Todas las negociaciones en la Unión Europea no son fáciles, pero si el asunto es Grecia todavía es más complicado. En los anteriores rescates al país, el acuerdo y los compromisos helenos llegaron a última hora con Atenas rozando la catástrofe. El mismo escenario se repite. Al Gobierno de Tsipras se le acaba el tiempo y las finanzas griegas no podrán soportar los vencimientos del mes de junio sin incurrir en impagos.
Hace dos días el FMI se dio por vencido en las negociaciones con Atenas abandonando sus técnicos Bruselas. Un duro golpe para Grecia y una forma de presión para disuadir a Tsipras de sus ambiciones. Ayer viernes el Ejecutivo heleno de urgencia para elaborar una nueva lista de compromisos intentando limar las diferencias con los acreedores. El primer ministro viajará hoy a Bruselas para presentar al presidente de la Comisión Europea una nueva propuesta.
Desde el Ejecutivo se afirma que el nuevo texto sigue respetando las líneas rojas de evitar recortes de salarios y pensiones, reestructurar la deuda pública y conseguir un fuerte programa de inversión para el desarrollo del país.
Las fuentes apuntaron que la "valoración" que hace el Gobierno "es que estamos más cerca que nunca de un acuerdo, ya que la diferencia en el superávit primario es de solo el 0,25 %", por lo que destacaron que ahora se necesita "voluntad política" y "comprensión mutua".
Pero las afirmaciones del FMI de situar el acuerdo "muy lejos" sitúa el viaje de Tsipras en un último intento a la desesperada de rebajar las exigencias de los acreedores.
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