Empecemos con el primer evento: miércoles, dos de diciembre. Comparecencia de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed) en el Club Económico de Washington. El consenso otorga una probabilidad cercana al 70% a que la autoridad monetaria de Estados Unidos suba los tipos en su encuentro el próximo mes, que será los días 15 y 16. Pero antes, tendremos esta oportunidad "definitiva" para preparar al mercado o rebajar sus expectativas.
Muchos indicadores se divulgarán antes de ese día y también, como han demostrado acontecimiento recientes, puede pasar cualquier shock… Pero lo cierto es que, con los datos que tenemos hasta ahora sobre la mesa, hay más pros que contras a un incremento del precio del dinero.
Lo dice Bank of America Merrill Lynch: "La Fed puede sentirse cómoda con un aumento de los tipos en diciembre", pues el crecimiento se sitúa por encima del potencial, las preocupaciones globales han disminuido, la tasa de desempleo está cayendo y los salarios gradualmente están repuntando. Falta la inflación, pero los miembros de la autoridad monetaria apuestan por su normalización en cuanto los "factores transitorios" (esto es, precios de la energía principalmente) desaparezcan.
Asimismo, debemos tener presente que algunos de ellos han advertido que si espera demasiado a que los precios se acerquen al objetivo del 2% se corre el riesgo de "sobrecalentamiento". Creen que lo mejor para la economía es llevar a cabo este movimiento cuanto antes y gradualmente, los objetivos de la autoridad monetaria están "a tiro de piedra", las políticas laxas pueden conducir a burbujas en los activos…
Mientras tanto, los miembros más dovish (acomodaticios) siguen pendientes del contexto internacional pues los interrogantes que penden sobre la economía China y los emergentes aún no se han resuelto, por no hablar de la escalada reciente del dólar y su impacto en los resultados empresariales.
Draghi "recarga" el bazuca
En el repunte del "billete verde" tiene mucho que ver la segunda cita: jueves, tres de diciembre. Reunión del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt y posterior rueda de prensa de su presidente, Mario Draghi. El mercado da prácticamente por hecho que en este encuentro, la autoridad monetaria de la Zona Euro tratará de apuntalar el tambaleante crecimiento y de insuflar vida a las expectativas de inflación ampliando sus estímulos.
Todo parece apuntar, especialmente lo lejos que se encuentran los precios del objetivo del 2%, a que el banquero italiano no va a esperar a que se cumpla el primer aniversario de sus compras de activos (QE) para impulsarlas, lo hará el último mes de este año. Ya lo dijo en octubre y lo ha repetido en cada comparecencia en la que le hemos visto desde entonces: revisaremos las medidas en diciembre y actuaremos con todas las herramientas a nuestra disposición si es necesario.
Ampliar el tamaño del QE, su duración, los activos incluidos (se ha especulado con deuda local y regional) y/o recortar de nuevo el tipo de depósito (ya en negativo en el -0,2%) son los "pasos" que se espera de el BCE. Concretamente, Barclays apuntan a una extensión del programa más allá de septiembre de 2016 y un recorte del tipo de depósito hasta el -0,3%; mientras que Capital Economics prevé un incremento de las compras hasta los 80.000 millones de euros al mes.
¿Salvará la OPEP al petróleo?
Y, la tercera en discordia: viernes, cuatro de diciembre. Reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP u OPEC por sus siglas en inglés) en Viena. A vueltas con el exceso de oferta y la debilidad de la demanda, el "oro negro" no consigue encontrar un "suelo" desde el que reestructurarse al alza y "levantar cabeza".
A pesar de ellos, los miembros del cártel se han negado a reducir la producción, en lo que se ha interpretado como una "cruzada" contra el shale oil estadounidense, que en lo que va de año ha reducido con fuerza las inversiones en extracción para tratar de hacer frente al hundimiento de los precios.
En su último informe de noviembre, la OPEP mantuvo sin cambio sus previsiones de demanda para este año (aumento de 1,5 millones de barriles diarios) y el próximo (repunte de 1,25 millones de barriles diarios) y no dio muestras de tener intención de cambiar su objetivo de producción: 30 millones de barriles diarios (que se superan en múltiples ocasiones).
Sin embargo, quizá comience a "dolerle" la caída que ha sufrido el petróleo desde el máximo de 114 dólares de junio del año pasado hasta los menos de 45 actuales. En este contexto, Norbert Ruecker, estratega jefe de materias primas de Julius Baer, mantiene "nuestra visión neutral sobre el petróleo y estimamos que la valoración se mantenga entre los 50 y los 60 dólares por barril en el futuro. El mercado necesita incentivos para evitar una mayor contracción en el suministro del petróleo de esquisto (…) pero la desaceleración China y el temor al debilitamiento de la demanda mundial siguen siendo el ‘comodín’ clave".
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