Propósito para el año nuevo: agendas más libres para liderar mejor

Ezequiel Kieczkier, CEO y socio fundador de Olivia, explica los propósitos para liderar mejor

Propósito para el año nuevo: agendas más libres para liderar mejor

Ezequiel Kieczkier, CEO y socio fundador de Olivia, explica los propósitos para liderar mejor

Cada final de año es buen momento para reflexionar sobre la etapa que se cierra y establecer nuevas metas para el periodo que se inicia con el nuevo año. Normalmente, en esta parte solemos repetir los clásicos buenos propósitos de cuidar más nuestra dieta, hacer más ejercicio, reforzar el conocimiento de idiomas, pasar más tiempo con la familia… Pero hay algo que los directivos deberían incluir en su lista de buenos propósitos, y que no solo se traduciría en mejor calidad de vida para sí mismos, sino en una mejor gestión ejecutiva: tener más tiempo libre para poder liderar mejor.

El éxito y la productividad suelen asociarse a agendas llenas y días frenéticos, pero cabe preguntarse si esa hiperactividad realmente nos convierte en mejores líderes. Una interesante reflexión sobre este tema surgió en una entrevista que el periodista estadounidense Charlie Rose realizó a Bill Gates y Warren Buffett en 2017. Durante la conversación, el fundador de Microsoft contó que una de las principales lecciones que en su día había aprendido del CEO de Berkshire Hathaway era la importancia de mantener despejada la agenda.

Ante la sorpresa del entrevistador, Buffett sacó una libreta que estaba prácticamente vacía, con apenas tres reuniones agendadas para toda una semana. Ese espacio libre, explicó, le permitía pensar, leer y observar el mundo, buscar patrones y detectar oportunidades. Esta práctica es una parte central de su receta para crear futuro y evitar quedar atrapado en el ciclo de lo urgente.

Sin embargo, la realidad para la mayoría de los líderes de nuestro tiempo es muy distinta. Atados a la tiranía de la urgencia, sus agendas atiborradas dejan poco espacio para la reflexión, la creación de caminos estratégicos o, incluso, la escucha activa de sus equipos. De este modo, el calendario se convierte en una suerte de cárcel, reforzada por una cultura corporativa que glorifica la hiperactividad y asocia el valor de un líder a su nivel de ocupación.

Pero, como líderes, ¿realmente esto es lo que nos hace efectivos? El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su libro La sociedad del cansancio, explica cómo en la cultura moderna se ha instalado una especie de orgullo por el agotamiento, y el individuo contemporáneo, en la búsqueda incesante de productividad y realización personal, parece condenado a la autoexplotación. El trabajo, en lugar de ser una fuente de satisfacción y desarrollo, se transforma en una cadena que limita la libertad y genera agotamiento crónico.

Esto no es solo teoría filosófica. Un reciente estudio realizado por la empresa global de recursos humanos LHH Recruitment Solutions entre 2.000 ejecutivos de cuatro continentes evidencia la existencia de lo que denomina ‘burnout ejecutivo’. Este síndrome, reconocido por la OMS, se caracteriza por un estrés crónico y una sobrecarga laboral que provocan una profunda sensación de agotamiento y menor desempeño profesional, y según este estudio lo padecen el 52% de los altos directivos. Estando en esta situación, sin ser capaces de desconectar, pensar y regenerarse, ¿cómo pueden estos líderes inspirar y guiar a sus equipos hacia el futuro?

Disponibilidad para pensar en lo importante

La verdadera tarea de un líder no es simplemente gestionar tareas y procesos, sino declarar un propósito. En la medida en que nos encadenamos a lo urgente nos alejamos de nuestra capacidad de pensar en grande, de visualizar un futuro y de guiar a otros hacia él. Liberar tiempo en la agenda no es un acto de pereza o negligencia: es una inversión en la calidad del liderazgo. Permite reflexionar, estar disponible para momentos y conversaciones compartidas con otras personas desde la espontaneidad que pueden resultar completamente enriquecedoras.

Podríamos decir que cómo está nuestra agenda refleja nuestro modelo de liderazgo, y una agenda repleta y desbordada suele ser síntoma de que estamos perdiendo de vista lo importante, diluyendo la calidad de nuestra dirección estratégica. Porque la falta de tiempo libre no deja de ser una renuncia a pensar, a inspirar y a tomar decisiones con impacto. No se trata de huir de las responsabilidades, sino de ser auténticos dueños de nuestro tiempo. La construcción del futuro organizacional no se logra en cinco minutos en medio de una jornada frenética; requiere espacios intencionales, conversaciones profundas y libertad para observar, reflexionar y crear.

Por eso, el cambio de paradigma es claro: liderar no significa hacer más cosas, sino enfocarse en las que realmente importan. Tener tiempo libre no solo nos convierte en mejores líderes; también nos permite reconectar con el propósito y, en consecuencia, inspirar a otros para alcanzar su mayor potencial.

Así, que, en este momento que invita a la reflexión y a definir propósitos para el año nuevo, de directivo a directivo, responde con sinceridad: ¿cómo tienes tu agenda? Tal vez es momento de dar a tu tiempo libre más prioridad, como una decisión estratégica para liderar mejor, pensar con claridad y guiar a tu organización hacia el futuro.

*Las opiniones aquí expresadas y los contenidos recogidos en esta tribuna son responsabilidad única de la persona autora. Dirigentes no está obligado a suscribir, secundar o validar las opiniones de sus tribunas.