Si bien las empresas de todos los sectores han puesto su mirada en la transformación digital en los últimos años, la crisis inesperada provocada por la COVID-19 ha acelerado las estrategias de digitalización en todas las industrias. Durante este periodo marcado por la incertidumbre, muchas compañías han confiado en los sistemas de aprendizaje automatizado para […]
Dirigentes Digital
| 27 jul 2022
Si bien las empresas de todos los sectores han puesto su mirada en la transformación digital en los últimos años, la crisis inesperada provocada por la COVID-19 ha acelerado las estrategias de digitalización en todas las industrias. Durante este periodo marcado por la incertidumbre, muchas compañías han confiado en los sistemas de aprendizaje automatizado para garantizar la entrega de productos e intentar sortear la volatilidad de las cadenas de suministro. En otros sectores, se ha recurrido a la automatización para cubrir la ausencia de los trabajadores por el confinamiento.
La Inteligencia Artificial se vislumbra como una oportunidad de mejora en los puestos de trabajo y las condiciones laborales. Por ejemplo, según un informe de The Economist, la IA ayudará a eliminar los sesgos –tanto los inconscientes como los conscientes– en los procesos de contratación y en el establecimiento de la remuneración del personal. Pero esta tecnología también se percibe como una amenaza para la empleabilidad. El McKinsey Global Institute ha pronosticado que el 10% de los trabajos corren el riesgo de perderse por la Inteligencia Artificial y que en otro 60% se podrá automatizar hasta un tercio de las tareas. Cada vez son más las voces expertas que piden dejar de enfocarse en la pérdida de puestos de trabajo y centrar las propuestas en la formación del personal actual para adaptarlo a las nuevas tecnologías.
Alejandro Sánchez, Country Manager de ‘contents.com’ en España y Portugal, no tiene tan claro este impacto negativo, ya que aquellos países con mayor desarrollo tecnológico “son las zonas del mundo con menor tasa de desempleo”. El dirigente opina que “estamos en las puertas de un salto tecnológico importante” y compara el momento actual con “la invención de la máquina de vapor y la Revolución Industrial”. Sánchez pronostica que “va a suponer un cambio en todas las ramas de la industria y del conocimiento”. Este efecto, asegura, ya se nota en algunos sectores: “Hay una enorme demanda de desarrolladores que sean capaces de adaptar algoritmos de Inteligencia Artificial a necesidades y procesos específicos”.
Existe mucha especulación sobre la intensidad con la que la Inteligencia Artificial va a alterar el mercado laboral. La consultora PWC realizó en 2019 uno de los estudios de referencia en este campo: Will robots really steal our jobs? An international analysis of the potential long term impact of automation, (¿Van a robarnos el trabajo los robots? Un análisis internacional del impacto a largo plazo de la automatización). En el mismo, se divide el efecto que tendrá la Inteligencia Artificial en tres olas.
Es en la que estamos inmersos en la actualidad –el informe pronostica que nos encontramos en la fase final de la misma–. Se está desarrollando la automatización de tareas computacionales simples y la analítica de datos a gran escala (Big Data). Los sectores que basan su actividad en el análisis de datos, como los servicios financieros, son los que se están viendo más afectados.
Durará hasta finales de esta década y en ella se extenderá el uso de la Inteligencia Artificial a la tecnología enfocada al apoyo administrativo y a los procesos de toma de decisiones. Al mismo tiempo, la consultora también prevé que el desarrollo de la robótica permitirá emplear máquinas autómatas para tareas simples, como el transporte de objetos.
Finalizará a mediados de los años 30, se comenzará a producir la automatización progresiva de los trabajos físicos y aquellos que requieran destreza manual. Los sectores que experimentarán más pérdida de empleo son el del transporte y el de la construcción.
Los procesos de automatización y de digitalización que se vienen produciendo desde hace años van a afectar de manera diferente a cada país. En España, al igual que en la mayoría de los países occidentales, solo un pequeño porcentaje de los profesionales está siendo reemplazado – el 3% del total–. Los empleos se verán más impactados por la segunda ola, cuando el 21% de los puestos de trabajo se podrá catalogar en “peligro de extinción”, y por la tercera, donde el porcentaje de ocupaciones profesionales con riesgo a desaparecer aumentará al 34% del total.
Por industrias, las más perjudicadas en España serán la manufacturera –un 45% de los puestos de trabajo en este sector son susceptibles de ser automatizados–, la construcción –42%–, el comercio mayorista y minorista –35%– y la sanitaria y de servicios sociales –26%–. Además, como es previsible, el proceso de automatización afectará más a los trabajadores poco cualificados –44%–, tres veces más que a aquellos con una mayor formación –14%–.