China y Estados Unidos han retomado los contactos tratando de buscar una solución a la guerra comercial que alimenta la tensión entre ambos países y mantiene en vilo a los mercados. Estas conversaciones han hecho que Donald Trump se muestre satisfecho ante el buen camino que podría tomar la batalla. Por el momento, las autoridades de EEUU han aplazado hasta el 15 de diciembre la aplicación de los aranceles que ya tendrían que entrar en vigor en solo unas semanas, en concreto el día 1 de septiembre.
Estos aranceles gravarían con un 10% más las importaciones de productos que se fabrican en China, lo que afecta especialmente a la tecnología, ya que es el caso de numerosos móviles y ordenadores. El presidente estadounidense ha dejado ver que esperar a diciembre sería cuestión de que la medida tenga en menor impacto posible en la campaña de Navidad.
«En caso de que algunos de los aranceles tengan un impacto en los consumidores estadounidenses, aunque hasta ahora no ha habido practicamente ninguno, pero en caso de que puedan tener un impacto en las personas, lo que hemos hecho es retrasarlo para que los aranceles no sean relevantes para la temporada de compras navideñas», ha afirmado Trump. A través de twitter, el presidente ha añadido que «Mediante la masiva devaluación de su moneda e inyectando vastas sumas de dinero en su sistema, las decenas de miles de millones de dólares que EEUU está recibiendo son un regalo de China. Los precios no suben, no hay inflación. Los granjeros consiguen más de lo que gastaría China».
Según el Ministerio de Comercio de China, las últimas conversaciones se habrían producido el pasado martes entre altos representantes de ambos gobiernos, en concreto entre el vice primer ministro chino y líder del Diálogo Económico Integral China-EEUU, Liu Heying, y el Representante de Comercio de EEUU, Robert Lighthizer, además del secretario del Tesoro, Steven Munchin. El Ministerio añadió que ambas partes volverán a conversar en dos semanas.
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