser mantenerse en el tiempo y ser exitosa como llave para contribuir después a mejorar la sociedad. La regeneración por la que apuesten las empresas debe ser “fácil, sencilla y barata”, porque “no se puede pedir esfuerzo a una empresa durante muchos años”. De ahí que los objetivos deban ser “SMART”, es decir sostenibles, con un margen a nivel de coste asequible, altruistas, y con un propósitde regeneración y tecnológico. Precisamente LG trabaja para poner en valor este mensaje implicándose en varios proyectos en pro de la sostenibilidad. Por un lado actúan para utilizar energías renovables al 100% y también lo hacen para la repoblación de abejas ibéricas y la regeneración de posidonia en el medio marino, dada la importancia que tienen ambos para la salud del planeta.
El resultado de integrar la sostenibilidad en la gestión va más allá de cuidar el planeta, ya que también repercute en beneficios para la empresa. Ignacio Babé cree que al final la reputación de las compañías estará relacionada con la elección que hacen los consumidores a la hora de escoger un producto u otro, en función de lo perjudicial que sea para el planeta, y esto ocurrirá “en un futuro próximo”. Para Susana Fábregas, una gestión responsable con el planeta puede ser una atracción de nuevas oportunidades porque “las grandes empresas están pidiendo a sus proveedores o cadenas de suministro que tengan en cuenta criterios de sostenibilidad”.
Por eso, las pequeñas empresas pueden encontrar en esa coyuntura nuevos mercados en los que trabajar, pero antes deben pensar “a medio plazo en vez de a corto para evitar verlo como un coste cuando es una inversión”. Por último, hay que tener en cuenta la necesidad de que los planes ideados por las organizaciones se lleven a cabo hasta el final porque, de lo contrario, no tendrán un impacto real. En eso consiste la Sostenibilidad 2.0: “Es una contribución de cada una de las empresas para que adopten soluciones, pero de manera que las ejecuten de principio a fin”, explica Jaime de Jaraíz, que tiene claro que las compañías son las mejores entidades para llevar a cabo los planes ya que son “profesionales de la ejecución”.
Ignacio Babé recomienda a los responsables empresariales documentarse: “Es decir, no hablar de las tendencias, sino buscar datos que les afecten y consideren que son importantes para ellos”. Además, apuesta por hacer un buen uso de la tecnología para virar hacia una gestión más sostenible: “El consejo que daría a los directivos es que se documenten y vean qué tecnologías pueden usar. Sobre todo, cómo creen que puede ser más útil su contribución con ayuda de la innovación para ayudar a regenerar la naturaleza”. Desde el Club de Excelencia en Gestión señalan que una organización debe ser excelente, innovadora y sostenible, donde innovación pasa por reflexionar si son conscientes de que no pueden fabricar como lo estaban haciendo. Por eso, recomiendan a sus socios valorar la innovación en sus modelos de negocio, puesto que, consideran, lleva a ser más rentable.
La directora de Socios y Sostenibilidad del Club Excelencia en Gestión aconseja “quitarse complejos”. Explica que en muchas ocasiones, compañías más pequeñas oyen el discurso de grandes empresas y piensan que estas logran ejecutar sus planes por su tamaño. Por eso, apunta que hay que tener claro que, “de forma individual, podemos contribuir y minimizar el impacto que tenemos en la sociedad y hacer lo mismo a nivel de empresa, sin duda”. Susana Fábregas opina que las pequeñas empresas deben empezar a creerse que pueden impactar positivamente o, al menos, “que pueden reducir su impacto negativo”. Y para lograrlo entiende que lo primero es empezar por reflexionar: “¿qué estamos haciendo ahora?”, porque “con muy poco podemos mejorar y contribuir a la sostenibilidad”.
Con el fin de que una empresa crea que puede tener un impacto real sobre su entorno, Jaime de Jaraíz cree que es necesario que la motivación de un directivo concienciado se traslade a todos los empleados de la compañía. Además, “involucrar a toda la plantilla en los proyectos de la empresa es el primer paso para lograr una mayor implicación en los programas de sostenibilidad y un mayor éxito de estos en su resultado final”. Pero dichos proyectos, sostiene el presidente y CEO de LG, “solo llegarán a buen puerto si se logra accionar en ellos a la sociedad, para que sea esta la que realmente se salve a sí misma”. Por último, tiene claro que los empleados han de ser la primera línea de batalla.