En los últimos doce meses hemos sido testigos de un enorme miedo del mercado en torno a China, pero al analizar la evolución de su mercado de renta variable en 2018 no hay que olvidar la fortaleza que mostró en 2016 y 2017. Pese a rezagarse en 2018, el índice MSCI China ha batido con creces a su equivalente europeo en los últimos tres, cinco y diez años. De hecho, todavía cotiza a un PER proyectado de consenso considerablemente más bajo que el de las acciones europeas, lo cual demuestra que su comportamiento superior ha obedecido en gran medida al crecimiento del beneficio corporativo.
Con el mercado hipotecario como motor de la economía en 2015 y 2016, a las autoridades les preocupaba el ritmo de crecimiento del crédito –sobre todo el obtenido a través del sector bancario paralelo– plasmado en las cifras totales de financiación social. Ello condujo a la restricción de la oferta de crédito descontrolada, que comienza a verse reflejada en un crecimiento del PIB más normalizado, inferior al nivel nominal.
Las empresas en China
Los resultados corporativos han sido dispares, pero en absoluto catastróficos. Tras dos años de ventas muy sólidas de marcas de coches nacionales –estimuladas por los estímulos estatales–, el mercado de la automoción se ha contraído a corto plazo. No obstante, esta ralentización, según los expertos de BNY Mellon, «no tiene demasiadas consecuencias», pues continúan viendo «un crecimiento muy elevado de muchas compañías chinas centradas en el consumo y de multinacionales activas en el gigante asiático, en sectores como la educación, los productos de lujo y los cosméticos. Incluso las importaciones de coches han aguantado el tipo, al verse menos afectadas por estímulos financieros previos, aunque los aranceles quizá sí hayan afectado a las importaciones más recientes».
El crecimiento futuro de China
La economía china continúa su transición de un crecimiento impulsado por la inversión en activos fijos a uno orientado al consumo, sobre todo a través de los servicios de consumo. Este proceso está liderado por empresas privadas con ánimo de lucro y que tienden a ser menos intensivas en términos de capital, a diferencia del auge de los activos fijos, que estaba dominado por bancos estatales que concedían crédito a otras entidades públicas y a promotores inmobiliarios financiados por el Estado. Estas son áreas de las que estos expertos «permanecen alejados».
Ante el descenso del peso de los activos fijos en la economía cabe esperar un descenso del crecimiento del PIB, pero también una mejora de la calidad del mismo. Es probable que el reequilibrio del PIB se traduzca en un menor ritmo de crecimiento, lo cual en nuestra opinión no debería afectar a los sectores de consumo a medida que aumenta el componente laboral del PIB. Las políticas implementadas recientemente buscan reducir la concesión de crédito y dirigir a las clases medias mediante el impuesto sobre la renta y recortes del IVA.
El crecimiento centrado en el consumo espoleará a los sectores terciarios, que representan un porcentaje creciente del PIB y dominan la contribución al crecimiento. Además, los cambios de política son «un buen augurio para los sectores de servicios, como educación, sanidad, seguros e internet, las áreas en las que se concentran nuestras tenencias chinas con un horizonte multianual». Estos negocios tienen a tener una mayor rentabilidad de los recursos propios, mejores niveles de gobierno corporativo y potencial de crecimiento sostenido, todas ellas consideraciones clave para el inversor con un horizonte a largo plazo interesado en lograr el crecimiento compuesto de su capital.
Ahora, el mercado «ofrece a los inversores puntos de entrada atractivos para muchas de las mejores empresas chinas, cuya cotización ha caído debido a la preocupación en torno a guerras comerciales y la política monetaria previamente restrictiva». Además, la devaluación del yuan frente al dólar ha contrarrestado gran parte de la menor competitividad provocada por cualquier aumento arancelario.
2019-03-01 10:11:26