A pesar de la confianza extrema que existe en el apoyo de los bancos centrales a la economía y de sus inyecciones masivas de liquidez, parece que los participantes del mercado quieren introducir también la precaución en esta ecuación. Así, aunque de forma leve, muchos han recortado su exposición a activos más arriesgados como la renta variable, aumentando de forma modesta sus posiciones en efectivo.
En concreto, según una encuesta elaborada por Reuters entre 46 gestores de fondos y directores de inversión de Estados Unidos, Europa, Japón y Reino Unido, las asignaciones a Bolsa han caído en 13 puntos básicos, hasta el 50,47%. Por su parte, la proporción media de bonos se mantuvo sin cambios y la apuesta por el dinero en efectivo repuntó hasta el 5,45%, desde el 5,3% previo.
Conscientes de los riesgos que deben afrontar los mercados, estos expertos han destacado la posibilidad de que un endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal "mal cronometrado" podría estrangular una recuperación aún frágil en Estados Unidos, así como una desaceleración económica en China mayor de lo esperado. No se olvidan tampoco de la posible salida de Grecia del euro como elemento perturbador.
Por áreas geográficas, los profesionales de la inversión estadounidenses mantienen en gran medida sus asignaciones anteriores, con una cartera modelo separada en 55% acciones y 36% bonos, con el porcentaje restante dividido entre alternativas y efectivo, y una pequeña proporción en inmobiliario. Tampoco se mueven los japoneses: 44,1% en renta variable, 50,6% deuda.
Mientras, los británicos siguen con su exposición a renta variable en máximos de seis meses (54,3%), reduciendo ligeramente la de bonos (hasta el 23,4% desde el 24,2% de marzo) y también sus tenencias en efectivo (hasta el 7,1% desde el 7,5% previo).
Por su parte, los inversores europeos han comenzado a rotar sus carteras para protegerse de la volatilidad: la Bolsa cae hasta el 48,8% (desde los máximos anuales de 49,2% anteriores) y el efectivo aumenta hasta el 6,9%, desde el 6,1%; mientras, las posiciones en deuda aumentan hasta el 37,3% (desde el 36,7%).
Incipientes movimientos anónimos, que se suman a las advertencias lanzadas por algunos gurús de Wall Street. El bajista por excelencia, Marc Faber, no se ha cansado aún de señalar a una corrección, a pesar de que la Bolsa no para de escalar posiciones. Así, la semana pasada desde CNBC auguraba descensos del 40%. No ponía fecha al estallido de la burbuja en la que, en su opinión, nos encontramos, pero sí reconocía que, de momento, en el corto plazo aún no era vendedor: "No compro momentum, sino valor", matizaba no obstante.
En la misma cadena, Mario Gabelli, fundador y consejero delegado (CEO) de Gamco Investors, se mostraba positivo con la evolución de la economía a ambos lados del Atlántico, pero también se declaraba consciente de que "no hay margen de seguridad en las acciones. Si algo sale mal, la volatilidad" mandará en el mercado como el jueves pasado.
Finalmente, entre las últimas voces "famosas" que se han alzado por la cautela encontramos a Carl Icahn, quien se ha mostrado preocupado por la renta variable estadounidense, por lo que se encuentra cubierto de cara a una corrección. Si bien, considera que más peligrosa aún es la situación del high yield, pues el mercado está "ridículamente alto y cuando empiece a bajar, van a producirse importantes ‘carreras’ hacia la salida".
hemeroteca