Los mandatarios europeos se muestran preocupados por la dependencia de las empresas del Viejo Continente de la tecnología de terceros, sobre todo de Asia y Estados Unidos. Entre esas herramientas, la inteligencia artificial (IA) representa una de las tecnologías con mayor potencial de crecimiento en el futuro cercano. Según las estimaciones de la Comisión Europea, […]
InternacionalDirigentes Digital
| 02 abr 2019
Los mandatarios europeos se muestran preocupados por la dependencia de las empresas del Viejo Continente de la tecnología de terceros, sobre todo de Asia y Estados Unidos. Entre esas herramientas, la inteligencia artificial (IA) representa una de las tecnologías con mayor potencial de crecimiento en el futuro cercano.
Según las estimaciones de la Comisión Europea, los ingresos de las empresas por esa actividad sobrepasaron los 6.400 millones de euros en 2016, pero esa cifra se multiplicará por seis a finales de 2020, hasta alcanzar los 37.000 millones de euros a nivel global.
No obstante, su potencial no queda ahí. La contribución de esta técnica a la economía mundial crecerá un 14% desde ahora hasta 2030. Así, la IA podría contribuir con 12,8 billones (sí, con “b”) de euros al PIB global. Con ese panorama la inversión en empresas que desarrollan ese tipo de soluciones se ha disparado en la última década.
Conforme a los datos de la consultora Venture Scanner, la financiación de start-ups especializadas en aplicaciones de inteligencia artificial se cifró en 640 millones de euros en 2012 a nivel mundial. Su evolución ha sido moderada durante los siguientes años, hasta 2017, cuando pasó de 3.300 millones de euros a los 11.350 millones, más del triple en un año. De ese modo, la financiación se ha multiplicado por veinte desde 2012 hasta 2017.
En todo caso, la realidad muestra que las empresas europeas se encuentran lejos en inversión de las dos grandes potencias tecnológicas. Mientras que América del Norte invirtió 12.000 millones de euros, Asia alcanzó los 6.500 millones de euros, algo más de la mitad. Por su parte, la inversión privada europea llega a los 3.500 millones de euros.
Esta diferencia se explica, según recoge el Banco de España en uno de sus últimos informes, por la existencia de proveedores destacados a escala mundial en Asia y Estados Unidos. De ese modo, se encuentran “en una situación privilegiada” para desarrollar ese tipo de herramientas y disponen “tanto de las infraestructuras como del volumen de datos necesarios” para hacerlo.
Para compensar ese desequilibrio entre Europa y el resto, el Ejecutivo comunitario se ha propuesto impulsar y coordinar las inversiones públicas y privadas. Se prevén inversiones de 20 mil millones de euros hasta finales de 2020 para la investigación e innovación de la inteligencia artificial entre el sector privado y el público. La propia Comisión reforzará esa cantidad con 1.500 millones adicionales. Después, desde 2021 a 2027, la cifra ascendería a 7.000 millones de euros.