La emergencia económica de otras naciones del mundo, como China, ha puesto en cuestión el sostenimiento de un patrón monetario basado exclusivamente en el dólar americano (sobre todo, tras las sucesivas expansiones monetarias dictaminadas tras estallar la crisis en EE.UU). El primer ministro chino, Wen Jiabao, expresó la preocupación de China por el valor de […]
InternacionalDirigentes Digital
| 15 mar 2019
La emergencia económica de otras naciones del mundo, como China, ha puesto en cuestión el sostenimiento de un patrón monetario basado exclusivamente en el dólar americano (sobre todo, tras las sucesivas expansiones monetarias dictaminadas tras estallar la crisis en EE.UU). El primer ministro chino, Wen Jiabao, expresó la preocupación de China por el valor de sus activos denominados en dólares durante las asambleas anuales chinas de 2009. Y Zhou Xiaochuan, gobernador entonces del Banco Central de China (PBOC), propuso crear una nueva divisa de reserva sin relación directa con países que instrumentalizan su moneda para consumir a cargo del crédito internacional. Sin nombrarlo explícitamente, Zhou estaba refiriéndose a la idea de sustituir al dólar estadounidense por otra divisa internacional de reserva más estable, emitida desde el FMI.
En el caso concreto de EE.UU., el desahorro de los años anteriores a la crisis había sido financiado con fondos prestados del exterior, fundamentalmente de China, lo cual incrementó sustancialmente sus déficits gemelos. La expansión fiscal estadounidense, junto con aumentos bruscos de la inversión en vivienda, dieron lugar a un crecimiento notable del déficit por cuenta corriente. El déficit público, por otra parte, creció exponencialmente hasta situarse en niveles cercanos al 75% del PIB. Y actualmente, lejos de haber disminuído, ambos se sitúan en niveles superiores a los registrados tras estallar la crisis del año 2008.
En 2008, China llegó a acumular derivados hipotecarios subprime estadounidenses (MORTGAGE BACKED SECURITIES o MBS) valorados en 368 mil millones de dólares, casi un 20% de sus reservas totales. Actualmente, dicha cifra se ha visto reducida a algo menos de la mitad, el equivalente al 5% de sus reservas internacionales en 2018. Y, pese a seguir siendo el primer acreedor de los bonos del tesoro estadounidenes, sus tenencias se han reducido bastante. China, en definitiva, está transmitiendo un mensaje claro de no apostar por activos financieros estadounidenses que pueden depreciarse súbitamente si estallara una nueva crisis de deuda en Estados Unidos. Primero, al considerar que el crecimiento actual de la deuda norteamericana es insostenible, como se demostró en 2008. Y, en segundo lugar, al entender que la FED penaliza gravemente el ahorro con cada QE.