El movimiento anti-ESG está cobrando fuerza en Estados Unidos. De hecho, un grupo pide prohibir por ley mezclar cuestiones de sostenibilidad y financieras.
Dirigentes Digital
| 16 feb 2024
Los movimientos contrarios a los principios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) fueron uno de los temas más destacados entre los grupos de inversores estadounidenses en 2023. En el centro de la controversia se encuentra un grupo ruidoso de individuos que sostienen la creencia de que considerar factores como el medio ambiente al invertir resulta perjudicial desde una perspectiva financiera. Algunos incluso abogan por la implementación de legislación que prohíba la aplicación de criterios ESG en las decisiones de inversión. Quienes se oponen a los principios ESG argumentan que la obligación de adherirse a estos criterios podría obstaculizar el crecimiento y la innovación empresarial, limitando así la libertad de individuos, instituciones y el Estado.
La resistencia contra los principios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) ha adquirido una fuerte carga política. En Estados Unidos, la nación se encuentra cada vez más dividida, con algunos estados exigiendo informes más detallados a las empresas sobre sus iniciativas de sostenibilidad e impacto climático, mientras que otros promulgan leyes que complican la consideración de criterios ESG en las decisiones de inversión. El movimiento opuesto a los ESG ha ganado impulso, especialmente impulsado por empresas del sector petrolero y gasístico que perciben estos principios como una amenaza para sus negocios y cuentan con recursos financieros para presionar a favor de nueva legislación.
Además, la coyuntura económica actual probablemente ha intensificado la resistencia contra la ESG. La sostenibilidad y los criterios ESG eran prioridad en tiempos más favorables, pero con la incertidumbre económica actual, más personas cuestionan los beneficios financieros asociados con la adopción de estos principios.
A pesar de la considerable atención mediática que han recibido los opositores a los principios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (anti-ESG), especialmente en Estados Unidos, sus impactos prácticos siguen siendo relativamente limitados. Hasta el momento, solo dieciséis estados han implementado legislación anti-ESG, y los proyectos de ley incluso se han estancado en estados controlados por partidarios republicanos. En particular, la legislación que prohíbe a los gestores de fondos de pensiones estatales utilizar criterios ESG ha captado una amplia cobertura mediática.
Este tipo de legislación anti-ESG tiene un efecto más pronunciado en las inversiones relacionadas con los llamados “fondos de impacto”, gestionados por fondos de pensiones estatales. En estos fondos, las decisiones de inversión se basan en criterios de sostenibilidad específicos con el objetivo de lograr un impacto medible. En contraste, el impacto de la legislación anti-ESG es limitado en los fondos que incorporan factores ESG en su proceso de inversión estándar, sin basar sus decisiones en objetivos de sostenibilidad.
“Como resultado, los inversores europeos que colocan su dinero en fondos estadounidenses han experimentado un impacto mínimo. La mayor transformación radica en cómo los gestores de fondos estadounidenses abordan y comunican los temas ESG. Ahora muestran una mayor conciencia al explicar sus prácticas ESG, esforzándose por establecer una clara distinción entre ESG e inversión de impacto, al argumentar que considerar aspectos ESG es beneficioso desde el punto de vista financiero”, aseguran desde la gestora nórdica Evli.
Si la resistencia anti-ESG se basa en inquietudes financieras, el dinero también representa el argumento en contra más sólido. “Considerar los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza en los negocios e inversiones resulta rentable, especialmente a largo plazo. Hay riesgos materiales significativos asociados al cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y abordar estos riesgos no está vinculado a ninguna ideología”, explican en Evli.
En varios estados de Estados Unidos, la legislación destinada a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ha quedado estancada debido a consideraciones financieras. Se ha evidenciado que desinvertir en ciertas inversiones acarrearía pérdidas millonarias. Además, en estados que han aprobado leyes anti-ESG, los gestores de fondos públicos de pensiones han argumentado en contra de retirar activos de fondos específicos, alegando que esto violaría su deber fiduciario de priorizar los intereses y beneficios de los inversores.
Asimismo, cabe destacar que el movimiento en contra de la ESG podría generar consecuencias positivas. “Como defensores de la ESG, es crucial que comuniquemos de manera clara y uniforme por qué es esencial considerar estos factores. La información sobre los esfuerzos y resultados en sostenibilidad debe ser más transparente y accesible. Esto no solo disipará las preocupaciones de los escépticos de la ESG, sino que también facilitará la toma de decisiones para los inversores partidarios de la ESG mediante la mejora de la calidad de los datos disponibles”, afirman.
“A pesar de las reacciones en contra, la sostenibilidad sigue siendo un tema cada vez más importante en los negocios y la inversión. El movimiento anti ESG está limitado a Estados Unidos, y no esperamos que se extienda a Europa, donde, en general, vamos por delante en cuestiones de sostenibilidad”, concluye Emma Honkanen, Directora de Inversiones de Fondos Alternativos en Evli Fund Management Company.