Uno de las mayores preocupaciones de la cuarta revolución industrial es que la automatización y la inteligencia artificial eliminarán empleos de todo tipo y en todos los sectores. Mientras que los robots tienen mejor capacidad de procesamiento que un humano en la tarea para la que ha sido diseñado, nunca podrá sustituir enteramente a las […]
Dirigentes Digital
| 18 dic 2019
Uno de las mayores preocupaciones de la cuarta revolución industrial es que la automatización y la inteligencia artificial eliminarán empleos de todo tipo y en todos los sectores.
Mientras que los robots tienen mejor capacidad de procesamiento que un humano en la tarea para la que ha sido diseñado, nunca podrá sustituir enteramente a las personas en el lugar de trabajo.
Las plantas de montaje de automóviles, donde la funcionalidad y seguridad han sido mejoradas con la introducción de estos nuevos avances y, por otro lado, el parqué de la Bolsa también ha mejorado con algoritmos capaces de tener en cuenta al instante la repercusión de medidas geopolíticas en negocios y gobiernos con mayor rapidez que ningún ser humano.
Sin embargo, se requiere de inteligencia humana para llevar a cabo esa programación y funcionamiento y no vale cualquiera. Estamos hablando de personas con altas capacidades en toma de decisiones y con rapidez en la comprensión del funcionamiento y mejora de estos automatismos. Esto son los empleos del futuro que afectan desde a mecánicos de una fábrica de motores a altos ejecutivos con formación cualificada. A día de hoy no es algo que se pueda enseñar en las universidades, al menos no tal y como las entendemos de manera tradicional.
En el Foro Económico Mundial, que se muestra optimista con el panorama del empleo en un entorno desarrollado de revolución 4.0, plantean la posibilidad de volver al modelo de la maestría y el aprendizaje. Se trata de una forma de aprender y trabajar que se retroalimenta y adapta a las necesidades sobre la marcha. Este retorno no es algo novedoso. De hecho en Suiza comienza a ser algo común.
La aseguradora Zurich, se planteaba hace ya algún tiempo cubrir unas vacantes de asociado en Estados Unidos. La compañía decidió entonces poner en marcha un programa de aprendizaje sin antecedentes a semejanza del que llevaba a cabo en su central suiza. El programa consistía en una colaboración con universidades locales para formar a los futuros empleados a trabajar de manera específica en las áreas más críticas para el negocio.
En la Cumbre del Futuro del Trabajo del Foro Económico Mundial en Nueva York, que tuvo lugar al mismo tiempo que la Semana Nacional de Aprendizaje, las corporaciones y los líderes de opinión examinaron la escala de los cambios esperados en los lugares de trabajo del futuro, cambios que solo pueden ser abordados por el público o por asociaciones privadas.
Tenemos un excedente de personas educadas pero que no tienen las habilidades para satisfacer las necesidades de las empresas. Y tenemos empresas con empleos que no tienen candidatos calificados. Con el modelo de aprendizaje, el gobierno y el sector privado pueden trabajar juntos para capacitar y capacitar a los trabajadores de manera rápida, eficiente y adecuada para llenar estas brechas, al tiempo que brindan oportunidades para comunidades inteligentes pero poco utilizadas.