Hace quince meses la pandemia revolucionó los espacios de trabajo. Las casas se convirtieron en oficinas, los dormitorios en salas de reuniones y las verdaderas sedes corporativas comenzaron a antojarse como un recuerdo del pasado. Ahora, con el desarrollo de la economía y el continuo avance de la vacunación, muchas compañías comienzan a plantearse nuevos […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 01 jul 2021
Hace quince meses la pandemia revolucionó los espacios de trabajo. Las casas se convirtieron en oficinas, los dormitorios en salas de reuniones y las verdaderas sedes corporativas comenzaron a antojarse como un recuerdo del pasado. Ahora, con el desarrollo de la economía y el continuo avance de la vacunación, muchas compañías comienzan a plantearse nuevos modelos de trabajo en los que los puntos de encuentro sean lugares donde se fomente el networking y la creatividad.
Según se desprende de los datos del estudio Living, working and COVID-19, elaborado por Eurofound y facilitado por The Valley, después de que un gran número de personas tuvieran que desplazar su oficina a sus domicilios como consecuencia de la pandemia, muchos empleados han comenzado a decantarse por un formato híbrido que combina el trabajo en remoto con el presencial. Y, de igual forma, también resalta que la implantación del teletrabajo supuso un reto para las pymes, empresas para las que, en ocasiones, el proceso de transformación digital es entendido como una modernización de los procesos y en muchos casos no cuentan con las herramientas necesarias.
Asimismo, desde el ecosistema de conocimiento digital, The Valley, también mencionan otras desventajas, tales como el desgaste de la cultura corporativa o la dificultad para desconectar y establecer límites entre la vida personal y laboral. Estas circunstancias han provocado que muchas empresas hayan tomado la decisión de volver, repensando nuevos espacios de trabajo que se adapten mejor a las necesidades que están surgiendo en el panorama actual.
En este nuevo contexto, para muchas compañías, aunque con especial incidencia para los emprendedores, las pymes y las start-ups, las oficinas se han convertido en un gasto más que en una inversión, debido al coste que suponen y, también, al menor músculo financiero con el que estas suelen contar. En este sentido, los espacios de trabajo compartido como los coworkings y los hubs de innovación se están posicionando como una de las opciones favoritas, ya que son capaces de cubrir sus necesidades actuales. Son más flexibles, creativos y ofrecen un valor añadido al impulsar el networking y el aprendizaje de los profesionales.
Ante la incertidumbre, la posibilidad de alquilar un espacio de trabajo se encuentra entre sus principales ventajas. Actualmente, para un gran número de pequeñas empresas resultaría muy arriesgado incurrir en la inversión de un alquiler o en la compra de una oficina, debido a los gastos y compromisos que esto conlleva. No obstante, los nuevos modelos ofrecen opciones flexibles como pueden ser los puestos calientes, donde todas las personas trabajan en una misma sala, el alquiler por horas de plazas individuales, espacios privados para empresas o, incluso, alquileres por meses, días u horas, según convenga en cada caso, detallan en una nota. De esta forma, el acceso al espacio se realiza bajo demanda, una opción que también recomiendan para equipos reducidos.
La fatiga pandémica y la falta de motivación tras meses de teletrabajo es una realidad para muchos profesionales. Por ello, la vuelta a la oficina en estos nuevos modelos representa una posibilidad para “reactivar la interacción, el aprendizaje, el networking y el buen ambiente”, con el fin de motivar a los equipos e, incluso, crear sinergias con otras empresas.
El líder necesitará desarrollar nuevas capacidades emocionales y de comunicación ante el teletrabajo