Con la voz más entrecortada de lo habitual, José Ignacio Goirigolzarri se ha dirigido la mañana del jueves a los periodistas para presentar por última vez los resultados trimestrales de Bankia. La entidad tiene fecha de caducidad, no una concreta, pero desaparecerá cuando se consume la unión con CaixaBank, a partir de marzo, una vez […]
BancaDirigentes Digital
| 28 ene 2021
Con la voz más entrecortada de lo habitual, José Ignacio Goirigolzarri se ha dirigido la mañana del jueves a los periodistas para presentar por última vez los resultados trimestrales de Bankia. La entidad tiene fecha de caducidad, no una concreta, pero desaparecerá cuando se consume la unión con CaixaBank, a partir de marzo, una vez se den las autorizaciones regulatorias y de competencia necesarias.
Los beneficios netos del banco alcanzaron los 230 millones de euros en 2020, un 57,6% menos que en 2019 a causa, principalmente de las provisiones que ha realizado el grupo para cubrir posibles impagos. De hecho, dichas provisiones ascienden a 505 millones de euros, por lo que si se considera el resultado sin esa provisión extraordinaria ascendería un 8% con respecto a 2020.
No obstante, el presidente no ha excusado los resultados por la situación porque, además, la fusión de Bankia con CaixaBank responde, precisamente, a una evolución económica inesperada. En primer lugar, Goirigolzarri ha explicado que la fusión tiene que ver con los tipos de interés negativos, que se mantendrán, al menos, hasta 2026. Eso supone un “cambio estructural” del negocio, según lo ha definido el dirigente vasco: “No hay mayor decisión estratégica que una fusión”.
Esa problemática, por un lado, y la pandemia, por otro, han requerido de “soluciones estratégicas” como es la propia unión de las dos entidades. Con todo, Goirigolzarri insiste en que Bankia funcionará aún como un banco independiente, por lo que no ha habido conversaciones con Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la nueva entidad, para cerrar la organización de la nueva CaixaBank. Asimismo, se ha negado a explicar el papel que puede tener José Sevilla, consejero delegado de Bankia, en la nueva entidad, amén de los cierres de oficinas y despidos que puedan producirse.
El que será el nuevo presidente de CaixaBank ha subrayado que su equipo ha estado centrado en “gestionar bien estos meses” para que la unión pudiera darse con las mejores garantías. Según ha confirmado Goirigolzarri, las autorizaciones necesarias llegarán sin ningún tipo de obstáculo: “No tenemos información de que haya nada excepcional”.
En cuanto a la posible vigilancia de la CNMC por la cuota de mercado de la nueva entidad, Goirigolzarri descarta que pueda darse una calificación negativa. “Es muy común”, ha dicho el dirigente, que en otros países europeos haya entidades con cerca del 25% de la cuota de mercado, que es lo que se espera que tendrá CaixaBank. Por otro lado, señala que existen otras empresas que están compitiendo en el mercado, como pequeñas fintech y las llamadas bigtech, como Amazon, Facebook o Google. Así, Goirigolzarri cree que la cuota real de mercado será inferior al 25%.
Por otro lado, el presidente de Bankia ha sido preguntado por la posible fuga de clientes cuando se produzca la fusión. Considera que no se producirá como sí ocurrió hace diez años, cuando se produjeron otras fusiones: “En la anterior ola de fusiones la manera de captar era retribuir a los depósitos. Ese tipo de instrumentos no están ahí hoy. No creo que si lo hacemos bien vayamos a tener una pérdida de clientes”.
Con respecto a la desaparición de Bankia, Goirigolzarri ha señalado que se verá “hacia el verano”. “Empezará poco después del cierre mercantil de la operación”, ha señalado el presidente. Después, el proceso de cambio de imagen en las oficinas “llevará tres o cuatro meses”.
En cuanto al balance que ha hecho de su gestión, el presidente de Bankia ha señalado que su nuevo cargo en CaixaBank servirá para culminar la etapa de Bankia. “El equipo directivo creía que yo contribuiría al nuevo banco”, ha manifestado. No obstante, reconoce que la posibilidad de devolver los 24.000 millones de euros que Bankia recibió del Estado es difícil: “Están lejos”.