La inteligencia artificial ha llegado al mundo de la inversión y lo ha hecho con la fuerte irrupción de los robo advisors. Estos asesores automatizados están facilitando el acceso a la inversión a muchos ahorradores, procurándoles asesoramiento gracias a los algoritmos matemáticos, que hacen posible trazar el perfil de un inversor de forma objetiva. Además, […]
Dirigentes Digital
| 24 may 2018
La inteligencia artificial ha llegado al mundo de la inversión y lo ha hecho con la fuerte irrupción de los robo advisors. Estos asesores automatizados están facilitando el acceso a la inversión a muchos ahorradores, procurándoles asesoramiento gracias a los algoritmos matemáticos, que hacen posible trazar el perfil de un inversor de forma objetiva. Además, los robo advisors presentan varias ventajas frente al asesoramiento personal: – Ahorro de costes: probablemente es la principal ventaja. Durante muchos años, el asesoramiento financiero tradicional ha estado fuera del alcance de la mayoría de ahorradores debido a los elevados costes de gestión y a las exigencias de capital mínimo de los inversores, haciendo accesible este servicio únicamente para los clientes de banca privada. Sin embargo, ahora, gracias a la tecnología, cualquier inversor puede tener acceso y conocimiento de su perfil de riesgo. – No injerencia de las emociones. Al basarse en algoritmos, los aspectos personales, emotivos y psicológicos, quedan al margen, y las valoraciones escapan de las incertidumbres que puedan asolar el razonamiento de los seres humanos. – En cualquier momento y lugar. Los inversores pueden acceder a su perfilado online en cualquier momento y lugar, durante las 24 horas los 7 días a la semana, respondiendo a un test de idoneidad sobre sus necesidades de inversión y ahorro en distintos periodos temporales. Así pues, nosotros no entendemos la palabra robo advisor como automatización de la gestión del fondo o la gestión de la cartera del cliente, sino como automatización del proceso previo a la inversión, el del perfilado del inversor. Creemos firmemente que el factor humano en el momento de gestionar es necesario, e incluso diríamos que imprescindible, pues sólo el expertise y la experiencia de un quipo de gestores puede enriquecer la selección y diversificación de activos y productos. Pero, por otro lado, el perfilado del cliente y la contratación de un fondo pueden automatizarse y, con ello, reducir costes, convirtiendo a los fondos en un vehículo de inversión democrático.