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Bonet (Cámara de Comercio): “En la recuperación, ni hablar de tocar los impuestos”

Las empresas españolas se enfrentan de nuevo a una crisis. La naturaleza es distinta por la paralización completa de un buen número de sectores que, en España, representan el principal motor de actividad. José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio, reflexiona en una entrevista telefónica con DIRIGENTES acerca de las reformas necesarias para […]

Gestión y Liderazgo

Dirigentes Digital

17 jun 2020

Las empresas españolas se enfrentan de nuevo a una crisis. La naturaleza es distinta por la paralización completa de un buen número de sectores que, en España, representan el principal motor de actividad. José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio, reflexiona en una entrevista telefónica con DIRIGENTES acerca de las reformas necesarias para recuperar la economía española.

¿Qué medidas propone o ha propuesto la Cámara de Comercio para acelerar la salida de esta crisis y reforzar las empresas?

Desde el principio de esta desgracia que hemos tenido distingo muy claramente tres fases en la gestión de esta crisis. La primera es de supervivencia. Afortunadamente, esto parece que está quedando atrás porque desde el punto de vista sanitario se ve un control de la pandemia. Puede haber brotes, seguro, pero el sistema sanitario lo puede controlar. Esta fase ha sido dura.

Otra fase se solapa con esta que es de recuperación. Volver a la normalidad que, en definitiva, no es nueva ni será una normalidad. Será una situación más bien anormal. Empezaremos con dificultades. Ahora bien, lo que hay que hacer es minimizar estas dificultades y salir a tope con lo que se pueda. Salvar los muebles.

Luego tenemos la fase de reconstrucción. No es esto de que hay que salir rápido y discutir lo menos posible. La reconstrucción es una cosa más de futuro, de reformas estructurales a diez años vista y reflexiones estratégicas. No se puede mezclar porque hay que tener mucho cuidado. Debatir según qué cosas te puede hacer perder el tren del futuro. De todos modos, como he dicho, salvar el verano es ganar la guerra de la recuperación. Hay que salir a tope en la cuestión del turismo para que la gente se anime.

Dicho esto, hemos presentado medidas transversales para el conjunto de la economía y otras más específicas para sectores especialmente dañados como son el comercio, el turismo, la hostelería y la automoción. En este último caso se ha juntado la pandemia con problemas que tenía el sector que son estructurales. En consecuencia, son sectores que requieren unas soluciones específicas.

Dentro de esto, las medidas generales esencialmente se relacionan con la necesidad de liquidez para preservar al máximo el tejido productivo y empresarial. Por otro lado, hay que mantener el empleo y atender a las personas que no tienen nada y que están en una situación de total vulnerabilidad. Estas medidas se apoyan con los avales de ICO, fundamentalmente, y con medidas fiscales de moratoria o suspensión de tributos. De otro lado, para el empleo se han estructurado los ERTE.

Esas medidas han sido buenas y están en la línea de lo que han hecho los países que están con nosotros en Europa. El diseño y la partitura han sido buenos pero tendrían que haber sido más contundentes en el volumen de recursos. Pero debe ser que la Hacienda pública no está demasiado bien. Han sido menores que en otros países como en Alemania, Italia o Francia. Se podría haber ido más allá. Ahora también habría que revisar algunas cuestiones.

Por ejemplo, los avales del ICO se hacen con un tiempo determinado de amortización, pero tendría que revisarse. Las empresas que se han quedado sin ingresos y lo están pasando fatal, es difícil que digieran este desastre el año que viene. Necesitan un poco de tiempo. Teniendo en cuenta que en la base de esta liquidez está el BCE dando facilidades nunca vistas, hay que aprovechar esto y facilitar el asunto a las empresas. Cualquier política tiene que ser de apoyo a las empresas porque el sistema está basado en la empresa.

Incluso lo del escudo social está bien pensado para atender a las personas de manera coyuntural, pero el escudo social principal es el apoyo a las empresas porque el empleo está ahí. Es fundamental procurar que no se pierda ni un empleo. Eso sí que es un escudo social.

