La capa de invisibilidad al estilo de Harry Potter está más cerca de hacerse realidad gracias a un proveedor de tecnología militar canadiense, que ha registrado una patente de tecnología de baja detectabilidad. El producto desarrollado por Hyperstealth Biotechnology es del grosor de un papel y es conocido como Quantum Stealth. Funciona con una fuente […]
Dirigentes Digital
| 24 oct 2019
La capa de invisibilidad al estilo de Harry Potter está más cerca de hacerse realidad gracias a un proveedor de tecnología militar canadiense, que ha registrado una patente de tecnología de baja detectabilidad.
El producto desarrollado por Hyperstealth Biotechnology es del grosor de un papel y es conocido como Quantum Stealth. Funciona con una fuente de luz trasera, ya sea natural o artificial y el material refleja esa luz ocultando el objeto tras la ‘capa’ y haciendo que se mimetice con el fondo.
La compañía canadiense afirma que puede ocultar la posición de tanques, tropas, maquinaria de artillería e incluso edificios. No requiere de una fuente de alimentación y no es caro, en comparación con otros sistemas de mimetización que utilizan cámaras y pantallas. De hecho, la empresa de seguridad afirma que puede funcionar en cualquier ambiente y durante el día o la noche.
El presidente de la compañía, Guy Cramer, ha sacado otras tres patentes. Una de ellas es el ‘amplificador de panel solar’, que usa el mismo tipo de lente que el material de la capa y sería capaz, según el autor, de conseguir el triple de energía que un panel de las mismas características incluso en lugares con una radiación solar baja.
Guy también ha desarrollado un invento llamado ‘Display System’ con el que podría producir imágenes a partir de hologramas al añadir una de estas lentes a un proyector. Por último, el visionario CEO de la compañía afirma ser capaz de dividir la potencia de un laser en casi 4 millones de partes con la tecnología deflectora del material de camuflaje, lo que también podría abaratar costes en las tecnologías de radar láser tipo LIDAR, la misma que usan los coches de conducción autónoma.