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El coronavirus finiquita la tímida recuperación europea

Bruselas ya reconoce abiertamente lo que economistas, bancos y casas de análisis llevan alertando desde hace días, que la epidemia, ahora ya pandemia global, del coronavirus tendrá consecuencias severas en la economía del viejo continente hasta provocar su parálisis. Y así lo tuvo que reconocer Maarten Vervey, jefe de la dirección general de Asuntos Económicos […]

Internacional

Dirigentes Digital

13 mar 2020

Bruselas ya reconoce abiertamente lo que economistas, bancos y casas de análisis llevan alertando desde hace días, que la epidemia, ahora ya pandemia global, del coronavirus tendrá consecuencias severas en la economía del viejo continente hasta provocar su parálisis. Y así lo tuvo que reconocer Maarten Vervey, jefe de la dirección general de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea.

Sus palabras, por sinceras y nada más comenzar la explicación técnica de las últimas medidas impulsadas por el ejecutivo comunitario, resonaron en todo Bruselas. Pero chocaron con una realidad, hacía apenas una hora que la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, acompañada de sus dos vicepresidentes económicos, la de Competencia y Edad Digital, Margrethe Vestager, y el de Economía, Valdis Dombroskis, había estado en el mismo pódium sin mencionar una coyuntura tan preocupante.

Von der Leyen, Vestager y Dombrovskis prefirieron acaparar los titulares del nuevo paquete de 37.000 millones de euros en inversiones para el sistema sanitario y en liquidez para las empresas, la exención a los Estados Miembros en el cumplimiento de los ajustes fiscales o la flexibilidad para que los bancos canalicen ayudas públicas de los gobiernos a empresas, familias y autónomos. Y obviaron las malas noticias en una clara dejación de funciones.

Fue, posteriormente, el director general Vervey quien explicó un claro escenario de recesión para toda la eurozona y la UE, peor que el documento de la Comisión visto por Dirigentes hace una semana y que dirigido al Eurogrupo ponía a Italia y a Francia ante “el riesgo de una recesión técnica en el primer trimestre del 2020 tras un crecimiento ligeramente negativo del PIB en el cuarto trimestre de 2019”. Bruselas ha analizado “los diferentes canales por los que el crecimiento se verá impactado”. Primero las ramificaciones desde China con un efecto disruptivo en las cadenas de producción hasta afectar al lado de la oferta. Segundo, los efectos sobre la demanda con “un fuerte impacto en los restaurantes, en el turismo y en el comercio minorista”, en palabras de Vervey, lo que llegará a afectar a la liquidez de las empresas por los problemas de suministro y la caída del consumo; y por último “en los mercados financieros hemos visto durante las últimas dos semanas, y en particular en esta semana, una incertidumbre creciente que merma, también, el sentimiento económico”.

Si la eurozona escapó a la tormenta perfecta en 2012 gracias a las palabras mágicas del entonces presidente del BCE, Mario Draghi, esta vuelve a aparecer en su horizonte provocada por una pandemia vírica global.

La Comisión Europea sigue a rebufo

En sus ya caducas Previsiones de Invierno, publicadas hace apenas un mes, la Comisión pronosticó que la eurozona crecería un 1,2%, y la UE un 1,4%, con economías como la española, que pese a desinflarse, seguían tirando del bloque de la moneda única con crecimiento superiores a esa media, Italia despertando de su letargo y Alemania y Francia manteniendo un ritmo de expansión ligeramente superior al 1%.

En apenas un mes y por el imparable contagio del virus COVID-19 todas estas cifras ya son papel mojado. “El crecimiento caerá o muy posiblemente será negativo este año, pero tenemos que esperar que rebote el próximo”, reconoce Vervey sin tenerlas todas consigo.

“Casi sin precedentes, que la UE se mueva tan rápido anunciando un pronóstico tan negativo da una idea de la gravedad de la situación”, analiza el economista jefe para Europa de Oxford Economist, Ángel Talavera. El español, de los primeros en alertar sobre el riesgo recesivo del coronavirus, cree que es momento de “poner presión en la respuesta política” porque “todas las previsiones de la zona euro se están yendo a negativo en 2020”.

“Realmente se puede hacer mucho para mitigar el impacto del shock para evitar un largo daño a la economía”, reconoce el director general Maarten Vervey, funcionario con experiencia en la supervisión del lento despertar de la economía helena tras su último rescate soberano. Y lentamente la Comisión se ha embarcado en la senda de evitar que el coronavirus sea una nueva crisis para la eurozona.

La presidenta von der Leyen aseguró al presentar una línea de 37.000 millones de euros para inversiones en el sector sanitario, farmacéutico y científico, además de líneas de liquidez para las Pymes, que harán “todo lo necesario”, parafraseando las palabras de Draghi del 2012, aunque la partida anunciada tenga truco.

Es una ampliación de lo anunciado el martes tras la Cumbre por teleconferencia entre los líderes europeos. Entonces, la Comisión abrió la mano con 7.500 millones de euros de fondos estructurales no gastados, dinero que iban a poner los Estados Miembros para desarrollar los proyectos financiados con fondos europeos. Bruselas les perdonaba esa cofinanciación para conseguir que la inversión privada multiplicase por tres el monto total.

Este viernes, la Comisión también puso 1.000 millones extra como garantías para que el Fondo de Inversión Europeo facilite préstamos bancarios a pymes y empresas de media capitalización. “Dinero inmediato de los fondos estructurales a sectores a los que no podría ir”, justifica von der Leyen.

La segunda pata de la “respuesta coordinada contra el impacto económico del coronavirus” ofrecerá toda la flexibilidad fiscal necesaria para que los Estados Miembros inviertan en equipos médicos, contratación de personal sanitario y administrativo o rebajas fiscales temporales para empresas y autónomos cuya actividad se vea seriamente afectada por la pandemia. España ha lanzado un programa de 18.000 millones de euros, Italia de 25.000 millones y, sin calibrar todavía su impacto final, el Estado francés cubrirá los gastos de despidos temporales, los salarios de trabajadores en cuarentena o los pagos tributarios de ciertos impuestos indirectos.

Los tres países incumplen alguno de los dos límites de déficit o deuda pública que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Pero la flexibilidad anunciada por la Comisión les evitará los ajustes requeridos para este año. “No es un estímulo fiscal sino más bien una respuesta a la crisis”, matizó el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis.

Cuando el epicentro de la pandemia ha saltado del lejano oriente al viejo continente y la UE ya acumula más contagios de COVID-19 que China, en Bruselas todavía se resisten a combatir con todos los medios al virus.

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