El conflicto ucraniano supone una tragedia humana y, además, una gran incertidumbre para los mercados. El impacto sobre el crecimiento económico es negativo: ha proporcionado a la inflación un estímulo adicional para seguir incrementándose y ha contribuido a aumentar las primas de riesgo. Para poder realizar una estimación de la magnitud del impacto de la […]
El conflicto ucraniano supone una tragedia humana y, además, una gran incertidumbre para los mercados. El impacto sobre el crecimiento económico es negativo: ha proporcionado a la inflación un estímulo adicional para seguir incrementándose y ha contribuido a aumentar las primas de riesgo.
Para poder realizar una estimación de la magnitud del impacto de la guerra sobre estas variables económicas, hay que considerar una variable por encima de las demás, y no es otra que la duración del conflicto que, recordemos, es de naturaleza totalmente imprevisible. Aún así, nuestro principal escenario prevé una crisis que no se prolongue después del verano.
En términos de política monetaria, los bancos centrales se encuentran entre la espada y la pared, comprometidos entre la ralentización del crecimiento y el incremento de la inflación. Sin embargo, la Fed y el BCE, pero también el Banco de Inglaterra y el Banco de Canadá , son partidarios de luchar contra la inflación y, por ello, siguen endureciendo sus políticas monetarias. Así,las condiciones financieras actuales, que tienen en cuenta la evolución de los mercados, son mucho menos favorables. Por un lado, el apoyo a la actividad económica recaerá en la política fiscal y, por el otro, debemos esperar, de nuevo, un aumento de los déficits, lo que redundará en una importante oferta de deuda soberana.
Más allá de estos efectos inmediatos, es muy probable que el mundo posterior al conflicto sea distinto a lo que hemos vivido hasta ahora. Para empezar, la garantía para el abastecimiento energético implicará la diversificación de los proveedores y, por tanto, el uso de fuentes de abastecimiento más caras. En este sentido, será necesario también acometer ambiciosos programas de inversión. Además, los presupuestos del Estado se verán afectados mucho más allá del efecto recesivo a corto plazo del conflicto. Por su parte, el esfuerzo militar se verá incrementado, una vez más, con consecuencias presupuestarias, pero también con impacto en términos industriales y de investigación. En ambos casos, en materia de defensa y de energía, la respuesta europea es parcialmente común con una nueva integración del esfuerzo financiero a nivel europeo.
Aunque el conflicto termine pronto, lo cual esperamos profundamente, el aumento de la incertidumbre geopolítica dará paso a profundos cambios en la economía mundial con el riesgo y las contingencias inherentes, y se producirá una especie de “efecto memoria”, con una incertidumbre que sólo desaparecerá de forma puntual.