Uría: el mecanismo europeo de resolución bancaria aún tiene lagunas

«Hay que hacer retoques al edificio del Mecanismo Único de Resolución (MUR) con las lecciones aprendidas de la resolución del Popular y los bancos italianos». Así lo ha afirmado Francisco Uría, socio responsable de sector financiero de KPMG, quien además ha señalado que la resolución del Popular ha sido una situación expecional durante su intervención en una jornada organizada por el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) con la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). Hasta la fecha, el mecanismo europeo de resolución bancaria ha intervenido en dos ocasiones. La primera tuvo lugar en junio y terminó con la venta del Popular al Santander por un euro. Una operación considerada de éxito desde el organismo europeo, pues se llevó a cabo por medio de un bail-in, sin intervención de dinero público. La última vez que la Comisión Europea respaldó la resolución de la Junta Única de Resolución (JUR), el gobierno italiano sorteó el dictamen europeo con una regulación ad hoc para desgajar los activos dañados y traspasarlos al ‘banco malo’ italiano y el resto del negocio se vendió al San Paolo, un banco sano. La resolución del Popular no es el modelo a seguir El MUR estaba todavía en pruebas cuando llegó la crisis de liquidez del Popular en julio, que se resolvió con la absorción por parte de Santander. En esas fechas ni siquiera quedaba claro a los bancos si tenían que cumplir los requisitos del MREL (el mínimo requerido de pasivos elegibles) o los solicitados por la JUR. De todas formas, «tener un colateral de liquidez no significa tener un apoyo de liquidez incondicional para cubrir toda la demanda», según ha destacado el socio de KPMG. El comunicado del Popular al Banco Central Europeo (BCE) fue claro: no se podían abrir las oficinas con normalidad la siguiente mañana. Desde ese momento, el MUR tenía 24 horas para decidir si la resolución era de interés público o se procedía a la liquidación del banco. En el caso del Popular, se consideró que era de interés público y «se dieron unas circunstancias excepcionales, dado que surgió un comprador que conocía la oferta de antemano», ha recordado Uría. «El nivel de información que debe tener el MUR sobre la entidad debe ser más alto para enviar inmediatamente al posible comprador, porque no siempre va a haber una situación de conocimiento como la del Santander», ha añadido. Medidas para ‘comprar’ tiempo Pocos días antes de reunir a su ejecutiva para dirimir la resolución del Popular, la presidenta de la JUR, Elke Köenig, habló  sobre la posibilidad de implementar una moratoria de pagos para comprar tiempo en un momento crítico de falta de liquidez, aunque a fecha de hoy aún no se ha concretado la medida. «Los bancos se sostienen en la confianza. Si hay desconfianza en los mercados, se refleja tarde o temprano en la entidad. Se puede buscar una solución como el Chapter 11 americano para estos casos», ha sugerido Uría, quien ha adelantado que «completar la unión bancaria está en la agenda post-electoral alemana, con el apoyo de Macron». En la jornada intervino también el director de estudios financieros de Funcas y catedrático de Economía y Finanzas, Santiago Carbó, que ha abogado por una unión bancaria, «un paraguas completo» y también fiscal: «seguimos muy desequilibrados. Necesitamos una estructura de apoyo a las medidas extraordinarias. En un mercado integrado, qué más da, pero no es el caso. En la situación actual habría que ver qué países tendrán más dificultades cuando empiecen a subir los tipos de interés. Hay que ir con cuidado. Si hay una unidad, no hay problema». Carbó ha insistido en la idea presentada por Francisco Uría sobre la inmadurez del MUR: «el gran problema es que no está completo. Las medidas son insuficientes, aunque el caso Popular haya sido un éxito. Tenemos los pilares de la unión bancaria, pero está inacabada. Si la unión no acontece, el mercado bancario único no es creíble». El catedrático ha opinado que los siguientes pasos para completar la unión bancaria deben ser en materia política y fiscal: «el fondo de resolución debería de tener una capacidad propia financiera. Se necesita una unión fiscal para que sea posible y ahora falta integración y claridad». La resolución bancaria, una medida excepcional No obstante, Uría ha recalcado que «la resolución es una medida excepcional y no está para ayudar a los accionistas, sino para restaurar el interés público. En ese sentido la operación del Popular fue un éxito. No somos conscientes de lo que habría ocurrido si no hubiese podido abrir sus oficinas al día siguiente». Aún se espera que se haga público el informe de valoración de alternativas a la liquidación propuestos por el socio auditor, Deloitte. Carbó ha alertado sobre el contagio que producen las resoluciones por bail-in (respaldado por los acreedores, accionistas, bonistas y depositantes): «Hay que tener cuidado. La unión bancaria aún está muy por hacer, aunque la unión monetaria lo tranquiliza todo. Si no se acaba ese paraguas de armonización, podemos estar a la intemperie».

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