Pero no solo eso. El sistema que sustenta las monedas virtuales, y que está siendo ya analizado por las empresas de servicios financieros en su conjunto. Al analizar los resultados de la encuesta, Svi Rosov, CFA, Analista de CFA Institute, indica que el segmento de Fintech "está atrayendo cada vez más la atención de los consumidores, los inversores, la industria de gestión de inversiones y los reguladores en todo el mundo. Nuestro estudio confirma la intuición de que la rápida innovación tecnológica tiene el potencial para dar forma, e incluso perturbar la industria de gestión de activos, y que los profesionales de la inversión aún no están convencidos de que los inversores saldrán más beneficiados con estas innovaciones".
De hecho, en un reciente estudio sobre el sector de tecnología blockchain, los expertos de BBVA Research indican que el crecimiento de este segmento podría implicar la mayor disrupción que ha habido hasta la fecha para el sector financiero en su conjunto. Simplificando, este tipo de tecnología se concreta en una base de datos con información horaria estampada e inmutable de cada transacción que se replica en servidores de todo el mundo. Esta tecnología es, por ejemplo, la base de bitcoin.
En las transacciones tradicionales, como las transferencias de dinero o de divisas, normalmente hay un intermediario o una entidad centralizada que registra la transmisión de dinero o de divisas y que existe de forma independiente. En blockchain, el propio token o moneda digital es lo que tiene valor, que viene determinado por el mercado. Esto es lo que hace que el sistema sea un intercambio verdaderamente descentralizado.
"En el sector financiero, las instituciones han sido lentas en reconocer el potencial de la tecnología de blockchain; sin embargo, muchos grandes bancos han invertido considerables sumas de dinero en esta tecnología. Esta atención probablemente es el resultado de lo disruptiva que es dicha tecnología para el sector financiero, especialmente si permite la simplificación masiva de los procesos bancarios y reduce notablemente los costos", indican los expertos.
Según indican, los primeros niveles de disrupción parecen más probables en el espacio de los pagos, donde transacciones tradicionales como las transferencias de dinero, los pagos de tarjetas de crédito y de débito, las remesas, los pagos de divisas y en línea requieren un intermediario, como una cámara de compensación bancaria o una entidad financiera." En estos casos, la transacción ocurriría directamente entre el comprador y el vendedor sin ningún intermediario y la validación de la transacción se produciría de forma descentralizada o en una contabilidad distribuida". El resultado sería un importante ahorro en infraestructura para los bancos, lo que les permitiría evitar las redes de pago, que a menudo son lentas, incómodas y caras.
"Sin embargo, el mayor impacto potencial de una contabilidad pública podría ir más allá del sistema de pagos", recuerdan. Dado que la mayoría de los activos financieros, como bonos, valores, derivados y préstamos ya son electrónicos, sería posible que algún día todo el sistema se reemplazara por una estructura descentralizada.
Pero también existen riesgos. Para los expertos de BBVA Research, la probabilidad de que un sistema descentralizado se convierta en algo común no está clara, ya que tendría que ofrecer el mismo o un mayor nivel de confianza y protección que el sistema actual. "Para que esto ocurra, el sistema debe disponer de una gran cantidad de potencia informática y afrontar de forma eficiente el enorme consumo energético que se requiere. Además, no está claro cómo este sistema podría lidiar con las cuestiones legales y regulatorias, así como con asuntos de seguridad nacional, como el lavado de dinero, el fraude, la evasión fiscal o el terrorismo", expresan.
A su juicio, las monedas digitales no estarían a salvo de posibles cracs; al igual que el sistema actual, si su uso alcanza niveles sustanciales, estos choques podrían generar riesgos sistémicos y graves crisis económicas. En este escenario, la política monetaria no podría responder de forma eficaz si no puede impulsar la demanda entre una gran proporción de agentes económicos que utilizan monedas digitales.
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