Los concursos de acreedores se incrementaron un 55% en septiembre, en relación al mismo mes de 2019, según la estadística mercantil publicada recientemente por el Colegio de Registradores de España. El número de empresas en dificultades financieras que se inscribieron en este procedimiento ya desde el tercer trimestre del año anterior mantenía una tendencia al […]
NacionalDirigentes Digital
| 30 oct 2020
Los concursos de acreedores se incrementaron un 55% en septiembre, en relación al mismo mes de 2019, según la estadística mercantil publicada recientemente por el Colegio de Registradores de España.
El número de empresas en dificultades financieras que se inscribieron en este procedimiento ya desde el tercer trimestre del año anterior mantenía una tendencia al alza, aunque en el segundo trimestre de 2020 se produjo una “fuerte caída” del 59’3% coincidiendo con el estado de alarma y las consiguientes restricciones a la movilidad. Pero, con el periodo estival, este crecimiento se fue suavizando, hasta repuntar “fuertemente” en septiembre. En el informe consideran que este comportamiento “parece adelantar incrementos en los próximos meses”.
El abogado de la firma AdiósAMisDeudas, Jordi Pardo, considera que la situación de las empresas empeorará y “durará más de un año, ya que todo seguirá así mientras la pandemia de coronavirus siga haciendo de las suyas”.
En España hay diversas herramientas para hacer frente a situaciones temporales de dificultad en las compañías. Desde la firma especializada en reestructuraciones e insolvencia, Abencys Reestructuraciones, apuntan a que la clave para apoyar a pymes -las más afectadas por la pandemia- reside en que se les brinde la información sobre las posibilidades que tienen, así como las herramientas con las que poner en marcha los procedimientos que más se ajustan a ellas. Para el socio de Abencys, Javier Díaz, es “esencial contar con un plan de restructuración para anticiparse” a una situación y tener asesoramiento integral continuado. De esta forma, se pueden tomar acciones preventivas que ayuden a “reaccionar a tiempo ante situaciones adversas”.
En este sentido, hay varias alternativas para salvaguardar parte de la actividad empresarial del país. La primera de ellas es la refinanciación. Para ello, la empresa tiene que contar con un plan de viabilidad y un análisis de su cuenta de explotación que demuestren que el negocio es viable desde el punto de vista operativo, según explica Javier Díaz en una entrevista con DIRIGENTES. Se trata de una refinanciación de la deuda de un negocio de corto a largo plazo. Además, precisa que esta herramienta es más para la gran corporación y para alguna pyme de mayor tamaño pero, por el contrario, “no es una herramienta muy factible si no hay garantías personales para el pequeño autónomo o emprendedor”.
En segundo lugar, está la opción de intentar esa refinanciación desde un preconcurso, lo que Díaz considera que sería un “escudo protector”, es decir, otorga a los acreedores un tiempo para intentar un acuerdo para refinanciar la deuda.
Por otro lado, se puede activar el convenio anticipado en caso de que la compañía no haya conseguido un acuerdo con todos los acreedores acerca de su refinanciación o reestructuración. Pero ya sería dentro de un procedimiento concursal. “Si en un preconcurso no hemos obtenido el apoyo porque hay gente que no está de acuerdo, en el concurso podemos tener la posibilidad de que una mayoría relativa sea suficiente para imponer ese convenio a los disidentes”, explica Díaz.
En cuarto lugar, se puede mantener la actividad empresarial a través de la transmisión de la unidad productiva. “Diseccionar o trocear la empresa en la parte viable o no viable y la viable se puede tratar de transmitir para obtener un beneficio al resto de acreedores que pueden recuperar su rédito”, aclara.
Para conocer cuál de ellas se adapta mejor a cada empresa hay que hacer una segmentación, ya que no todas son iguales. Díaz lamenta que es uno de los “defectos” que tiene la ley y es que asemeja a la cotizada con un autónomo que tiene una frutería, por ejemplo. El uso de las herramientas depende del contexto, del volumen de la empresa y de la situación de la cuenta de explotación.
Mecanismos como los ERTE han dado un mayor horizonte en la toma de decisión porque han supuesto un aplazamiento o minimización de los costes temporales para los empresarios. Pero como indica la palabra, son temporales y en algún momento se tendrá que proceder a la reincorporación de las plantillas. De hecho, desde Abencys aseguran que la prórroga de los ERTE hasta enero alarga “innecesariamente la espera de miles de compañías” y puede llegar a ser “perjudicial” en algunos casos porque podría agravar su situación.
A su vuelta al puesto de trabajo, Javier Díaz señala que habrá que valorar si el negocio es viable con la plantilla que tenía antes de la crisis sanitaria. En caso de no ser así, indica que habrá que tomar decisiones y ya no se tratará de suspensión temporal de empleo, sino de medidas como ERE liquidativos y reestructuración laboral y empresarial.
Advierte de que la situación va a ser “muy compleja” en los meses venideros. “Hay que buscar mecanismos que permitan que la destrucción no sea masiva”. Por ejemplo, afirma que es fundamental que la normativa vaya en la línea de preservar actividad y empleo y, por tanto, favorezca que estos mecanismos de reestructuración que no conlleven un procedimiento judicial largo.