Unido a la ofensiva rusa sobre Ucrania que desde hace días tiene en vilo a la mayor parte del planeta, está empezando a sobrevolar la idea de una nueva pieza que podría incorporarse al tablero de este conflicto: las armas de Inteligencia Artificial (IA). Para aquellas personas ajenas a la materia, a la hora de […]
Dirigentes Digital
| 25 feb 2022
Unido a la ofensiva rusa sobre Ucrania que desde hace días tiene en vilo a la mayor parte del planeta, está empezando a sobrevolar la idea de una nueva pieza que podría incorporarse al tablero de este conflicto: las armas de Inteligencia Artificial (IA). Para aquellas personas ajenas a la materia, a la hora de hablar del uso de esta tecnología, los expertos aluden al aprendizaje automático, también conocido como machine learning, que constituye un subconjunto de la IA.
Tal y como explica a DIRIGENTES el profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universidad Oberta De Catalunya (UOC), Josep Curto, en el contexto de la creación y uso de armas, “en realidad estamos hablando de Armas Letales Autónomas (ALA) o Lethal Autonomous Weapons, unos sistemas que utilizan la Inteligencia Artificial para “identificar, seleccionar y terminar objetivos sin supervisión o control humano”. “Es decir, simplificando: un algoritmo decide quién vive o quién muere”, declara el experto.
Para contextualizar, también se pueden encontrar las armas semiautomáticas, tales como bombas autoguiadas, drones militares o sistemas de defensa balística que ya existen desde hace tiempo. Así, Curto destaca el ejemplo israelí Iron Dome, en el que “un operador humano determina el objetivo y la máquina completa el ataque”.
Antes de iniciar esta entrevista, el profesor resalta su posición en contra de este conflicto y reconoce que le apena “profundamente” al tener conocidos en ambos lados de la frontera. Además, también considera que el uso de estas armas “debería regularse a nivel global”.
Para entender la magnitud de este tipo de instrumentos, es importante recalcar que la gran mayoría de proyectos se llevan a cabo “en el más absoluto de los secretos y tan solo se dejan ver cuando se aplican”. Hasta el momento, su uso se ha limitado a pequeñas misiones y aún no se han utilizado en conflictos “a gran escala y en abierto”. No obstante, el profesor de la UOC señala dos ejemplos conocidos. Uno de ellos es la vigilacia automática entre Corea del Norte y Corea del Sur, en el que el gobierno de este segundo país ha desplegado la Samsung SGR-A1, un arma centinela que dispara de forma autónoma. “El sistema combina una cámara termográfica infrarroja no refrigerada para detección y una interfaz de armas que permite el montaje de armas y una combinación de un iluminador de infrarrojos y un telémetro láser para rastrear y seguir objetivos”, explica.
En segundo lugar se encuentra el asesinato del científico Mohsen Fakhrizadeh, considerado el padre del programa nuclear iraní, en noviembre de 2020. Según comenta Curto, en este caso “se utilizó una ametralladora equipada con un sistema de reconocimiento facial para identificar y batir al objetivo, montada en un todoterreno”.
Al no existir una legislación o consenso a nivel global para este tipo de armamento, múltiples países han iniciado programas militares de desarrollo relacionados con drones, prototipos de armas letales autónomas como perros de combate robotizados o vehículos de combate como el australiano Jaeger-C, “que presenta modalidades con ametralladoras o minas”. En este punto, el experto indica que, debido al interés por desarrollar iniciativas a nivel mundial, además de que se trata de un mercado que implica una fuente de influencia e ingresos gubernamentales, resulta “normal”, “aunque discutible moralmente”, que Estados Unidos o Rusia sean dos de los principales exportadores y consumidores que más están avanzando en este dominio.
Asimismo, dentro de este ámbito también sobresale la influencia de Israel. Un ejemplo que lo evidencia es el uso que el ejército estadounidense da a mirillas inteligentes como SMASH 2000, fabricadas en este país. En definitiva, el lucrativo mercado y su evolución hacia las Armas Letales Autónomas, “va a propiciar que muchos países se centren en su desarrollo”.
Teniendo en cuenta las primeras horas del conflicto, Curto sostiene que todavía es pronto para tener una vision clara de lo que está pasando y saber si se ya han utilizado ALA. Sin embargo, atendiendo al informe Artificial Intelligence and Autonomy in Russia, elaborado por CAN para el Pentágono en 2021, “Rusia podría haber integrado ALA en múltiples plataformas de combate y estar preparado para usarlas”.
Ucrania, por su parte, también se ha ido preparando como respuesta a la escalada vivida a lo largo de los últimos meses con la compra de drones a Turquía, como mecanismo de defensa. Por esto, “aunque no veremos una guerra completamente automatizada”, sí se espera ver dispositivos y plataformas desplegadas por ambos lados, donde el experto destaca “una clara desigualdad”.
Ante la pregunta de qué podría conseguir el país dirigido por Vladímir Putin con el uso de estas armas, Custo sugiere dos visiones encontradas. Por una parte, “este tipo de sistemas se supone que pueden determinar si un objetivo es legítimo y tomar decisiones más rápido que un humano y con mayor precisión y objetividad”. En otras palabras, “podrían realizarse intervenciones específicas para reducir las capacidades ofensivas y defensivas del país, minimizando la perdida de efectivos, los efectos colaterales y reduciendo los errores humanos y la duración del conflicto”. Asimismo, las máquinas no se cansan y solamente tienen necesidad de mantenimiento.
Unido a este argumento, también señala que los sistemas de IA tienen sesgos en todas las etapas, desde la generación del dato a la decision, lo que puede afectar a su rendimiento y “conducir a numerosos errores que deriven en la muerte de múltiples civiles”. Además, “dependiendo de los algoritmos de entrenamiento, son susceptibles a ser hackeados o confundidos mediante técnicas adversariales”.
Por su parte, de cara a las implicaciones que puede tener para Europa el uso de este tipo de armas por parte de Rusia, las repercusiones también son multiples. De un lado, el Viejo Continente puede determinar que “es necesario invertir en esta industria para protegerse de los sueños imperialistas de Putin”. Un hecho que podría afectar “a la percepción general”, haciendo ver que que la inversion en estas armas es una “prioridad”, así como un elemento “positivo” para la sociedad. En último lugar, Custo advierte de que esta situación “puede crear un efecto cascada en otros sectores, donde el despliegue de IA puede generar beneficios reales para la sociedad”, tales como el ámbito de la salud, el transporte, la logística o la energía.
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