Invertir en empresas con una baja huella de carbono tiene un efecto limitado en la descarbonización. Sin embargo, las empresas que ofrecen soluciones contra el cambio climático ayudan a evitar más emisiones de CO2 de las que generan con sus actividades. La inversión en tecnologías que aceleren la reducción de las emisiones de CO2 facilitará […]
Invertir en empresas con una baja huella de carbono tiene un efecto limitado en la descarbonización. Sin embargo, las empresas que ofrecen soluciones contra el cambio climático ayudan a evitar más emisiones de CO2 de las que generan con sus actividades. La inversión en tecnologías que aceleren la reducción de las emisiones de CO2 facilitará una descarbonización con el máximo impacto positivo para la sociedad.
Como puso de relieve la reciente reunión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), es urgente descarbonizar cuanto antes todos los aspectos de la vida humana. Si no recortamos drásticamente las emisiones de CO2 durante las próximas décadas, el calentamiento global sobrepasará el umbral crítico de 2 grados centígrados planteado como límite en el Acuerdo de París.
Los inversores tienen dos vías para facilitar la descarbonización: el diálogo activo con las empresas en las que invierten, para fomentar la adopción de estrategias que permitan reducir las emisiones de CO2 y adoptar estructuras de gobierno corporativo relacionadas con el cambio climático, y la asignación del capital.
En lo que se refiere a esta segunda vía, muchos inversores están canalizando capital hacia empresas con bajas emisiones de alcance 1 (emisiones directas producidas por quema de combustibles por parte del emisor) o 2 (emisiones indirectas generadas por la electricidad consumida y comprada por el emisor), o hacia empresas que se benefician de la transición climática. Sin embargo, estas compañías contribuyen poco a la reducción de las emisiones de CO2 del conjunto de la sociedad. Por el contrario, la inversión en tecnologías que aceleren vigorosamente la reducción de las emisiones facilitará una descarbonización con el máximo impacto para la sociedad.
A menudo, la huella de carbono de una empresa es un indicador incompleto porque no recoge el impacto positivo de sus productos a la hora de reducir las emisiones de CO2. Dicho de otro modo, la huella de carbono deja de lado el impacto social que tienen los productos de las empresas en la descarbonización del planeta. Sin embargo, muchas compañías que ofrecen soluciones contra el cambio climático ayudan a prevenir más emisiones de CO2 de las que generan con sus actividades. Centrarnos exclusivamente en su huella de carbono pasaría por alto el impacto que tienen en la descarbonización de la sociedad.
Tomemos como ejemplo a Wuxi Lead Intelligent Equipment, que fabrica baterías para vehículos eléctricos. Los productos de la empresa contribuyen a la descarbonización facilitando la electrificación del transporte. Usando la información presentada a las autoridades, datos sectoriales y modelos fundamentales, nuestro análisis pone de relieve que la reducción de las emisiones de CO2 que se consigue con la adopción de los coches que utilizan las baterías de Wuxi compensa considerablemente las emisiones totales que genera la compañía. La disminución de CO2 se calcula multiplicando el número de vehículos eléctricos fabricados usando las baterías de Wuxi por la diferencia entre las emisiones anualizadas de un vehículo eléctrico y uno de combustión interna a lo largo de su ciclo de vida sobre la base del mix actual de generación en el mundo.
Otro ejemplo lo encontramos en Kingspan, fabricante líder de productos para el aislamiento de edificios. El aislamiento de edificios reduce el consumo de energía, lo que, a su vez, reduce las emisiones de CO2, contribuyendo así a la descarbonización. En este caso, la disminución de CO2 se calcula suponiendo que la energía ahorrada por los productos aislantes de la compañía evita una producción energética equivalente a partir de combustibles fósiles. Es decir, se multiplica un factor de emisiones (CO2 G/KwH) por la energía total ahorrada al año gracias a los aislantes fabricados por Kingspan.
Las proyecciones para 2025 incorporan un incremento considerable del CO2 evitado, algo que cabe esperar a medida que la adopción de estas tecnologías de descarbonización se acelere debido a las mayores inversiones y el apoyo de los gobiernos.
Por lo tanto, resulta evidente que evitar las empresas y sectores que generan altas emisiones de CO2 no es la respuesta. Las empresas que invierten en tecnologías de bajas emisiones, incluidas las pertenecientes a sectores con altas emisiones (como la energía, la industria y los suministros públicos) serán las que nos proporcionen soluciones para descarbonizar todos los aspectos de nuestras vidas. Por eso, los inversores tienen el deber de implicarse para alentar la adopción de mejores prácticas en materia de reducción de emisiones.
En nuestra opinión, ejercer los derechos de propiedad votando en las juntas generales es una responsabilidad fundamental como accionistas. El objetivo debe ser fomentar la descarbonización de las empresas participadas poniendo en marcha estructuras de gobierno corporativo relacionadas con el cambio climático y promoviendo la adopción de soluciones con bajas emisiones.
Alcanzar las cero emisiones netas en 2050 solo se conseguirá invirtiendo en soluciones y tecnologías que contribuyan a acelerar de forma decisiva la descarbonización de la sociedad en toda la cadena de valor, frente a invertir en empresas con una baja huella de carbono, pero con un impacto mínimo.