El nuevo modelo EFQM 2025: un paso decisivo hacia la sostenibilidad y la innovación

En el mundo empresarial, el cambio es una constante, pero los últimos cuatro años han sido especialmente convulsos. Desde la pandemia de la Covid-19, pasando por los conflictos geopolíticos, hasta la explosión de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial generativa, las organizaciones de todo el mundo han tenido que adaptarse rápidamente a una realidad en constante transformación. Es en este contexto que surge el modelo EFQM 2025, una actualización significativa del marco de gestión lanzado en 2020, diseñado para ayudar a las organizaciones a navegar por estos tiempos complejos.

El modelo EFQM es ampliamente reconocido como una herramienta clave para la mejora continua en organizaciones de todo tipo y tamaño. En su versión 2025, introduce cambios basados en las lecciones aprendidas durante los últimos años, con un enfoque en la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la resiliencia organizacional.

Uno de los cambios más significativos del nuevo modelo es el enfoque holístico en la creación de valor sostenido en el tiempo. No se trata sólo de rentabilidad económica, sino de integrar aspectos sociales y ambientales en el núcleo de las estrategias organizativas. La sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad para la viabilidad a largo plazo.

En un mundo donde el cambio climático, la escasez de recursos y las crecientes demandas de los consumidores por prácticas éticas son temas predominantes, el modelo EFQM 2025 promueve una responsabilidad global compartida. Las empresas, independientemente de su tamaño, deben alinearse con marcos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y los valores europeos descritos en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE. Este enfoque asegura que las organizaciones no sólo sobrevivan, sino que prosperen en un mundo que valora cada vez más la equidad social y la protección ambiental.

Otro de los pilares del modelo EFQM 2025 es la apuesta decidida por la tecnología como catalizador de la mejora organizacional, enfatizando la necesidad de un liderazgo tecnológico. En un entorno donde la digitalización ha acelerado radicalmente las expectativas de los consumidores y las dinámicas del mercado, las organizaciones no pueden permitirse quedarse atrás, deben aprovechar las oportunidades que les brinda. Insta a las organizaciones a adoptar tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial. Tanto como herramientas operativas, como elementos estratégicos que transformen sus modelos de negocio. Esto incluye la integración de entornos de trabajo híbridos y remotos, una realidad que se ha acelerado con la pandemia y que ahora forma parte de la estructura organizativa de muchas empresas. La capacidad para integrar de manera eficaz estas tecnologías en las operaciones diarias y, al mismo tiempo, mantener un alto nivel de compromiso de los empleados, es un factor diferenciador clave.

Por otra parte, la pandemia expuso las vulnerabilidades de las cadenas de suministro globales, lo que ha llevado a una mayor atención a la resiliencia en la gestión empresarial. El modelo EFQM 2025 aborda esta necesidad, subrayando la importancia de prever y mitigar disrupciones futuras a través de planes de contingencia sólidos y una gestión proactiva de los riesgos.

La continuidad del negocio ya no puede darse por sentada. Las organizaciones deben estar preparadas para enfrentar crisis inesperadas, desde problemas logísticos hasta crisis globales como pandemias o conflictos internacionales. El modelo fomenta la creación de estructuras más flexibles y adaptativas que permitan a las organizaciones reaccionar rápidamente ante los desafíos emergentes, sin poner en peligro su sostenibilidad.

Otro cambio destacado en el nuevo modelo es el enfoque en un liderazgo impulsado por el propósito. En un entorno donde los empleados buscan cada vez más trabajar en empresas alineadas con sus valores, el liderazgo debe ir más allá de la gestión operativa tradicional. Los líderes empresariales deben convertirse en modelos de cambio, eliminando barreras a la innovación y fomentando una cultura organizativa que valore la creatividad y la mejora continua.

El compromiso con un propósito claro no sólo fortalece la cohesión interna, sino que también facilita la adaptación a los cambios externos. Las organizaciones que se alinean en torno a un propósito claro tienen más probabilidades de inspirar a sus empleados y man- tener una ventaja competitiva en el mercado.

Y como en las versiones anteriores, la medición de resultados sigue siendo un elemento esencial. Sin embargo, el modelo EFQM 2025 introduce un enfoque más estructurado y detallado en la evaluación del rendimiento, distinguiendo entre resultados estratégicos y operativos. Estas métricas permiten a las organizaciones tener una visión clara de su desempeño y ajustarse continuamente para mejorar.

Además, la herramienta de diagnóstico REDER (Resultados, Enfoques, Desplegar, Evaluar, Revisar) se ha simplificado, lo que facilita su uso y permite a las organizaciones realizar autoevaluaciones más eficientes.

En definitiva, el modelo EFQM 2025 no es sólo una actualización de su predecesor; es una respuesta directa a las necesidades emergentes de las organizaciones en un mundo en constante cambio. La integración de la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la resiliencia organizacional como pilares clave reflejan una comprensión profunda de los retos actuales.

Las organizaciones que adopten este modelo referencial estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro, desde la gestión de crisis hasta la adopción de nuevas tecnologías, sin perder de vista su responsabilidad social y ambiental. Es decir, podrán definir una hoja de ruta clara para prosperar en un mundo donde el cambio es la única constante.