Psicólogos, psiquiatras y terapeutas de pareja lo saben muy bien: octubre y enero (o sea, justo los meses que vienen después de las vacaciones de verano y Navidad) es cuando mayor número de rupturas sentimentales se producen. ¿Por qué pasa esto? El doctor Sergio Oliveros Calvo, Psiquiatra y Director de Grupo Doctor Oliveros, ha visto […]
Dirigentes Digital
| 14 sep 2018
Psicólogos, psiquiatras y terapeutas de pareja lo saben muy bien: octubre y enero (o sea, justo los meses que vienen después de las vacaciones de verano y Navidad) es cuando mayor número de rupturas sentimentales se producen.
¿Por qué pasa esto? El doctor Sergio Oliveros Calvo, Psiquiatra y Director de Grupo Doctor Oliveros, ha visto pasar, por su consulta, a muchas parejas en estas circunstancias. Por esta razón, a partir de su propia experiencia profesional, el doctor Oliveros puede afirmar que “cuando en una pareja las cosas van bien, el tiempo y las actividades compartidas durante las vacaciones puede hacer que las cosas vayan aún mejor. Sin embargo, cuando esto no sucede, tiende a pensarse, equivocadamente, que, aprovechando el tiempo de descanso para relajarse y disfrutar en común, esa pareja va a ser capaz de solucionar sus problemas”. En definitiva, que se crean unas expectativas que no siempre se cumplen. Así que al final, se alimenta tal decepción que de lo único que se tienen ganas es de que, cuanto antes, regrese la rutina en la que las dos partes se sienten seguras.
Conflicto y zona de confort
Muchas parejas se acostumbran a vivir en la rutina de la zona de confort, en un espacio compartido en el que sienten la seguridad de lo conocido… lo que no es, necesariamente, sinónimo de que uno se sienta feliz dentro de esa relación. El doctor Sergio Oliveros lo tiene claro “simplemente, esta comodidad reduce la posibilidad de conflictos. Y, cuando estos se producen, ya se sabe como resolverlos. Simplemente, se desconecta del problema -y de la pareja-. No hay necesidad de preocuparse por eso. El trabajo, los hijos y otras ocupaciones diarias hacen que se pueda pasar poco tiempo en común, lo que hace disminuir las posibilidades de roce y conflicto”.
Sin embargo, cuando en verano o Navidad, no hay que ir a trabajar ese tiempo si que existe. ¿Consecuencia? Los conflictos y la crisis latente afloran. Según la psicóloga Marta de la Torre “se está de vacaciones y no hay otra que tomar decisiones de manera conjunta, compartir actividades. La convivencia se vuelve demasiado estrecha en relación a lo que se está acostumbrado el resto del año”.
Igual que tener un hijo no resuelve los problemas de pareja…
… tampoco los arregla, per se, irse de vacaciones juntos. Otro caso típico de pareja en crisis, que, de repente, a la vuelta de vacaciones, suele romperse es el de aquellas que parecen idílicas, pero sólo a ojos de los demás. Para la psicóloga Marta de la Torre “éste es el caso de parejas que comparten vida social, incluso, trabajan juntos, pero, que, más allá de esos compromisos sociales y familiares, viven vidas prácticamente independientes. Y esa necesidad de expresar y de vivir esa independencia aflora -que no nace, puesto que ya estaba latente- cuando, en vacaciones, se tiene la obligación de compartir espacio y tiempo”. Lo malo es que, cuando la normalidad de la rutina regresa, con la vuelta a casa, esa crisis recién aflorada ya no vuelve a quedar latente… sino muy a la vista de todos, empezando por los propios interesados. Para el psiquiatra Sergio Oliveros “los momentos paréntesis vacacional no suelen servir de nada cuando la crisis ya viene de antes”.
Se ha descubierto que hay un problema y… ¿ahora qué?
Lo habitual es que muchas parejas en crisis se esfuercen por estar bien durante las vacaciones. Piensan que el descanso laboral está para desconectar, para relajarse. La psicóloga Marta de la Torre lo explica “las partes creen que es mejor tratar de reencontrar la armonía perdida con su pareja que, ahora que se está de vacaciones, sacar a la luz lo que separa, lo que enfada del otro. Mejor guardarlo. Muchas veces, incluso, se piensa que las crisis son normales en cualquier relación larga. Sin embargo, nada de eso sirve”.
Todo estalla a la vuelta a casa. Y es que, si de verdad se quieren solucionar los problemas, es importante aceptar que las vacaciones no son nunca una solución. Hay que afrontar las situaciones… con ayuda profesional en el caso de que la pareja se sienta sobrepasada por la situación.
Enfrentarse a esa situación
Para intentar arreglar la situación, lo mejor que puede hacer la pareja es enfrentarse a la situación que están viviendo. A partir de aquí, y en el caso de no ser capaces de salir del problema por medios propios, será el momento de acudir a un profesional. Seguramente, de las primeras cosas que aclarará el experto al que se acuda, es que una relación fuerte no es la que no tiene problemas… sino la que sabe afrontarlos. la psicóloga Marta de la Torre explica que “es obligado trabajar la confianza y la comunicación dentro de la pareja… que muchas veces no es la adecuada, por mucho que las dos partes se quieran mucho. Con confianza, la comunicación se hará desde la comprensión y la empatía”. Será éste el único modo de hablar con él/ella y que nos entienda, de mantener conversaciones constructivas que permitan encontrar soluciones… si las hay.