Se trata del último paso, la última pieza del puzzle que quedaba por determinar para que acabar con las tarifas de roaming fuese una realidad. Aunque llegó hasta a peligrar la fecha del 15 de junio como fecha final para su eliminación, las instituciones no han cejado en su empeño y la han mantenido hasta conseguir que el Consejo la aceptara. Va llegando por lo tanto a su fin una negociación que empezó hace una década. Se han fijado los límites para las tarifas máximas que podrán cobrarse entre operadoras cuando sus clientes utilicen las redes cuando viajen a otro Estado miembro, un paso esencial para que puedan ser gratuitas para el consumidor ya en junio en toda la UE. El precio al por mayor máximo se ha cerrado en 0,032 euros por minuto para las llamadas y 0,01 para los mensajes de texto, según informó el Consejo en una nota. Sobre el precio de los datos que tendrán que pagarse entre operadoras, éste se irá reduciendo de forma progresiva. A partir de junio de este año será de 7,7 euros por gigabyte, para reducirse hasta 6 euros en enero de 2018 y 4,5 euros en enero de 2019. Al año siguiente se bajará un euro el precio del gigabyte para quedarse en 3 euros en 2021 y en 2,5 euros a partir de 2022. El fin de roaming estará, sin embargo, vigilado. Cualquier uso que se considere excesivo podría terminar en sanciones para el consumidor. A este respecto, la Comisión evaluará cada dos años cómo va funcionando esta nueva medida para que no se produzcan abusos por ninguna de las partes. Podría en este sentido imponer un nuevo techo tarifario si así lo considerara necesario. Para el 15 de diciembre de 2019 se espera el primer informe de evaluación. Para las llamadas de voz, la Unión Europea ha acordado reducir de 0,05 euros el minuto a 0,032 euros/minuto; mientras que el tope para los mensajes de texto será de 0,01 euros por mensaje. Los precios tocarán suelo después de que se hayan visto reducidos en un 90% desde el año 2007 En abril del año pasado se situaron en 5 céntimos por minuto la llamada de voz y dos céntimos por los mensajes de texto. Pero como en cada acuerdo europeo, siempre hay vencedores y vencidos. En el caso de España, uno de los países con más turismo de toda la Unión Europea, podrá ver sobrecargada su red en verano sin que las operadoras vean incrementados sus ingresos. Esto derivaría en sobrecostes para las compañías y podría significar también un incremento de las tarifas en nuestro país, lo que supone que el consumidor español no se vería tan beneficiado del fin del roaming como los ciudadanos de países del Norte que veraneen en los países del Sur.
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