Startups vs. consolidadas: pelea en el comercio electrónico

Los movimientos en el mercado de las telecomunicaciones y la cibernética no sólo se circunscriben a compañías como Telefónica, donde en las últimas semanas se ha unido la retirada de César Alierta con el conflicto regulatorio que está librando con las autoridades británicas de Competencia acerca de la venta de O2 al grupo inversor hongkonés Hutchison Whampoa.

La actualidad nos lleva a mirar hacia el mercado digital, especialmente en el comercio electrónico. En este campo, la segunda mayor economía del mundo es la que está poniendo más carne en el asador y donde se están consolidando las empresas más importantes de e-commerce a nivel mundial.

Es el caso de la paradigmática Alibaba, la mayor OPS hasta la fecha en el mercado americano, donde se enfrenta a una problemática parecida a las telecos tradicionales. Por mucho que seas innovador en un período máximo de cinco años, a la velocidad a la que va el cambio tecnológico siempre hay alguien que tiene alguna idea nueva que la pone en práctica y tiene la capacidad de quedarse con un mercado de demanda cautiva hasta que otro innovador le quita dicho puesto.

El debate es claro: seguir produciendo tecnología de forma propia o comprar start-ups innovadoras. Tanto en un campo como en el otro, los riesgos son muy evidentes. En el caso de producir tecnología propia, los costes de producción, desarrollo y distribución son muy altos. Es muy difícil que una compañía que se abrió paso en un momento determinado con una tecnología concreta, sea constantemente innovadora y con productos de éxito.

La probabilidad de fracaso dado su bagaje siempre es alta y esto supondría la pérdida de cuota de mercado. Ejemplos hay muchos: Toshiba, Alcatel o Nokia son los más paradigmáticos. Empresas que no pudieron aguantar la presión de los nuevos actores y que quisieron desarrollar "a cualquier coste" su propia tecnología innovadora.

Pero, por otro lado, si la compañía en cuestión opta por comprar start-ups, corre un riesgo muy alto que es el de valoración. Es decir, cuando nace una idea (consolidada en una start-up) la probabilidad de que triunfe o fracase es una variable totalmente aleatoria. Aunque sí haya estudios de mercado y conocimiento de la demanda, esto no es garantía de éxito o fracaso.

En este sentido, es muy difícil valorar una start-up, nunca sabes si estás pagando mucho o poco por algo que tiene un futuro incierto. Un financiero no cuenta con todas las herramientas para emitir un juicio equilibrado en torno al precio de adquisición de una start-up.

Pero la economía es prueba y error, toma de decisiones que pueden estar más o menos acertadas y la oportunidad de generar negocio con la creatividad del ser humano. Así lo ha pensado siempre Alibaba y así lo está acometiendo con la compra de Lazada Group, una start-up dedicada al comercio electrónico en el sudeste asiático con una oferta combinada por 1.000 millones de dólares. Acudirá a la ampliación de capital, por un lado, y también, por otro lado, comprará participaciones de empresas como la incubadora de start-ups alemana Rocket Internet y los supermercados Tesco.

Alibaba se juega seguir siendo el número uno en el e-commerce. Por tanto, la compra de Lazada, con una cuota de mercado amplia en los "tigres asiáticos", o la inversión en la start-up india Snapdeal.com suponen una dura prueba pero, a la vez, puede suponer una consolidación permanente en la posición de mercado conseguida. A Jack Ma, fundador de Alibaba, le pisan los talones todos sus rivales y dada la musculatura financiera que ha conseguido, se puede permitir la inversión en proyectos que incluso puedan ser fallidos.

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