La ética en las finanzas

¿No es sorprendente que los inversores estén tan divididos en cuanto al posicionamiento en acciones enfocadas a sectores considerados de “vicio”?. Sin embargo, estas empresas se han consolidado durante muchas décadas en sectores tanto rentables como atractivos. Entre 2002 y 2017, el Vitium Global Fund (también conocido como «Vice Fund»), creció una media del 13% anual, frente al 11% del MSCI World. Un excelente resultado para empresas de casinos como Las Vegas Sands, grupos cerveceros como AB-InBev y fabricantes de armas como Raytheon. Cabe preguntarse por qué deberíamos evitar este tipo de empresas. La respuesta es simple: la tendencia del mercado. Nuestra sociedad está adoptando gradualmente una visión del mundo más responsable, lo que deja cada vez menos espacio para los negocios más controvertidos. 

Un modelo de negocio rentable

No todas las culturas perciben el vicio de la misma manera. Por ejemplo: en Estados Unidos tienden a considerar el armamento como algo patriótico en lugar de poco ético; Alemania ha hecho campaña contra la energía nuclear a pesar de que no hay emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con ella; y Canadá ha optado por legalizar la industria del cannabis en lugar de dejarla bajo el control del mercado negro. Dicho esto, empresas relacionadas con el vicio se agrupan en torno a sectores relacionados con la adicción (tabaco, alcohol y juegos), fabricantes de armas y empresas que buscan beneficios sin importar el coste moral o ambiental.

El modelo de negocio de la gran mayoría de estas compañías es intrínsecamente rentable, principalmente porque el número de actores es limitado. Cada sector se caracteriza por una competencia monopolística (o a veces oligopolística), que permite a las empresas mantener altos márgenes debido a la baja elasticidad de los precios. Al igual que Diageo, que se beneficia de los 13 millones de pintas de Guinness vendidas el día de San Patricio, las empresas relacionadas con la adicción y el vicio se basan en marcas establecidas con un fuerte reconocimiento por parte de los consumidores. Por lo tanto, es el alto poder de precios lo que hace que industrias como la del tabaco y el alcohol se encuentren entre las más rentables de todas, con márgenes operativos del 33% y 29%, respectivamente. En lo que respecta al sector del armamento, su importancia es estratégica; tanto si se trata de mantener la supremacía militar como de garantizar la seguridad interior, los países no tienen generalmente más alternativa que invertir masivamente en sus sistemas de defensa. En última instancia, parece ser que los buenos resultados obtenidos en el pasado no son atribuibles en modo alguno a su inmoralidad, sino más bien a sus previsibles flujos de ingresos y a un modelo de negocio que hasta ahora ha sido rentable.

Llamada de atención

Uno de los fenómenos más notables de nuestro siglo es sin duda la comprensión de que la supervivencia de la humanidad depende de nuestro comportamiento, y que puede verse rápidamente amenazada por nuestros vicios y adicciones. En cuanto al consumo, estamos muy lejos de los años 50, cuando el tabaco no se consideraba un riesgo para la salud. La proporción de fumadores en los Estados Unidos se redujo del 42% en 1965 al 14% en 2017, lo que provocó una muerte lenta de la industria tabacalera. Aunque pueden ser rentables, los sectores polémicos de hoy en día están a merced de la acción tanto legal como gubernamental, con el juego, la comida basura y ciertos tipos de alcohol también bajo ataque.

En el ámbito medioambiental, los movimientos sociales y los resultados de las elecciones muestran una conciencia entre la población de que sólo una acción colectiva a largo plazo puede asegurar la supervivencia de nuestro planeta. Las iniciativas ecológicas son cada vez más importantes, como lo demuestra la reciente decisión del Banco Europeo de Inversiones de dejar de financiar las energías fósiles a partir de 2022.

Esta toma de conciencia está afectando al comportamiento de los inversores. Así, según la Alianza Mundial para la Inversión Sostenible (GSIA), la proporción de activos gestionados en fondos ISR alcanzó los 31.000 millones de dólares a finales de 2018, lo que supone un incremento del 34% con respecto a 2016. Esto contrasta con el Vice Fund, que perdió cerca del 40% de sus activos bajo gestión en el mismo período.

El precio de lo menos moral

Hoy en día, el primer paso para determinar el nivel de riesgo asociado a una inversión en una empresa corresponde a su compromiso con la sostenibilidad y las cuestiones medioambientales

Por ejemplo, la volatilidad del grupo energético alemán RWE, cuya producción se basa en un 60% en el carbón, es 1,5 veces mayor que la de su competidor italiano Enel, que se caracteriza por su posicionamiento en las emisiones de carbono cero. La prima de riesgo medioambiental nunca ha sido tan tangible.

En una segunda etapa, se debe evaluar el riesgo reputacional. A modo de ejemplo, podemos citar al grupo farmacéutico Bayer y al fabricante de automóviles Volkswagen: el primero perdió cerca del 40% de su capitalización de mercado en el año en que compró al polémico fabricante de pesticidas Monsanto; y el segundo experimentó una caída de casi la misma magnitud el día en que estalló el escándalo del «Dieselgate». La reputación puede tardar décadas en construirse, pero puede ser destruida en pocos minutos.

En última instancia, podemos ver que esta nueva percepción de riesgo tiene un impacto en las valoraciones: las empresas consideradas honestas y comprometidas con el desarrollo sostenible tienen valoraciones altas, mientras que las acciones con empresas consideradas inmorales se negocian con descuento. Dado el fuerte crecimiento de la gestión ISR (Inversión Socialmente Responsable), parece inevitable que los inversores exijan una prima de riesgo cada vez mayor para este último grupo.

Hacia una gestión ética

Con el auge de la inversión sostenible caracterizado por el constante aumento de los activos gestionados, el futuro parece incierto para los títulos de vicio. Sus esfuerzos de reinvención son vanos, como lo ilustra Philip Morris, que persiste en el desarrollo de cigarrillos electrónicos supuestamente menos nocivos. Los “valores del pecado” corren el riesgo de ser abandonados por los inversores, en un entorno de bajos tipos de interés que penalizaría gravemente su inherente estatus de «valor».

Hoy en día, el enfoque sostenible representa un criterio de diferenciación en la gestión de carteras, pero no cabe duda de que se convertirá en el estándar para los inversores en un futuro próximo.

2020-01-22 15:28:07

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