España tiene la oportunidad de convertirse en nodo de servicios digitales en el sur de Europa, lo que supone posicionarse entre las grandes economías del continente, no solo en cuanto a PIB, sino también en infraestructura digital. Así lo manifiesta el estudio de Infrastructure Masons (iMasons), asociación profesional encargada de construir y gestionar las estructuras […]
Dirigentes Digital
| 11 dic 2020
España tiene la oportunidad de convertirse en nodo de servicios digitales en el sur de Europa, lo que supone posicionarse entre las grandes economías del continente, no solo en cuanto a PIB, sino también en infraestructura digital. Así lo manifiesta el estudio de Infrastructure Masons (iMasons), asociación profesional encargada de construir y gestionar las estructuras físicas y lógicas de la era digital.
La digitalización de la economía ha afianzado el papel de los centros de datos como nodos de conectividad de los negocios digitales. Tal es su relevancia que hoy, “son la base de toda la cadena de valor de la economía digital”, destacan desde la citada asociación, además de por su contribución actual al desarrollo del Plan España Digital 2025. Estas infraestructuras sirven como lugar de interconexión de proveedores de red, nubes públicas o distribuidores de contenido, entre otras. De igual forma, es donde se alojan los grandes servidores de Internet que posibilitan que el contenido digital que se genera pueda llegar a empresas y ciudadanos. Otro factor que refleja su importancia actual es que en el último lustro el incremento de “la inversión en centros de datos neutrales en España ha sido mayor que en los 15 anteriores”, subrayan desde iMasons.
Desde esta asociación, recuerdan que un país con un alto nivel de infraestructuras digitales “genera empleo, atrae inversión extranjera, promueve la industria 4.0, retiene talento y, en definitiva, crea riqueza”.
En este sentido, varios son los motivos que acercan a España a ubicarse entre los países más destacados de conectividad de Europa, entre los que sobresalen las ciudades de Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París, más conocidos como los FLAP. Entre ellos destacan su posición geográfica, la alta demanda de servicios cloud, la presencia de los puntos neutros más importantes, la llegada de los proveedores de nube pública o el aumento de cables submarinos que conectan las costas españolas con otros continentes. A pesar de darse todas estas condiciones, desde la asociación advierten de que España “está en una situación similar a la que tenían los FLAP hace una década”, por lo que sería preciso impulsar todavía más la inversión, así como el posicionamiento del país como nodo digital.
Invertir en centros de datos y redes de telecomunicaciones tiene una gran repercusión en la economía. De hecho, afirman desde la asociación que, por cada euro destinado a estas dos áreas mencionadas, el retorno para el PIB se sitúa entre nueve y doce euros. En este sentido, prevén que en cinco años, si se diesen las condiciones adecuadas para impulsar esta inversión, con la participación de todos los actores de la sociedad, la “riqueza en PIB podría alcanzar más de 6.000 millones de euros”.
A lo anterior agregan que, como hub digital, se podrían atraer inversiones en infraestructuras físicas próximas a los 3.000 millones de euros en el siguiente lustro. “Esto nos colocaría en una posición similar al más pequeño de los mercados FLAP y dispondríamos de una infraestructura digital acorde con el tamaño de nuestra economía”, precisan.
De igual forma, para atraer dicha inversión recalcan que es necesario generar una “dinámica de crecimiento continuo”, ecosistemas empresariales, medidas para acercar el talento y la innovación, así como “aprovechar el efecto llamada” de industrias complementarias.