En Schneider consideran que la sostenibilidad medioambiental debe contar con tres alcances. El primero está relacionado con las emisiones que producen durante su actividad; el segundo se refiere a las emisiones de CO2 que se generan con la energía que compran y que, en su caso, se encuentran cercanas a cero; mientras que, el tercer […]
Dirigentes Digital
| 19 abr 2022
En Schneider consideran que la sostenibilidad medioambiental debe contar con tres alcances. El primero está relacionado con las emisiones que producen durante su actividad; el segundo se refiere a las emisiones de CO2 que se generan con la energía que compran y que, en su caso, se encuentran cercanas a cero; mientras que, el tercer alcance no solamente tiene en cuenta los aspectos anteriores, sino que engloba toda la cadena de valor, desde los proveedores a los clientes.
Teniendo en cuenta este escenario como punto de partida, a la hora de abordar la transición energética y, en concreto la generación de energía, España se erige como uno de los países con un mix de energías renovables más alto que el de otras economías de la Unión Europea como, por ejemplo, Francia, donde gran parte de su energía es de origen nuclear. Por su parte, en el extremo contrario de la balanza se localiza el lado de consumo de la energía, referido a los consumidores ya sean particulares, edificios o industrias, entre otros, y donde, por el contrario, España se encuentra más retrasada que otros países de su entorno.
Así las cosas, para tratar de acabar con este desequilibrio, desde Schneider proponen impulsar la distribución de la energía. En otras palabras: promover el autoconsumo, el almacenamiento y la gestión activa de cargas como el vehículo eléctrico como un único sistema. “Al final no es más que producir muy cerca de donde se produce el consumo, ya sea con instalaciones fotovoltaicas, instalaciones eólicas o con toda la evolución que la generación distribuida tiene en forma de almacenamiento para ser capaces de hacer una mejor gestión de los activos energéticos”, explica Jordi García, VP de Digital Energy y Power Products de Iberia.
En este sentido, el papel del consumidor ahora también ha cobrado un nuevo matiz. Se ha transformado pasando por dos fases. Primero se ha empoderado y, después, ha evolucionado de una figura pasiva a jugar un papel activo en el sistema energético. Para entender esta transición, García comenta que el origen de la palabra apareció al entender que los consumidores también podían ser productores: “Evolucionamos a prosumidor cuando empezamos a disponer de generación propia de energía”. Y, una vez dado este paso, es posible ir más allá y trabajar en el almacenamiento de la energía, ya sea con baterías o con otras tecnologías.
De esta forma, el experto destaca las posibilidades que aporta la inversión en almacenamiento onsite, en la medida en que es posible acumular el exceso producido para después “gastarlo o utilizarlo cuando realmente ya no tenemos generación de renovables”. Siguiendo con este enfoque, gracias a la generación onsite y el almacenamiento también es posible disponer de “una mejor contratación de nuestra energía, por ejemplo ajustando el término de potencia”.
Por todo ello, el prosumidor es capaz de empoderarse como consumidor en la medida en que las personas se hacen más dueñas de la energía que adquieren, la forma en la que la consumen, la manera en la que se produce y la cantidad que se paga por ella. Una realidad que tiene un impacto “clarísimo” en la sostenibilidad, señala García, ya que al final, “lo que estamos haciendo es maximizar la generación de energía procedente de fuentes renovables”.
En este contexto, para tratar de optimizar los recursos de almacenamiento y la generación de energía onsite, en Schneider apuestan por las microgrids, entendidas como un despliegue tecnológico que permite realizar la gestión energética de una instalación, incluyendo generación, almacenamiento, consumo y vehículo eléctrico. Para lograrlo, utilizan dos parámetros: la previsión meteorológica y el precio diario de la energía eléctrica. De hecho, en cuanto al coste energético, las microgrids son capaces de reducir hasta un 25% la factura eléctrica.
Su impacto en la sostenibilidad también llama la atención, ya que con su uso “acabas utilizando un mix superior de renovables en tu consumo eléctrico”. Y, además, también sobresale su capacidad de resiliencia, así como de dar continuidad de servicio en la medida en que las microgrids pueden ser aislables y desconectarse de la red. Por ello, en caso de un corte de suministro, “la instalación puede seguir funcionando perfectamente con unas cargas mínimas en una situación de emergencia”.
Las ventajas de este potencial ya son una realidad en España. Schneider junto a ACCIONA Energía inauguraron a comienzos de año la primera microgrid industrial del país en una fábrica ubicada en el municipio navarro de Puente la Reina, lo que supone un hito en la descarbonización del tejido industrial de España. Esta instalación combina sostenibilidad y digitalización. Así, a través de la concentración de la producción de energía renovable, el almacenamiento en baterías y la instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos tiene el fin de conseguir la máxima autonomía y optimizar el consumo de red, de forma que aumenta la eficiencia y reduce los costes energéticos y la huella de carbono.
Clima, economía circular, salud, ética y desarrollo. Bajo estos cinco pilares en los que enfocan su trabajo, de cara a los próximos años la propuesta de Schneider es seguir utilizando la tecnología para mejorar los costes energéticos de las empresas de la mano de iniciativas sostenibles. Sus estimaciones apuntan a un incremento de la utilización de microgrids, tanto en plantas industriales como en infraestructuras y sus próximos objetivos ya están marcados: lograr la neutralidad del carbono en sus operaciones para 2025 y contar con emisiones netas de CO2 cero para 2030.
Reconocimientos del Foro Económico Mundial para Schneider Electric