La industria automotriz, que ayudó a sacar a la economía estadounidense de la crisis financiera de 2008, ahora se ve contra las cuerdas debido a los efectos de la pandemia del COVID-19, y se ve obligada a reducir gastos, disminuir la producción en las fábricas e incluso cerrarlas. La consultora LMC Automotive ha bajado un 4,4% las previsiones de ventas globales de vehículos para este año hasta los 86,4 millones. Para Estados Unidos, la proyección disminuyó un 3%, hasta los 16,5 millones de automóviles.
Las tres grandes automovilísticas del país, Ford, General Motors y Fiat Chrysler, ya acordaron “cierres parciales rotativos” de sus fábricas, según United Auto Workers (UAW), el sindicato de los trabajadores del sector automotriz en Estados Unidos.
Ford anunciaba que todas sus fábricas cerrarían durante dos semanas. “La producción en las instalaciones de fabricación de Ford en Estados Unidos, Canadá y México se detendrá después de los turnos de la noche del jueves hasta el 30 de marzo para limpiar y desinfectar a fondo las plantas de la compañía”, decían en un comunicado.
General Motors hizo un anuncio similar poco después, citando “condiciones del mercado” y “preocupaciones de salud”. El fabricante de automóviles dijo que inmediatamente comenzaría a cerrar sus fábricas. “La suspensión durará al menos hasta el 30 de marzo. El estado de producción será reevaluado semana a semana después de esa fecha”.
Por su parte Fiat Chysler hacía lo propio horas más tarde anunciando que cerraría todas sus plantas al menos hasta finales de marzo.
“Continuamos trabajando estrechamente con los líderes sindicales para encontrar formas de ayudar a mantener a nuestra fuerza laboral sana y segura mientras buscamos soluciones para continuar brindando los vehículos que los clientes realmente quieren y necesitan”, decía Kumar Galhotra, presidente de Ford en América del Norte.
Durante el cierre, los trabajadores de las fábricas en Estados Unidos recibirán un seguro de desempleo, así como el pago por parte de sus empleadores, que se sumará a casi su salario completo, como suele ser el caso durante los cierres de fábricas, según confirmó un portavoz de United Auto Workers. De hecho, fue la UAW quien hace unos días pidió a los tres grandes fabricantes estadounidense que cerrasen sus fábricas en el país durante dos semanas para “proteger a nuestros miembros, nuestras familias y nuestras comunidades” en medio del brote de coronavirus.
Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos estadounidense, se ha sumado a los anteriores compañías. La empresa ha anunciado que ha decidido suspender sus operaciones a partir del 23 de marzo en su planta californiana de Fremont.
Los fabricantes de automóviles también acordaron que cuando vuelvan al trabajo limpiarán a fondo sus instalaciones y equipos cuando los trabajadores intercambien turnos, y extender el período de tiempo entre esos turnos, agregó el sindicato.
Jessica Caldwell, analista de la industria en “Edmunds” comentaba que “actualmente estos fabricantes de automóviles están bien abastecidos con inventario y a medida que una mayor parte del país se mueva y empiecen a pedir vehículos, las ventas surgirán aunque serán inevitablemente más suaves”. Y espera que el paquete de estímulo propuesto para ayudar al sector se aprueba en el Senado, “esto podría ayudar a que las ventas lleguen a un lugar más saludable cuando se reanude la vida normal”, continuaba Caldwell.
Las compañías extranjeras también paran en EEUU
La decisión de los tres grandes productores de vehículos de Estados Unidos ha llevado a otras compañías extranjeras en el país a hacer lo mismo. Entre ellas las automovilísticas japonesas más importantes.
Honda ha comunicado que cesará la producción en sus fábricas en Estados Unidos, Canadá y México, pero solo durante seis días, “debido a una disminución anticipada en la demanda del mercado relacionada con el impacto económico de la pandemia de COVID-19”. Los trabajadores de la fábrica de Honda recibirán su salario completo habitual durante el cierre, dijo la compañía.
Nissan hizo lo mismo el miércoles por la noche, anunciando que suspendería temporalmente la producción en sus fábricas de EEUU a partir del viernes y hasta el 6 de abril. La automovilística nipona dijo que lo haría para “impulsar los esfuerzos de contención del coronavirus en cuanto sea posible” y señaló que “no hay casos confirmados de contagiados en ninguna de sus instalaciones.
Toyota, por su parte, cerrará dos días sus plantas en Estados Unidos, Canadá y México a partir del 23 de marzo por el “anticipado declive en la demanda del vehículos en el mercado relacionada con el impacto económico del coronavirus” y también, según el comunicado, “para garantizar la salud y seguridad de sus trabajadores”. Además aprovecharán para “limpiar a conciencia” sus fábricas.
La cuarta japonesa que tiene un planta de fabricación en Estados Unidos, concretamente en Indiana, es Subaru, y ha dicho que también cerrará durante una semana a partir del 23 de marzo tanto para limpiar las instalaciones como para ajustar la producción a la demanda.
El fabricante de automóviles alemán Volkswagen, por su parte, va a suspender una semana la producción en su planta de Chattanooga en Tennessee hasta el 29 de marzo. Mientras tanto sus empleados seguirán recibiendo sus salarios. Han dicho que van a aprovechar para limpiar las instalaciones y estudiarán y prepararán el futuro del sector en el mercado tras el brote.
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