La gestión pasiva crece, representando más del 25% del mercado. Los ETFs activos, combinan gestión activa con estructura ETF, creciendo y representando el 6% del mercado de ETFs.
Patricia Malagón
| 14 may 2024
Los ETFs activos, pero especialmente los pasivos, han impulsado que industria de la gestión pasiva no ha parado de crecer en los últimos años, pasando de tener una cuota de mercado por debajo del 14% a superar el 25%. De hecho, según los datos de Morningstar, 11,1 billones de dólares ya se encuentran invertidos en este tipo de productos a nivel mundial. Sin embargo, dentro de este segmento, en los últimos años ha ido cobrando fuerza un nuevo producto, los ETFs activos, que ya reúnen más de 700.000 millones de dólares, el 6% total del mercado.
Según explican desde DWS, “se trata de un fondo de inversión con dos características fundamentales: cuenta con un equipo de gestión de carteras que trata de generar rendimientos superiores a los de un índice de referencia, y no simplemente intentar seguir un índice lo más fielmente posible (que es lo que ocurre con los enfoques pasivos típicos), y tiene una estructura de ETF y no de fondo de inversión”.
Es un producto más parecido a un fondo de inversión tradicional, pero con la estructura de un ETF. Es decir, sería un fondo de inversión cotizado en bolsa y que puede comprarse y venderse con la misma facilidad que un ETF.
Es importante considerar que tanto los ETFs activos como los fondos de inversión gestionados activamente están sujetos a normativas similares, pero hay dos elementos clave que los distinguen. En primer lugar, la eficiencia fiscal de la estructura de los ETFs es destacable. Por lo general, se argumenta que los ETFs son más eficientes fiscalmente que los fondos de inversión debido a su naturaleza predominantemente pasiva, lo que resulta en una menor rotación y, por ende, menos generación de plusvalías.
Además, los ETFs tienen la capacidad de transmitir valores “en especie” a los participantes, a cambio de participaciones en el ETF. Esto significa que pueden reembolsar valores, generalmente aquellos con la base de coste más baja, sin incurrir en un evento imponible.
“La segunda distinción es la transparencia en la estructura. Algunos inversores prefieren saber qué activos poseen en tiempo real, mientras que otros creen que es una información potencialmente costosa. Del mismo modo, es posible que algunos gestores no crean que informar diariamente de las tenencias sea perjudicial para su proceso”, señalan desde DWS.
Aunque solo el 6% del mercado de ETFs está compuesto por activos gestionados activamente, esta cuota ha experimentado un crecimiento significativo en un período relativamente corto. En 2008, representaba solo el 0,35% del mercado, pero para 2023 había alcanzado el 6,43%. Esto indica dos tendencias distintas pero probablemente interrelacionadas en el sector de la gestión de activos. Por un lado, está el aumento de las estrategias pasivas en comparación con las estrategias activas en todos los activos bajo gestión en general. Por otro lado, observamos el crecimiento de las estrategias activas en comparación con las estrategias pasivas dentro del universo de los ETFs.
Según la gestora DWS, estos datos tienen una explicación detrás: “el mercado de ETFs activos es relativamente más pequeño y está menos explotado que el de ETFs pasivos, lo que facilita el lanzamiento de productos innovadores que aún no existen como ETF (ya sea como estrategias totalmente nuevas o estrategias de fondos de inversión existentes) y el crecimiento del mercado”.
Además, es importante resaltar los cambios normativos relativamente recientes que han simplificado el lanzamiento de ETFs para los gestores. La SEC aprobó la denominada “norma ETF”, que proporcionó una mayor flexibilidad en cuanto a la creación y el reembolso de acciones de ETF. Todos estos cambios potencialmente facilitan la oferta de diversas estructuras de ETF.
Finalmente, Morningstar señala que los ETFs suelen ser más económicos que los fondos de inversión, atribuyendo esta diferencia a los costos asociados con el asesoramiento, la comercialización, la distribución y el mantenimiento de registros en los fondos de inversión. Es probable que esta disparidad de precios se deba a la naturaleza de los ETFs, que tienden a ofrecer soluciones de seguimiento de índices, mientras que un fondo activo cobra más debido a los costos asociados con la investigación y la habilidad del gestor necesarias para generar rendimientos superiores al índice de referencia.