La inflación en Estados Unidos sigue siendo una realidad. Así lo señalaron los últimos datos de IPC de la potencia en el mes de noviembre publicados el pasado viernes, que mostraron su continuación al alza y que la situaron en el 6,8% anual, algo que supone un récord desde el año 1982. También revelaron un […]
BolsasLa inflación en Estados Unidos sigue siendo una realidad. Así lo señalaron los últimos datos de IPC de la potencia en el mes de noviembre publicados el pasado viernes, que mostraron su continuación al alza y que la situaron en el 6,8% anual, algo que supone un récord desde el año 1982. También revelaron un crecimiento del 0,8% mensual.
Fuente: Bureau of labor statistics – U.S. Department of labor
“La inflación de la energía fue una parte importante de la historia, pero la inflación del IPC subyacente (excluyendo los alimentos y la energía) también fue elevada, con un 4,9%, un máximo desde 1991. Una vez más, los aumentos de precios subyacentes fueron superiores a la tendencia en la mayoría de los subcomponentes, siendo los bienes básicos (especialmente los automóviles) los que registraron las ganancias más significativas”, precisa Sylvia Dall’Angelo, Senior Economist at the international business of Federated Hermes.
Fuente: Bureau of labor statistics – U.S. Department of labor
Los factores claves para entender esta escalada de los precios al consumo en EEUU son, según Ana Otalvaro, portfolio manager en AXA IM, los mismos que en meses anteriores, tales como “los problemas en la cadena de suministro, especialmente en el sector automotriz, la vivienda y el aumento en la demanda de los consumidores”.
Sin embargo, y pese a que la subida sigue siendo pronunciada y superó las expectativas del mercado, la experta de la gestora matiza que la magnitud de la sorpresa fue menor que durante la primavera o después del verano.
Desde la gestora Federated Hermes, la experta Dall’Angelo recalca también que a pesar de estas cifras inflacionarias récord, la reacción inicial del mercado fue de alivio. “De hecho, antes de la publicación del informe se temía que la inflación pudiera alcanzar o superar el 7%, ya que las cifras redondas suelen ser umbrales más amenazadores desde el punto de vista psicológico”, insiste.
Y comenta en materia de política monetaria: “Sin embargo, el informe sobre la inflación de hoy probablemente dejará a la Reserva Federal en camino de anunciar un ritmo más rápido del tapering en su próxima reunión de la semana que viene, a menos que se produzcan algunos acontecimientos negativos en relación con la nueva variante omicron”.
“Los datos del mercado laboral han seguido siendo sólidos durante la última semana, con las solicitudes de subsidio de desempleo alcanzando nuevos mínimos desde principios de los años 70 y las vacantes alcanzando sus máximos en 20 años. Aunque es probable que todavía haya algunas distorsiones relacionadas con Covid que afecten al panorama, parece que la recuperación del mercado laboral es sólida y no requiere un estímulo adicional de la QE. Un aspecto crucial es que la Reserva Federal también ha reconocido que existe el riesgo de que la elevada inflación se arraigue; un final anticipado de la QE les daría la posibilidad de subir los tipos de interés antes, si fuera necesario para responder a un deterioro de las perspectivas de inflación”, aclara la entendida.
“La principal preocupación de la Reserva Federal ha sido evitar un error de política monetaria, si redujera demasiado rápido la compra de activos, y ahora se enfrenta a una situación en la que la inflación es en realidad más persistente de lo esperado”, explica por su parte Otalvaro, de AXA IM, para adjuntar que desde la gestora consideran que los niveles de valoración del mercado americano siguen reflejando el status temporal de la inflación, ya que las anticipaciones de inflación a un año se mantienen cerca, aunque ligeramente por encima, del objetivo de la Reserva Federal.
“Desde nuestro punto de vista, es interesante que, si bien los precios del mercado de la inflación siguen reflejando un fenómeno transitorio, los miembros de la Reserva Federal han voluntariamente retirado esta calificación en la definición de la inflación”, concreta.
A pesar de estos recientes números, Otalvaro precisa que los economistas esperan que la inflación se modere en el primer trimestre de 2022, pero que se mantenga en niveles elevados a lo largo del año, lo que justifica una normalización de la política monetaria.
“El informe de hoy no cambia las perspectivas de inflación en ningún sentido. La inflación ha sido mucho más alta y durante más tiempo de lo esperado este año, pero es probable que empiece a disminuir después de los meses de invierno. Los efectos de base estadística (sobre todo en los precios de la energía), la moderación de los precios de las materias primas y la relajación de las restricciones de la oferta y los efectos de estrangulamiento deberían contribuir a un descenso en el segundo semestre de 2022. Sin embargo, cuanto más tiempo permanezca elevada la inflación, mayor será el riesgo de que se enquiste, a través de las expectativas de inflación y los procesos de formación de salarios. Un final anticipado de la QE -que probablemente se anuncie la semana que viene- probablemente le daría a la Reserva Federal algún seguro contra ese riesgo”, explica Sylvia Dall’Angelo.
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