Las empresas se encuentran ante el reto de encontrar y retener el talento en sus plantillas. Con el propósito de facilitar esa relación entre el talento y la empresa nace Trivu. DIRIGENTES conversa con Pablo González, su CEO, que analiza cómo han cambiado las aptitudes y actitudes del talento en nuestro país. Su empresa trata […]
CEO y CIODirigentes Digital
| 05 ago 2019
Las empresas se encuentran ante el reto de encontrar y retener el talento en sus plantillas. Con el propósito de facilitar esa relación entre el talento y la empresa nace Trivu. DIRIGENTES conversa con Pablo González, su CEO, que analiza cómo han cambiado las aptitudes y actitudes del talento en nuestro país.
Su empresa trata de ayudar a otras a encontrar el talento joven. ¿Cuáles son los pasos para llegar a ese talento y también para conservarlo?
Somos un ecosistema que trata de conectar talento de todo el mundo con empresas y organizaciones de todo tipo para permitir a ambas partes transformarse y poder crecer. Lo que queremos es ser una interfaz entre el mejor talento y las compañías con necesidad de transformarse para que con la aportación de cada uno se consiga ese impacto que la sociedad digital necesita.
Nosotros una de las cosas que más hacemos es encontrar e identificar el mejor talento. Esto ya no va ni de productos ni de servicios ni de tecnologías, sino cada vez se trata más de personas. Esa es una buena noticia. Uno de los retos que encontramos es encontrar y enamorar el talento para trabajar en el proyecto y en la oportunidad que una gran empresa pueda ofrecer.
Sobre todo el talento de las nuevas generaciones tiene un paradigma profesional radicalmente diferente. No tienen esa inquietud por trabajar en esas empresas, conceptos más por proyectos y menos una visión largoplacista de pertenecer a una empresa toda la vida. Eso cambia la forma de enamorar a los trabajadores y también la manera de desarrollar el talento internamente.
Tenemos el reto de que el talento joven ha pasado de trabajar para las organizaciones a trabajar con organizaciones. No solo miran que sea una gran marca, sino que también miran el proyecto, el propósito y la oportunidad de crecimiento profesional y personal en la empresa.
Luego hay una parte dura, un reto de transformarse para ofrecer una propuesta de valor al candidato diferencial desde el punto de vista del empleado. Ya no compiten solo con las empresas de su mismo sector. Ahora se compite con empresas de todo el mundo y de todos los sectores.
Le escucho decir que cuesta cada vez más encontrar a los trabajadores adecuados a pesar de que también estamos acostumbrados a escuchar que la generación que sale ahora de la universidad es la más preparada de la historia. ¿Falta talento en España?
Somos la generación más preparada de la historia, sí. El problema está en si estamos preparados para el mundo de hoy. Tenemos más idiomas, más carreras universitarias, más experiencia internacional… Pero el problema está en que la formación técnica está diseñada para un mundo de hace diez años. Hemos crecido en un modelo educativo pensando que el mundo sería de una forma al salir de la carrera, y sin embargo nos hemos dado cuenta después que el mundo no era como pensábamos.
No es que falte talento, lo que pasa es que falta talento con las capacidades y las habilidades que se demandan hoy en día. Se necesita gente con la capacidad de liderar, dirigir equipos… Eso falta enormemente. El talento que existe no ha recibido la capacitación adecuada para afrontar todo eso.
Con todo lo rápido que avanzan las tecnologías, puede que ese problema se convierta en una constante en adelante. ¿Qué opina al respecto?
Es uno de los grandes retos de hoy en día. Los modelos formativos, no solo de las escuelas y la universidad, también de las empresas, que permitan una reinvención y una actualización constante. Hoy en día, que una persona sea técnicamente muy buena en algo verticalmente está bien, pero ese algo seguramente va a cambiar por el ritmo de transformación y evolución que existe. Hay que estar preparado para reinventarse y para afrontar cambios, eso en la parte de técnicas.
En la parte de soft skill hay una falta enorme de ayudar a la gente o hacer que la gente entienda que la gestión emocional o el trabajo en equipo son cosas básicas que no se estudian en ningún sitio. Son difíciles de enseñar porque se aprende en la vida real pero necesitamos cada vez más eso y capacidad de actualizarse diaria.
Teniendo en cuenta que las empresas con quienes trabajan son grandes y de corte tradicional, ¿es fácil transmitir a estas compañías vuestras ideas?
Es un reto que nos pasa con todas las grandes empresas con las que trabajamos. Son compañías con una mochila muy grande y una forma de hacer las cosas muy asentada. Con un bagaje para lo bueno y para lo malo muy fuerte y, obviamente, encontramos resistencia, pero estamos convencidos de que la forma de hacer que los demás quieran cambiar es generando entusiasmo por el cambio. O a la gente le interesa cambiar, o será algo que le interese semanas o días.
En TRIVU lo que queremos hacer es entusiasmar a cuanta más gente mejor e impulsar una nueva generación joven de actitud formada por personas de cualquier edad. Con esa visión y con ese propósito nos damos cuenta que cuanto más entusiasmamos a la gente, más se suman al carro por cambiar. No es nada fácil pero sí que es cierto que hay más gente en todos los niveles convencida de que la transformación no es una opción, sino que es una realidad. Y hay más gente que se da cuenta de que ya que hay que cambiar, disfrutemos cambiando.
Estamos hablando mucho de cómo pueden esas empresas actuales adaptarse a lo que viene. Pero, ¿qué pueden aprender los aspirantes a dirigentes de los directivos actuales?
Una cosa que nos hace falta a mi generación es una cura de humildad, y me pongo a mí el primero. Pensamos que por haber nacido con un móvil, acceso a la Wikipedia 24 horas al día sabemos de todo. Sí que es cierto que tenemos más acceso que nunca a la información pero hay cosas que te las da la experiencia vital, no tanto los años, sino el haber pasado por distintas cosas. Los encuentros que hacemos con Piknik, que conecta esa generación nueva con las cualidades que ya hemos hablado, con la generación que ya tiene más experiencia en todos los sentidos permite hacer un trasvase de unos a otros.
Soy un convencido de que todas las generaciones debemos ir trabajando juntos en la misma dirección. Creo además que mi generación podemos aprender muchas cosas, entre ellas las experiencias vitales y el valor de pasar por ciertas situaciones y ver qué se ha aprendido de ello. Una pregunta que nos gusta mucho hacer en estos encuentros a los CEO que invitamos es “Si volvieras atrás y tuvieras 25 años, ¿qué harías igual y qué cambiarías?”. Te das cuenta que en la vida uno llega donde llega por las decisiones que tomas y no se trata de cambiarlas. Pero hay que saber que cada una de ellas te ha llevado al punto donde estás. Lo que nos gusta reflejar con estos encuentros es que tenemos una vida por delante muy larga y que hay una serie de cosas que llevan tiempo y que tenemos que pasar por ellas. Es una carrera de fondo, que se hace en mucho tiempo y no en dos días, porque si no, no va a funcionar.