El ex primer ministro Béji Caïd Essibsi, de 88 años, que en noviembre ganó la primera ronda con un 39,5% de los votos, partía como favorito. Aunque la polémica ha llegado cuando este se ha declarado vencedor sin esperar a conocerse los resultados oficiales. Un movimiento que no ha sentado bien en la candidatura de su rival, el presidente de transición Moncef Marzouki. Este había logrado en la anterior vuelta un un 33,4% de los votos.
El director de campaña de Essebi ha asegurado en declaraciones a la prensa que cuentan con una ventaja de 10 puntos frente a sus oponentes y que estos muestran una victoria de su candidatura. Por su parte, Marzouki ha rechazado que su rival pueda atribuirse la victoria y ha recordado que cuando han hecho ese anuncio, solo separaban unos miles de votos a los dos candidatos, y en ningún caso decenas de miles.
Esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el país supone el cierre del proceso democrático abierto tras la Primavera Árabe en 2011. Túnez fue el primer país donde se iniciaron estas revueltas que terminaron con la derrota de varios regímenes dictatoriales. La revolución que posteriormente se extendió al resto de países de la zona norte de África termina ahora con la elección del primer presidente votado en unas elecciones libres. Hasta ahora, el país había vivido una transición de cuatro años.
La votación se desarrolló en medio del miedo ante un posible ataque terrorista avivado por las amenazas de grupos islamistas. Se destacaron unos 100.000 soldados y los 100 locales electorales que más riesgo corren abrirán más tarde y cerrarán más pronto que el resto. Como medida de seguridad se cerró además la frontera con la Libia hasta el miércoles.
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