La inversión sostenible ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Cada vez surgen más fondos enfocados en inversiones ESG, sin embargo, con su crecimiento también surgen las dudas entorno a estos productos, que todavía hoy son difíciles de clasificar debido a las finas líneas que los diferencian. Portocolom AV encuentra en los mercados financieros un […]
La inversión sostenible ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Cada vez surgen más fondos enfocados en inversiones ESG, sin embargo, con su crecimiento también surgen las dudas entorno a estos productos, que todavía hoy son difíciles de clasificar debido a las finas líneas que los diferencian.
Portocolom AV encuentra en los mercados financieros un papel fundamental para resolver los retos sociales y medioambientales a los que se enfrenta el mundo y por ello apuestan por la integración de la inversión de impacto en todas sus decisiones, con el objetivo de alcanzar un futuro más sostenible y saludable.
Iker Barrón, consejero delegado de Portocolom AV, sostiene que desde la firma “están haciendo el camino” para tratar de resolver el conflicto en el que la ESG ha entrado en los dos últimos años. “Nuestros clientes están comprometidos con el medio ambiente, la responsabilidad social y escuchándolos hemos ido encontrando las respuestas”.
Ana Guzmán directora de Inversiones y de Impacto, explica que la sostenibilidad no tiene una respuesta única, a pesar de que haya un marco o una taxonomía, ya que lo importante varía para cada persona y entran en juego componentes emocionales.
En este sentido “se están mezclando conceptos distintos” ya que sostenibilidad e inversión de impacto, no son lo mismo.
Inversión de impacto
Lo que subyace debajo de una inversión de impacto es generar un negocio dando respuesta a un reto que no esté solucionado gracias a la innovación. La inversión de impacto debe generar rentabilidad, buscando una respuesta positiva para el planeta o la sociedad.
Dentro de la inversión de impacto deben cumplirse cinco premisas. Debe existir una intencionalidad, teniendo claro lo que quieres conseguir, materialidad, adicionalidad ya que debe mejorar algo (clave para diferenciar fondos temáticos de fondos de impacto) y una medición, para gestionar el impacto y ampliarlo.
Un negocio tradicional, que ya existía, decide dar una mejora a la sociedad o al planeta. En el caso de la inversión de impacto se asume que en algunas ocasiones tendrá que sacrificarse la rentabilidad para que se produzca un impacto, pero en otras ocasiones habrá que conformarse con un menor impacto si el negocio requiere que exista una mayor rentabilidad para que continúe y siga su objetivo de mejorar a la sociedad y al planeta.
Para construir una cartera de impacto, Portocolom AV revisa la información cuantitativa de las empresas como punto de partida, contrastando los datos que las empresas aportan con lo que las compañías llevan a cabo.
Una empresa tendrá impactos directos e indirectos, positivos y negativos, pero aquello que tiene un efecto positivo hará que el impacto negativo sea menor. Es importante que la inversión de impacto sea escalable ya que en caso contrario supondrá finalmente una filantropía.
Posteriormente se analizan las posibles exclusiones, dentro de las cuales la firma no es partidaria de las exclusiones tajantes, siendo las únicas exclusiones absolutas las que atentan contra la integridad humana.
Es importante ver cuál es la teoría del cambio que tiene la empresa y el perfil del equipo ya que los dos componentes son fundamentales. “Tenemos que ver dónde van a sacar negocio y cuáles van a ser las fuentes de impacto, porque es importante que haya unos estándares de sostenibilidad”, afirma Guzmán.
Midiendo el impacto de una empresa, se observa cómo va evolucionando y reduciendo los impactos negativos cada año.
Las métricas en las que la agencia de valores encuentra la mejor forma para medir el impacto positivo, negativo, directo o indirecto son los objetivos de desarrollo sostenible ODS, que permite graduar más, con un lenguaje asequible para todos.