Además de esto, ¿qué otras medidas concretas echa usted en falta?

En ciertos sectores tendría que ampliarse la proporción del aval, como se ha hecho en algún país que se ha avalado el 100%. Quizá lo necesitan el comercio y el turismo. Por otro lado, los tiempos. Un par de años de carencia y amortizar en seis años para que las empresas viables puedan hacer frente con una digestión más apropiada.

En cuanto a las medidas fiscales, el gobierno ha actuado timorato. No solo el estado central. Las autonomías y los ayuntamientos también. ¿Por qué tiene que pagar el IBI una empresa que ha cerrado y que no tiene ingresos? Si no hay ingreso no hay impuestos. Habría que haber ido más allá. En el tema de los ERTE, es un tema de magnitud y de tiempos. Por lo menos hasta final de año tendrían que extenderse. Se necesita una flexibilidad que se está regateando.

Es una buena medida que tiene que amoldarse a la recuperación. En el turismo, por ejemplo, es urgente abrir. Ya se tendría que haber abierto y se ha mantenido la frontera cerrada, además de cuarentenas que no tenían mucho sentido. Hay que confiar en el hotelero, que abra con unos cuantos empleados porque con todos no puede. Que pueda mantener a unos en el ERTE y a otros sacarlos para poder abrir. A medida que arranque, ir sacando a los demás. Pero mientras esto no ocurra, se tiene que mantener. Es de prever que el ERTE haya que mantenerlo por lo menos hasta final de año. Y en cambio están de una manera cicatera discutiendo que si ahora hasta septiembre. Oiga, que es una necesidad.

Este señor que dice que el turismo es una mala cosa… Parece que ha quedado claro que es una muy buena cosa.

Por ejemplo ocurre también con la política de tramos para los avales. Se dice que son 100 mil pero se va haciendo con tramos de 20 mil millones. ¿Por qué? Dé los 100 mil. Está usted poniendo un freno. Bastante lento ha ido de por sí. Lo mismo ocurre con los ERTE. ¿Por qué discutir hasta septiembre? Que se extienda lo que haga falta. Si entran cinco personas, pues cinco personas. Y si son más, los que sea necesario.

Se está hablando en el ámbito empresarial acerca de un aspecto que usted comentaba, de los impuestos. Se está pidiendo que no se suban impuestos. ¿Cree que a medio-largo plazo sí que habrá nuevos impuestos o se subirán algunos?

Atendiendo a que ahora nos encontramos en fase de recuperación, subir los impuestos es una temeridad. Es absurdo. Sería una política criticable, entre otras cosas porque con esto se desanima a la gente. No es que sea un incentivo subir los impuestos. Decirle a la gente, que lo está pasando fatal, encima te voy a subir los impuestos. En la recuperación, ni hablar de tocar los impuestos. En tiempos de turbulencia, no hacer mudanza.

Ahora bien, en tiempos de reconstrucción habrá que hablar de todo. Una de las cosas es la reforma fiscal. Ahí habrá que discutir y tendremos un debate. Unos querrán gravar a los ricos, otros incentivar el ahorro… Porque un país que no ahorra es mal asunto. Pero esto deberá ser un debate a largo plazo, no ahora.

Con respecto a los fondos europeos, el Gobierno pretende destinarlos a algunos sectores como son la transición ecológica y la transformación digital. ¿Le parecen apropiados estos sectores?

Por supuesto. La Unión Europea no va a dar esto gratis y sin más, sino en función de proyectos que estén en la línea estratégica de la UE. Ellos son la digitalización y la sostenibilidad así que seguros en esta dirección van bien. Otros proyectos también son necesarios para la reforma estructural de la economía española. La formación es un tema fundamental porque es el talento de la gente. El primer factor para la competitividad.

