Después de licenciarse en Derecho hace más de 20 años, Ana Caballero decidió especializarse en las tecnologías de la información, hasta que en 2005 dio el salto y creó junto a otros dos socios su propia firma legal, convirtiéndose en una de las primeras hornadas de abogados especializados en esta temática. A comienzos de 2020, […]
Dirigentes Digital
| 08 jun 2021
Después de licenciarse en Derecho hace más de 20 años, Ana Caballero decidió especializarse en las tecnologías de la información, hasta que en 2005 dio el salto y creó junto a otros dos socios su propia firma legal, convirtiéndose en una de las primeras hornadas de abogados especializados en esta temática. A comienzos de 2020, nació la Asociación Europea para la Transición Digital (AETD) y, desde hace cuatro meses, compagina su trabajo en el despacho con su puesto como vicepresidenta de la entidad, desde donde pretende aportar su granito de arena “para que se lleve a cabo una transición digital justa, ordenada e inclusiva”.
En una charla con DIRIGENTES, Caballero destaca el valioso aporte de la tecnología a la sociedad, aunque también resalta la importancia de dar a conocer los riesgos existentes para que cada persona pueda tomar una decisión informada.
¿Cómo ha afectado la pandemia a sus proyectos?
Desgraciadamente, la COVID-19 nos ha facilitado nuestra labor de concienciación y formación de la ciudadanía. El aumento del teletrabajo, la utilización de plataformas en el ámbito de la educación o las compras online nos han revelado la dependencia existente de empresas americanas o chinas. Empresas que tienen ‘en la gran mayoría de casos’ una concepción de la privacidad y de la economía del dato muy diferente a la que tenemos en Europa. Por ello, la AETD ha lanzado diversas campañas. La primera de ellas fue ‘Salva tu zona’, dedicada a poner en valor el comercio de cercanía, porque sin esas pymes y autónomos, España puede quedarse sin parte de su tejido empresarial, lo que nos haría depender más de compañías extranjeras, cuyo know how, innovación, fiscalidad y empleo de calidad no se quedan aquí.
Otra acción de concienciación fue la campaña ‘¿De verdad aceptas? Tienes derechos digitales’, cuyo objetivo no ha sido otro que poner en valor al consumidor y concienciar sobre los derechos digitales. Es decir, para generar confianza, el usuario debe de saber qué pasa al otro lado de la pantalla y, para ello, tiene que tomar decisiones basadas en información clara y transparente para conocer las consecuencias jurídicas de sus actos. También debe de tomar conciencia de que los servicios en línea contratados como gratuitos no lo son. Pagar con datos es pagar. Lo que ocurre es que el valor de lo que se entrega es desconocido por el consumidor. Este debate no se ha abierto apenas en España, y muy poco en Europa, por eso hay que ponerlo encima de la mesa. Si no se conoce el valor real de nuestros datos personales difícilmente se podrá regular un mercado digital.
Uno de los principales objetivos de la AETD es contribuir a que la Unión Europea realice una transición digital acorde con sus valores fundacionales. ¿Cuáles son sus líneas de actuación?
La Asociación Europea para la Transición Digital es un proyecto europeísta que busca defender la soberanía de la Unión Europea (UE). Defendemos los valores de la UE y creemos firmemente que, para que Europa siga siendo un proyecto común, tiene que controlar la tecnología porque si no lo hace seremos simplemente un mercado y quedaremos a la merced de los territorios que la controlan. Por ello, la AETD trabaja fundamentalmente desde tres enfoques defensivos: la soberanía política y la calidad democrática europea, nuestra soberanía económica y las libertades individuales.
En este sentido, nuestra democracia se ha puesto en riesgo en diversas ocasiones. Recordemos casos como Cambrigde Analytica, u otros procesos como las elecciones catalanas, las francesas o en el mismo referéndum del Brexit, en el que se produjo una clara manipulación informativa mediante la utilización dirigida e influenciada de bots, inteligencia artificial y redes sociales, que sesgó la información disponible a la sociedad, en favor de intereses específicos, incluidos los populistas, con el consiguiente daño a los valores y principios propios de las democracias libres y plenas.
También pretenden dar voz a todas las personas que desean que el cambio tecnológico en la UE se implemente de manera equilibrada y justa. ¿Qué importancia le dan a este aspecto?
Toda. Nos estamos jugando el futuro digital que queremos para España y Europa. En muchas ocasiones se prioriza la voz de las grandes compañías extranjeras, hablando siempre sobre las ventajas y las bondades de la tecnología en un mercado que ya está muy maduro. Nosotros también queremos que se escuche a expertos de todos los ámbitos que alerten sobre los riesgos de llevar a cabo una transición digital injusta, desorganizada, excluyente y socialmente insostenible.
Por ello, desde la AETD solicitamos acciones tan básicas como escuchar a los colectivos ciudadanos que sufren hoy los impactos de una transformación digital desequilibrada; invitar a patronales, sindicatos y organizaciones profesionales con el fin de escuchar sus posiciones para afrontar grandes retos de futuro; y acciones tendentes a situar el debate sobre la transición digital en salud o la cooperación tecnológica entre administraciones autonómicas para que España esté mejor preparada frente a futuras emergencias sanitarias.
¿Qué importancia le otorga a la soberanía digital?
Queremos ser dueños de nuestro futuro, ¿no? En eso consiste, no queremos depender de terceros que no respeten los valores democráticos, económicos e individuales que tenemos otorgados como ciudadanos europeos y libres que somos. Hoy en día, las grandes plataformas de servicios en línea nos ven como meros consumidores, miran a Europa y ven una fuente masiva de usuarios. Es gracias a esto por lo que reciben grandes cantidades de dinero de los inversores, lo que implica que es muy complicado sacarles de un contexto en el que viven cómodamente.
Por ello, Europa y nuestros legisladores deben garantizarnos que podemos desarrollar nuestra vida en el entorno digital con los mismos derechos y garantías que fuera de la red. Con confianza digital y con respeto a las libertades cívicas y a la privacidad. Y, para eso, el usuario o consumidor debe ser el centro de la regulación.
¿Cuáles son los principales errores que cometen las empresas a la hora de iniciar su proceso de digitalización englobado en lo que denominan la sociedad del dato?
Creo que un error habitual es no darse cuenta de la verdadera dimensión de las oportunidades y el cambio. Es decir, muchos miran esto casi exclusivamente para vender, pero la economía y la sociedad del dato lo abarcan todo. Otro error es no haber aceptado que nos va a tocar estar aprendiendo siempre. No se trata de cambiar una vez, sino de estar preparado para cambiar. No es correr, es estar en forma para moverte ágilmente en un entorno cambiante. Y, otro más, es perder el norte para vender y no pensar reflexivamente en cuestiones básicas de respeto a tu propio usuario. Esto no es un juego. Hay que respetar al cliente, también en lo que no ve y transcurre al otro lado de la pantalla.