Hay tesoros que merece la pena descorchar, observar, oler, saborear y disfrutar… sobre todo cuando sabes que detrás está el compromiso de un trabajo bien hecho. Saber hacer vinos de calidad es todo un reto, el mismo que se ponen cada año en Bodegas Virtus para lograr que su compromiso con el entorno y la […]
Dirigentes Digital
| 19 nov 2020
Hay tesoros que merece la pena descorchar, observar, oler, saborear y disfrutar… sobre todo cuando sabes que detrás está el compromiso de un trabajo bien hecho. Saber hacer vinos de calidad es todo un reto, el mismo que se ponen cada año en Bodegas Virtus para lograr que su compromiso con el entorno y la naturaleza se vea luego reflejado en la botella.
Para conseguirlo, es fundamental el conocimiento de la vid y su cultivo, así como la adaptación de la bodega a las exigencias de calidad actuales. Innovar es saber quedarse con lo mejor de la tradición y dar pasos que sumen, por ello, las instalaciones de la bodega reúnen las características idóneas para la elaboración, crianza y embotellado del vino. Además cuentan con algo muy importante, las manos expertas que saben cómo cuidar lo que el campo nos da.
Desde sus inicios, Íñigo López de la Osa ha mirado con esmero todos los detalles necesarios para asegurarse de unos medios que les permitan trabajar de la mejor forma. Pues aunque son herederos de tradición y cultura, han logrado conquistar el presente con pasión e innovación.
Escogidos por las características peculiares que aporta cada terruño, los vinos de Bodegas Virtus se cultivan bajo los pilares de la innovación, la investigación y la tradición con el objetivo de alcanzar la excelencia. Las uvas con las que se elaboran sus vinos proceden tanto de los viñedos de la familia, a pie de la bodega, a pocos kilómetros del municipio de Peñafiel (Valladolid), como de viejos viñedos criados en las zonas más emblemáticas de la Ribera del Duero, como Sotillo de la Ribera, Hontoria de Valdearados o Moradillo de Roa.
Gracias a los rigurosos cuidados desde el año 1986, sus vides aportan uva de muy alta calidad. Además, a través de la dedicación, el cuidado y la sabia elección del racimo consiguen elaborar grandes vinos, con acusada personalidad.
En el interior de la bodega se guardan las mejores tecnologías para hacer de la vinificación un proceso limpio, fácil, seguro y altamente controlado. Una vez son recogidas las uvas y transportadas en cajas a bodega, estas reposan toda la noche en una cámara frigorífica antes de llevar a cabo el proceso de selección, donde se elimina el racimo malo, se separa la uva del raspón y el grano bueno del malo.
Un exhaustivo proceso de selección que, sumado a que la uva es transportada hasta los depósitos sin ningún tipo de bombeo mecánico, es una clara muestra del mimo y el cuidado puesto en cada detalle para conseguir, únicamente, lo mejor.
Existen ciertas peculiaridades que hacen única a Bodegas Virtus. Lejos de los clásicos depósitos de acero de grandes dimensiones, aquí el proceso de fermentación se realiza en pequeños depósitos de 5.000 litros climatizados, capaces de proporcionar tanto frío como calor. Una característica atípica que dota al vino de mayor calidad debido a que este tiene mayor superficie de contacto con el hollejo. Además, cada viña vendimiada se pone en un depósito independiente, sin mezclarse unos frutos con otros.
Una vez ha fermentado el vino y hecha la maloláctica, el vino es transportado a la sala de barricas, donde se hace la crianza. Allí se controlan las condiciones de temperatura y humedad durante todo el año y, como peculiaridad, las 410 barricas de roble francés que que alberga la bodega se lavan, cuidan y trasiegan en la misma sala, sin tener que sacarlas al exterior para realizar dichos procesos. Por tanto, una vez que las barricas entran en esta sala, ya no salen hasta que son desechadas.
Después de la crianza en barrica, los vinos son embotellados y guardados en jaulones donde realizan la fase de crianza en botella y permanecen allí hasta su salida al mercado. Fellini decía que un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria. Eso ocurre con las cuatro grandes creaciones de Bodegas Virtus: Virtus, Vega del Yuso, Alma y Virtus Blanco. Vinos excepcionales para paladares exquisitos.