La artillería pesada que Mario Draghi sacó en la última reunión del Banco Central Europeo (BCE) no parece suficiente para la OCDE, que ha vuelto a pedir al organismo que ponga en marcha estímulos monetarios "más vigorosos", ante el riesgo de una baja inflación y la débil demanda en la eurozona. Es decir, anima a la institución a ir más allá de la compra de deuda financiera vinculada a préstamos (ABS) e hipotecas (covered bonds) lanzando un programa de Quantitative Easing (QE) al más puro estilo de la Fed estadounidense.
No es ningún secreto que muchos miembros del BCE se quedaron con ganas de más en el último encuentro del organismo. El propio Draghi reconoció que el plan de expansión cuantitativa (QE) con la inclusión de deuda pública estuvo sobre la mesa en aquella última reunión en la que no todo fue consenso.
Cada vez son más las voces que apuntan a que, con sus últimas medidas, Draghi ha ganado tiempo para preparar un verdadero QE. Paras Anand, responsable de renta variable europea de Fidelity, coincide al señalar que "se está preparando el terreno de cara a un posible lanzamiento de la relajación cuantitativa, pero creo que antes se querrá ver el efecto de las TLTRO para saber si estimulan el crecimiento".
Complicaciones
Ahí estará la clave. Pero hay voces más inclinadas al no del QE. "Yo creo que lo más probable es que nunca lo veamos en Europa. Las últimas medidas anunciadas por el BCE serán el cenit de su política monetaria, aunque no hay nada seguro", explica Daniel Pingarrón, analista de IG.
Desde la firma aseguran que este programa de compra de deuda "va a contar con muchos enemigos". Entre ellos, Alemania y otros países acreedores del Eurosistema. Además de algunas barreras como "cierta legalidad de los tratados, dudas sobre su efectividad, el posible carácter coyuntural de la muy baja inflación,…" que podrían hacer poco factible el proceso, "salvo que la situación empeore de una manera que ahora mismo no está prevista en términos de inflación".
Desde Fidelity también reconocen que la oposición germana puede ser un obstáculo a los planes para un QE. "El Bundesbank lo ve como una forma de monetización de la deuda y a la clase política alemana le preocupa que se pueda producir un rescate encubierto de algunos países del sur de Europa", aseguran. Sin embargo, Alemania ahora tampoco atraviesa por su mejor momento, y la relajación cuantitativa del BCE podría tirar a la baja del euro, lo que ayudaría a suavizar los riesgos deflacionistas (aumentando el coste de las importaciones) y apoyaría el crecimiento económico (haciendo las exportaciones más competitivas).
En este sentido, incluso algunas voces señalan el tipo de cambio como clave del enredo, asegurando que la medida de estímulo más eficaz para Europa sería una subida de tipos de la Fed.
Argumentos a favor
A pesar de las dudas, el riesgo de deflación sigue ahí. En agosto, el IPC de la zona euro aumentó tan solo un 0,3% interanual, demasiado lejos aún del objetivo cercano al 2% del BCE. "Dado que el mandato del BCE es garantizar la estabilidad de precios, alejar el creciente riesgo de deflación es el argumento principal a favor de la relajación cuantitativa", explican desde Fidelity.
Los expertos recuerdan además que la baja inflación se debe en gran medida a la debilidad de la demanda. "Lanzar un programa de relajación cuantitativa podría ayudar a impulsar la demanda y a subir los precios". Eso sí. También destacan que el dato subyacente (que excluye componentes más volátiles como la alimentación o la energía) "es más elevado y menos problemático".
Tal y como recuerdan los expertos de Inversis, al final, la flexibilización cuantitativa es una medida de economía pública que consiste en generar moneda y ponerla en circulación. Y el principal riesgo es que puede dejar de ser eficaz a la hora de estimular la demanda si los bancos siguen siendo reacios a prestar dinero a empresas y hogares, que sería el fin último de esta compra masiva de bonos estatales y corporativos. De ser así, el remedio podría ser peor que la enfermedad, con la avalancha de dinero que podría generar una burbuja financiera de límites insospechados.
En cualquier caso, lo que sí descartan los expertos es que ese programa salga a la luz este año. "Al BCE le llevaría bastante tiempo decidirse a emprenderlo y salvar todos los obstáculos anteriormente citados", explican desde IG.
hemeroteca