Videocámaras hackeadas: ¿De quién es la culpa?

Internet tiene muchas cosas buenas, pero también muchas otras malas. Por suerte o por desgracia la tecnología ha impulsado la globalización, sin tener en cuenta que, en ocasiones esto puede ser un problema. Imaginen por un momento como sería abrir su ordenador en Madrid, por ejemplo, y poder ver como cena una familia china, lo que se compra en una tienda de alimentación de Nueva York o quién está trabajando en una oficina de Londres. ¡Tachán! Su imaginación se ha hecho realidad.

El portal web Insecam ha publicado el acceso directo a 4.591 cámaras en Estados Unidos, 2.059 en Francia y 1.576 en Holanda, además de muchas otras en casi todos los lugares del mundo. El sitio contiene también 378 enlaces a cámaras en España, por todo el territorio nacional, aunque la mayoría en Madrid. Sobre todo aparecen tiendas, negocios, garajes y oficinas, pero también se puede ver un dormitorio en A Coruña, o un salón de una casa en Bilbao. Y lo que es peor, también aparecen cámaras sobre mostradores con cajas registradoras y otras que apuntan a cajeros de pago de aparcamientos.

Los dispositivos que este portal ha conseguido ‘hackear’ son sobre todo de la marca Foscam, Linksys y Panasonic. Los enlaces son de muy fácil acceso, ya que están ordenados por países y marcas de las cámaras.

El asunto, sin duda es tan preocupante como parece, más teniendo en cuenta que, aunque algunas imágenes ya han sido retiradas, esta página web sigue activa, junto a la mayoría de videocámaras que muestra. El Comisario de Información del Reino Unido, Christopher Graham, afirmó que había pedido a las autoridades rusas el cierre este sitio. Mientras tanto, hizo un llamamiento a los titulares de las cámaras para que cambiaran sus contraseñas y para implementar más seguridad. Según él, el sitio web está alojado en las Islas Cocos, bajo administración australiana, por lo que su cierre resulta más complicado.

Al problema ético de la intromisión en la intimidad de miles de personas, se suma ahora la delincuencia. Muchas videocámaras de las que se han filtrado las imágenes apuntan a establecimientos, cajeros automáticos, locales o simplemente casas. Un ‘regalo’ para delincuentes ya que pueden vigilar cuando le sitio en concreto está vacío, ver claves de seguridad, o la recaudación de una tienda de comestibles u otros productos.

Mientras se sigue investigando cómo ha sido posible que se produciera tan enorme filtración, los fabricantes de las cámaras hackeadas han comenzando a desmarcarse, señalando como culpables a los usuarios que no cumplen los protocolos de seguridad, como el cambio de la contraseña predeterminada. 

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