En este contexto, los expertos de BlackRock analizan las oportunidades de inversión en un escenario en el que esperan un nuevo ‘arreón’ del crecimiento económico de la primera potencia mundial durante el segundo trimestre del año que acaba de comenzar, "lo que debería incentivar a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés a corto plazo este otoño".
Para Russ Koesterich, Estratega de Inversiones Globales de BlackRock, es de esperar que la rentabilidad de los bonos se mantenga baja ante este escenario. "Esta tendencia se ha visto exacerbada por la compra de bonos de bancos centrales extranjeros y la carencia de nuevas ofertas. Pero los rendimientos estadounidenses bajos también son resultado de rendimientos aún más bajos fuera de los Estados Unidos", explica.
Con esta visión, el experto defiende el cierto atractivo que aún mantiene el treasury, recordando que, actualmente, el 25% del mercado de bonos soberanos europeos se caracteriza por un rendimiento negativo. "En Francia, los bonos del gobierno de hasta tres años conllevan un rendimiento negativo. En Alemania, son los bonos a ocho años y en Suiza, los bonos a diez años. En este contexto, un bono estadounidense a 10 años que ofrece una rentabilidad de aproximadamente un 2% y que está respaldado por una divisa fuerte llega a parecer atractivo".
A su juicio, los inversores deben seguir muy de cerca los próximos movimientos de la Reserva Federal, ya que aunque algunos indicadores como el último ISM, que cayó por encima de lo esperado, confían en que la recuperación del mercado laboral hará que el organismo presidido por Janet Yellen aumente las tasas a finales de año, probablemente en septiembre. "Pero es más probable que esto se manifieste en lo que se denomina un aplanamiento de la curva de rentabilidad. En otras palabras, es posible que veamos un aumento mayor en las tasas de intereses a más corto plazo, con un aumento menos considerable en las tasas a largo plazo", explica.
Dado que las tasas permanecen cercanas a mínimos, desde la firma explican que los inversores buscan rentabilidades "donde quiera que la encuentren". Algo que ayuda a explicar por qué los flujos hacia la renta fija de 2.900 millones de dólares registrados la pasada semana fueron liderados por el grado de inversión y los fondos de alto rendimiento en EEUU. "En este contexto, mantendríamos nuestra sobreinversión en los bonos de alto rendimiento", asegura Koesterich.
En renta variable, el analista considera que Wall Street se enfrenta a otro problema derivado del cambio en la política monetaria de la Fed. Y es que este proceso elimina el impulso que las Bolsas recibían hasta ahora con la flexibilización cuantitativa, dejando toda la confianza a los beneficios de las cotizadas. "Lamentablemente, las estimaciones de los analistas sugieren que disminuirán las ganancias del primer trimestre para el S&P 500 un 5% con respecto al año pasado", aseguran desde la firma. En este escenario, los resultados serán clave para el devenir de la renta variable estadounidense. Y los inversores deben tener claro que las compañías se enfrentan a varios factores, "incluido un crecimiento económico más moderado que lo esperado, la apreciación rápida del dólar y una aceleración modesta del crecimiento salarial".
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