Cómo cerrar la brecha entre la Bolsa y la economía europea

¿Por qué la recuperación económica no se ha traducido en un mejor comportamiento bursátil? Es la pregunta que se hace Alex Dryden, analista de mercado en JP Morgan Asset Management, en un reciente análisis sobre la renta variable de la región.

El experto recuerda que el índice Stoxx 600 cerró el pasado año un 2% por debajo de su nivel de diciembre de 2014, "pese a que el BCE amplió su balance en un 25%, el euro se depreció aún más, los precios del petróleo se mantuvieron bajos y el PIB europeo creció un 1,8% en 2015, la mayor tasa desde 2011".

Y a su juicio, gran parte de la respuesta a las dudas sobre esta descorrelación se encuentran en el cambio en la composición del índice, que ha rotado de las empresas cíclicas a otras más defensivas, y en los resultados empresariales de estas compañías. "Los sectores defensivos del índice ahora representan el 34% del Stoxx 600 frente al 23% de hace 10 años. Esta rotación hacia sectores más defensivos ha reducido la sensibilidad del mercado europeo a los cambios del entorno económico", indica el experto.

En conjunto, el beneficio por acción (BPA) de las empresas del Stoxx 600 se redujo un 5,9% interanual en el cuarto trimestre de 2015. Una cifra algo distorsionada por las fuertes caídas del sector energético. Si excluimos este sector, el BPA del Stoxx 600 en realidad creció un 1,2% en términos interanuales.

Sin embargo, incluso si se deja de lado el impacto de la energía, la temporada de resultados ha sido "decepcionante". Tal y como recuerda Dryden, uno de los sectores que más ha lastrado la cifra general es el financiero, que en el cuarto trimestre sufrió una caída interanual del BPA del 9%. "Como el sector financiero concentra el 25% del Stoxx 600, su comportamiento tiene un impacto desproporcionado sobre la cifra general de beneficios".

Analizando el peso de los distintos sectores en el indicador, la primera conclusión a la que llegan desde la gestora es que las materias primas y el sector manufacturero tienen un peso mucho más significativo en el índice que en el conjunto de la economía europea. "Si tenemos en cuenta que las empresas energéticas y las mineras aportan un 20% de los beneficios de las empresas y que el índice Bloomberg Commodity cotiza un 67% por debajo de su máximo, no resulta sorprendente que el mercado de renta variable se haya resentido", indica Dryden. "Sin embargo, el sector de las materias primas solo concentra un 3% del empleo europeo, por lo que las implicaciones negativas para la economía general se han visto compensadas con creces por el impacto positivo para empresas y consumidores de los menores costes de la energía", explica.

Del mismo modo, y teniendo en cuenta que el consumo personal representa el 56% de la economía europea, estas mejoras impulsarán a su juicio el crecimiento regional. "Sin embargo, es posible que estos avances no se vean reflejados en los resultados bursátiles, ya que los servicios relacionados con el consumo solo representan el 29% de los beneficios del Stoxx 600", advierte. Así, considera que la lección para los inversores es que "conviene ser activos y muy selectivos y no dejarse influir por la cifra general de rentabilidad del índice".

Para los expertos, sí es posible construir una cartera que refleje la mejora de las condiciones económicas en la eurozona y que esté protegida de la influencia desproporcionada que presentan los sectores de manufactura y materias primas en el Stoxx 600. "Para lograrlo, resulta crucial aplicar una cuidadosa selección sectorial y de valores, lo que refuerza los argumentos a favor de una gestión activa"; insiste.
 

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