Como emprendedor nato y padre de tres hijos, a Alejandro Ribó le llegó la inspiración estando de baja paternal. Asiduo del comercio electrónico, buscaba una fórmula que facilitara la adquisición de productos para niños basada en el modelo americano. Así fue como surgió Surmile, servicio online de caja sorpresa para niños de entre 0 y […]
Dirigentes Digital
| 30 oct 2020
Como emprendedor nato y padre de tres hijos, a Alejandro Ribó le llegó la inspiración estando de baja paternal. Asiduo del comercio electrónico, buscaba una fórmula que facilitara la adquisición de productos para niños basada en el modelo americano. Así fue como surgió Surmile, servicio online de caja sorpresa para niños de entre 0 y 10 años. En funcionamiento desde 2019, esta start-up ha recalado entre los españoles de manera paulatina hasta sumar más de 12.000 usuarios en el momento actual. Ahora se preparan para enfrentar una ronda de inversión con unas “expectativas muy altas”. El punto diferencial radica en la herramienta style swipe en la que los usuarios pueden visualizar una selección de imágenes e indicar si le gusta, no le gusta o le encanta y, en base a ello, esta compañía elabora el paquete.
¿Cómo funciona el modelo de suscripción?
El usuario se registra en la aplicación o la página web y debe completar un perfil con datos personales sobre sus preferencias, colores o tallas para que podamos enviarle una caja cada dos meses con artículos textiles, calzado, accesorios, libros o juguetes, entre otros, por valor de 100 euros aproximadamente. Cada pedido es diferente y único. Este se recibe en alrededor de 48 horas y el usuario tiene cinco días para decidir con lo que se queda.
¿La pandemia ha provocado un cambio de tendencia en el consumo?
A pesar de la incertidumbre, la primera semana experimentamos un incremento de las suscripciones. Con la reclusión en los hogares, las personas tenían más tiempo libre para pensar y se lo dedicaban a las redes sociales y a hablar con sus allegados. Por otro lado, el momento de mayor afluencia de tráfico en Surmile pasó de ser la noche a la media mañana y el importe medio también se incrementó. Los padres gastaron más durante el confinamiento que antes, por lo que el coste de captar a un usuario se redujo a la mitad.
A petición popular, también realizamos una modificación del tipo de productos. Comenzamos a potenciar los libros y los juguetes en lugar de la ropa. El calzado también fue otro de los que mejor funcionó. Es razonable este comportamiento porque cuando terminó el estado de alarma ya era verano y a lo mejor la ropa del año anterior les podía venir a los más pequeños, pero los zapatos no.
¿Cuál es el tipo de perfil de Surmile?
Al principio pensábamos que iba a ser un servicio enfocado a las grandes urbes como Madrid o Barcelona. Pero estábamos equivocados. Nuestro target es alguien que busca más la experiencia que el producto y tiene tiempo, pero no dispone de muchas alternativas en la zona en la que reside. Aunque también nos encontramos con personas que viven en ciudades a las que les resulta imposible ir de compras o sencillamente no les apetece. Respecto al nivel socioeconómico, los 12.000 consumidores registrados en el momento actual tienen un poder adquisitivo muy variado. Cada mes sumamos alrededor de 2.000 usuarios nuevos. Sobre todo, desde el pasado marzo cuando empezamos a crecer muy rápido.
¿Por dónde les gustaría comenzar la expansión internacional?
El primer país en el que queremos desembarcar es Portugal por cercanía. Nos limita porque es una cultura diferente y se habla otro idioma, pero a la hora de realizar las operaciones logísticas es más sencillo. Expandirnos por Francia también tiene mucho sentido. Además de tener un mayor número de población, la renta per cápita es más elevada y se tienen más hijos. Italia también es otro mercado interesante, aunque el verdadero reto sería llegar a Alemania.
Los clientes tienen la posibilidad de incluir en la devolución donaciones para Cáritas. ¿En qué consiste?
El 75% de las cajas que enviamos vuelven con un producto dentro, por lo que queda bastante espacio libre. Entendemos que si adquieres ropa es porque se le ha quedado pequeña la que tiene. Por tanto, la posibilidad de donar estos productos a una ONG tiene todo el sentido del mundo teniendo en cuenta que cada vez se tiene menos espacio e hijos y los contenedores para depositarla no se encuentran fácilmente. Este programa funciona muy bien y beneficia a todos, pero no queremos que se convierta en una herramienta de marketing.