Los precios se disparan en España y en el resto del mundo. Los bancos centrales observan expectantes cómo se encarecen los productos y se plantean cambios en sus políticas expansivas ante el riesgo de que esta inflación sea menos transitoria de lo esperado, como explicaba hace unas jornadas el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis […]
NacionalDirigentes Digital
| 14 ene 2022
Los precios se disparan en España y en el resto del mundo. Los bancos centrales observan expectantes cómo se encarecen los productos y se plantean cambios en sus políticas expansivas ante el riesgo de que esta inflación sea menos transitoria de lo esperado, como explicaba hace unas jornadas el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos.
Y mientras las autoridades monetarias se plantan frente a los escaparates, los empresarios miran sus propios bolsillos. Aún hay control de precios en algunos sectores de la economía española, según indicaba la CEOE en su valoración del IPC del pasado viernes.
La patronal se debate entre dos posturas: por un lado quita hierro a la subida de la inflación. Si bien es cierto que el dato de diciembre arroja una subida de precios del 6,5%, la media del año se situó en el 3,1%. Además, achaca esta evolución al efecto base de 2020, dado que los precios de diciembre de ese año cayeron.
En esa misma línea, más allá de la energía y la electricidad, el aumento de los precios es moderado. De hecho, si se extraen los gastos más volátiles de la cesta de la compra (inflación subyacente), el aumento de precios es del 0,8%.
No obstante, aquí entra en juego el segundo punto de vista que pone sobre la mesa la CEOE. El encarecimiento de costes como la luz, así como el de algunas materias primas está siendo soportado por los negocios que, por el momento, “no han repercutido el aumento de costes de producción en los precios finales de bienes y servicios“.
¿Cuál es la consecuencia de esto? Que los márgenes empresariales han sufrido “una reducción significativa”. En especial, en los sectores donde los precios de los productos no reflejan la subida de los costes.
Para 2022, los empresarios esperan un panorama distinto, ya que la comparación con el año anterior no va a reflejar una inflación tan alta, como sí ocurre con 2021 y su precedente. Y añade que “se espera que el impacto de los precios de las materias primas sobre la inflación general se vaya desacelerando”.
En este punto, los dos puntos de vista de la organización empresarial confluyen para recomendar cómo se debe afrontar la situación. “Tanto el Banco Central Europeo como la Comisión Europea ven el aumento de las materias primas actual como algo transitorio”, comienza diciendo. Por eso, avisa de que se debe evitar la subida de los precios finales y también de los salarios. De hecho, la CEOE cree que subir los precios y los salarios puede prolongar el efecto de la inflación.
Esta advertencia llega apenas unos días después de que se conociera que el Gobierno pretende iniciar una nueva ronda de negociaciones con los sindicatos y los empresarios para subir el Salario Mínimo Interprofesional. Cabe recordar que la CEOE se opuso a la última subida, que tuvo lugar en septiembre del año pasado.
Para la patronal, el aumento de precios puede dañar la competitividad de las empresas españolas. En concreto, llama la atención sobre la diferencia entre la inflación española y la de la Unión Monetaria: el IPCA de España es del 6,6%, mientras que la media en los países del euro fue del 5%.