También están los sectores más afectados. El turismo es una de las líneas estratégicas de Europa. Es clave, igual que para España. Es el primer sector si consideramos la cadena valor, turismo, hostelería y comercio. La gente vive de esto y es importantísimo. La automoción es otro de los grandes temas que hay en Europa, y concretamente en España. Además, con el riesgo de que haya países que quieran llevarse lo que tenemos aquí. Hay que proteger la competitividad de nuestras plantas de producción automovilística.

Con respecto al enfoque turístico de la economía española. ¿Es una vulnerabilidad del sistema productivo español? ¿Habría que enfocarse a otros sectores?

No lo comparto. Comparto que es un factor esencial. Tenemos todos los factores de competitividad para el turismo y es un sector al alza. Por tanto, tenemos que apoyar este sector, sin ninguna duda. Reformar lo que haya que reformar, pero es fundamental. ¿Habría que diversificar? Sí, pero sin menguar el turismo. Tenemos que abrir horizontes en lo digital y en la sostenibilidad, pero no contradice eso lo anterior. Hay que tenerlo muy claro. Y no hay más que decir con gente que ahora se quedará callada y que está por la turismofobia. Este señor que dice que el turismo es una mala cosa… Parece que ha quedado claro que es una muy buena cosa.

Se habla mucho de flexibilización en el mercado laboral para ayudar a las empresas y para hacer frente a las urgencias que tienen ahora mismo. En pocas palabras, ¿en qué consiste esa flexibilización?

Lo que no puedes tener en una empresa es estar atado de pies y manos para la contratación de trabajadores. Mi concepción de la empresa es una comunión de intereses. Hay muchos planteamientos que parecen buscar un conflicto de intereses. También puede existir, evidentemente. Toda la lucha de clases del siglo XIX iba por ahí pero no es el caso que yo he vivido. Hay que proteger que haya esa comunión.

Un país que no ahorra es mal asunto

Tiene que haber la flexibilidad suficiente para el líder de la empresa y los dirigentes para que no se encuentren atados de manos en sus estrategias y en sus planes. Tienen que tener la máxima flexibilidad en sentido positivo, de colaboración entre los líderes de la empresa y los que trabajan en ella. Esto se va a imponer en el futuro, máxime cuando las tareas más manuales van a quedar eliminadas. La robótica y las nuevas tecnologías van a dejar sin sentido algunas tareas, que desaparecerán afortunadamente. Se abrirán nuevos horizontes y las personas tendrán que formarse. Lo contrario es mirar al pasado.

También se pide un ajuste en las cuentas públicas. ¿Qué gastos son los que habría que ajustar con mayor urgencia?

Lo que hay que hacer es eliminar los despilfarros y gastos que no tienen ningún sentido, ineficiencias, etc. Ocurre en el mundo público y en el privado, como se vio con las cajas de ahorros. Muchas desaparecieron porque se planteó de una manera descabellada. En el aspecto público los gastos también deben tener un control de eficiencia. No deben poder gastar en lo que quieran y en asesores que no sirvan para nada. Hay que vigilarlo.

Acerca de la reanudación de la actividad que busca aprovechar el verano. ¿Qué podría ocurrir si tenemos un nuevo rebrote? ¿Podría verse que se cierren de nuevo los negocios?

No debemos tener un nuevo rebrote. Tendremos brotes localizados. Esto es inevitable porque el virus está ahí. Hay que actuar con responsabilidad, protegiéndonos. Tienen que cumplirse las medidas. También hay que fortalecer el sistema sanitario para que no esté al borde del colapso como estuvo en marzo. Esto es responsabilidad de los gobernantes. Las autoridades deben establecer protocolos sanitarios, fortalecer el sistema sanitario existente y velar por que se cumplan las normas. Y en el caso de que haya nuevos rebrotes, hacer confinamientos selectivos. Lamentablemente un confinamiento general tuvo que hacerse porque se descontroló.

En esto soy optimista. No quiere decir que no haya desgracias, pero lo que hay que procurar es que esto sea lo mínimo y lo más localizado y controlado posible. Empieza también a hablarse de tratamientos interesantes y la vacuna acabará llegando. De todos modos, ahora hay un control que antes no teníamos

 

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